MANIFESTACIONES

Francia prohíbe manifestaciones pro-Palestina

 El tribunal administrativo de París sostiene la prohibición de una manifestación pro-palestina, citando un ambiente de «violencia extrema» y un resurgimiento de actos antisemitas.

En un clima marcado por la tensión y la violencia, Francia se ha convertido en un terreno donde la libertad de manifestación se encuentra en una delicada balanza con la preservación del orden público. El tribunal administrativo de París ha decidido mantener la prohibición emitida por la prefectura de la capital de una manifestación pro Palestina, programada para este jueves en la Plaza de la República, citando un ambiente de «violencia extrema» y un «resurgimiento de actos antisemitas».

«El juez recuerda, en primer lugar, que el respeto de la libertad de manifestación debe conciliarse con el mantenimiento del orden público y que su preservación puede llevar a la administración, bajo la decisión del juez, a prohibir una manifestación», indica un comunicado del tribunal.

Esta decisión llega en un momento en que la violencia en el Medio Oriente resuena en las calles de Francia. Desde el lanzamiento de la ofensiva por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) contra Israel el pasado sábado, se ha registrado un aumento en los actos antisemitas en todo el territorio francés.

La Portavocía del Ministerio del Interior francés ha señalado en la red social X, anteriormente conocida como Twitter, que se han registrado más de 100 actos antisemitas y 2.000 informes desde el sábado. Esta situación ha llevado a un reforzamiento de la vigilancia, especialmente en los lugares de culto y en los institutos de la comunidad judía.

El comunicado del tribunal recalca que la prefectura «no provocó un ataque grave y manifiestamente ilegal contra las libertades de expresión, reunión y manifestación», en un contexto marcado por el «aumento del riesgo de atentados terroristas» en Francia.

La restricción a las manifestaciones pro-palestinas ilustra la tensión palpable, no solo en las regiones en conflicto sino en las naciones de todo el mundo. Se plantea un delicado acto de equilibrio donde la libertad de expresión y el derecho a manifestarse se enfrentan a la imperante necesidad de mantener el orden público y garantizar la seguridad de los ciudadanos. En este escenario, Francia se convierte en un espejo del conflicto global, reflejando las complicaciones inherentes a una situación marcada por la violencia, la pasión y la incertidumbre.