Luis Gilberto Murillo y Antony Blinken exploran nuevas rutas diplomáticas para abordar la crisis venezolana, respetando soberanías y derechos humanos en un diálogo que incluye a Brasil y México.
El ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Luis Gilberto Murillo, y el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, sostuvieron una conversación clave que, lejos de ser un simple intercambio de cortesías, se perfiló como un tejido de colaboraciones multilaterales.
«Conversamos con el secretario de Estado, Antony Blinken, con quien resaltamos el buen ambiente que existe en nuestra relación con Estados Unidos y los planes de Colombia para establecer canales de colaboración con el pueblo y el Gobierno de Haití», expresó Murillo. Pero la verdadera clave del intercambio fue el enfoque conjunto que Colombia, Brasil y México están tomando para enfrentar la crisis venezolana. Un esfuerzo diplomático que, según Murillo, se basa en «el pleno respeto a la soberanía del país vecino» y en evitar cualquier tipo de injerencia, manteniendo siempre en el horizonte el respeto a los derechos humanos.
En un contexto donde las relaciones internacionales están cargadas de tensiones y susceptibilidades, Murillo enfatizó la importancia de evitar la interferencia en los asuntos internos de Venezuela, una postura que resuena con la reciente abstención de Colombia durante la votación en el Consejo Permanente de la OEA el pasado 31 de julio. La resolución, que exigía a las autoridades venezolanas la publicación inmediata de las actas de las elecciones presidenciales y garantizaba la seguridad del personal diplomático, encontró a Colombia optando por la neutralidad, sumándose a otros 10 países que también se abstuvieron.
Mientras tanto, desde el otro lado del Atlántico, Vedant Patel, portavoz adjunto principal de la Secretaría de Estado de EE.UU., agradeció los esfuerzos de Colombia en su papel como mediador y promotor del diálogo. En palabras de Patel, Colombia se ha convertido en un actor clave en «la restauración de la democracia en Venezuela».
La conversación entre Murillo y Blinken también abordó temas delicados, como la necesidad urgente de que las autoridades venezolanas proporcionen resultados claros y transparentes de las elecciones presidenciales celebradas el 28 de julio, y de que las fuerzas de seguridad venezolanas se abstengan de «infringir los derechos humanos y de restringir la libertad de expresión de los ciudadanos venezolanos».