La nueva normativa busca bloquear la entrada de vehículos conectados y autónomos de origen chino y ruso en EE. UU. antes de enero de 2025.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha lanzado una ofensiva clave en su último año de mandato: prohibir los vehículos conectados y autónomos fabricados con tecnología vinculada a China y Rusia. La normativa, anunciada este lunes, apunta directamente a las preocupaciones de seguridad nacional, bloqueando en la práctica la entrada de vehículos chinos nuevos al mercado estadounidense.
La medida, que aún debe pasar por un periodo de 30 días de consulta pública, tiene como objetivo entrar en vigor antes de enero de 2025, fecha en la que Biden dejará la Casa Blanca. «Los automóviles ya no son solo acero y metal sobre ruedas», explicó la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, durante una conferencia de prensa, aludiendo al peligro que representa el acceso a los módulos Bluetooth, satelitales y celulares de estos vehículos por parte de gobiernos extranjeros.
El miedo a que empresas chinas y rusas accedan a datos críticos de conductores o que puedan incluso controlar remotamente estos automóviles ha encendido las alarmas en Washington. Según la administración, casi todos los vehículos nuevos en las carreteras de EE. UU. son «conectados», lo que los hace vulnerables a ciberataques o manipulación externa.
Con esta normativa, Biden pretende blindar el futuro de la movilidad en Estados Unidos, a medida que los vehículos autónomos y conectados se vuelven más comunes. El debate sobre la medida promete ser intenso, con la industria automotriz y aliados internacionales a la expectativa.