Con un 49% de apoyo frente al 46% de Trump, Harris lidera la carrera a nivel nacional, pero en los estados clave todo sigue tan reñido como un final de película.
Kamala Harris va adelante. Así lo dicen las encuestas nacionales, donde la candidata demócrata marca un 49% de las intenciones de voto frente al 46% de Donald Trump. Genial para el titular, pero ¿es suficiente para cantar victoria? Spoiler alert: no lo es. En Estados Unidos, la elección no se gana por votos nacionales, sino en ese puñado de estados que deciden todo y donde ambos candidatos siguen empatados hasta en el tamaño del ego.
Los números son claros: Harris sigue adelante en varias encuestas. En el sondeo de Reuters/Ipsos, Harris va ganando 46% a 43%, mientras que en la encuesta de New York Times/Siena, la diferencia es de 49% a 46%. Primera vez que Harris le gana a Trump en este grupo de encuestas desde julio. Pero, honestamente, todo se trata de lo que pase en los estados clave. Ahí es donde la batalla es real, y donde cualquier movimiento puede cambiar la historia.
Arizona, Pensilvania, Nevada, Georgia… esos son los estados que tienen la sartén por el mango. Harris puede seguir tomándose selfies con la diferencia nacional, pero si no asegura esos estados, todo esto no va a importar mucho. Los dos candidatos siguen peleando con uñas y dientes cada uno de esos puntos clave, y lo que pase ahí será lo que decida quién se muda o vuelve a la Casa Blanca.
Harris, con su tono centrista y su «vamos a sumar a todos» (incluso a los republicanos moderados), ha tratado de robarle el voto a los que ya no pueden ni ver a Trump. Se ha visto abrazando a gente como Liz Cheney, excongresista republicana y enemiga jurada de Trump. Y esta semana, lanzó la bomba: si gana, pondrá a un republicano en su gabinete. Apuesta arriesgada, pero parece que le está funcionando. El 9% de los republicanos la apoyan ahora, frente al 5% de hace unos meses, según The New York Times.
Y luego está el media tour de Harris, que no ha sido nada aburrido. Desde sentarse a tomarse una cerveza en The Late Show with Stephen Colbert, donde no dudó en destrozar a Trump por «admirar dictadores» como Putin, hasta su aparición en The View para hablar de su plan para expandir Medicare. En cada parada, ha dejado claro que su rival no solo es una amenaza para la democracia, sino también para la salud mental colectiva.
Durante su charla con Colbert, Harris no se contuvo. Habló de cómo Trump envió kits de pruebas de COVID-19 a Rusia mientras millones de estadounidenses seguían en pánico, sin poder hacerse una prueba. «Este hombre manda tests a Putin, ¿y qué pasa con el pueblo americano? Deberían ser tus primeros amigos», lanzó Harris, sin filtro alguno.
Y claro, Colbert también le metió leña al fuego. En referencia a la ausencia de Trump en el programa, lanzó: “Invitamos a Kamala Harris a ser nuestra invitada esta noche… En aras de la justicia, también invitamos a Donald Trump a que se vaya a la m—”. El público enloqueció, y Harris se reía, cerveza en mano, recordando los días en que podía ir al estadio con Doug Emhoff.
Con apenas semanas para el gran día, Harris va ganando la narrativa y el apoyo, pero con Trump nunca se puede bajar la guardia. Los estados clave siguen siendo el verdadero juego. Hasta entonces, cada encuesta es solo eso: números que pueden cambiar tan rápido como los tuits de Trump.