Por Héctor Becerra y Francisco Poleo
El presidente de Estados Unidos (EE.UU), Barack Obama, pronunció este martes su último discurso como mandatario en la ciudad de Chicago, donde inició su carrera política hasta alcanzar la jefatura de Estado en 2008 y gobernar por ocho años. Independientemente de si se está o no de acuerdo con la gestión de Obama, sus palabras de despedida han dado la vuelta al mundo, considerando que se retira de la gestión pública un político que rompió esquemas.
Obama aseguró que si hubiera prometido todos los logros de su Gobierno al inicio, “ustedes me habrían dicho que establecimos metas muy altas”, pero destacó que aún le quedaron muchas cosas por solucionar. Entre los temas pendientes, quedará en la memoria su desempeño internacional. Sus detractores internos consideran que el presidente saliente se concentró demasiados en los problemas del mundo, mientras sus detractores externos establecen que fue un dirigente irresoluto que causó desestabilización en Cuba, Latinoamérica, Egipto, Libia y otros lugares. Hay para todos los gustos.
Entre estas señaló a la desigualdad entre ricos y pobres que «socava nuestros principios democráticos», y aseveró que es necesario disminuir la brecha y pensar en todos aquellos que entran al país y sus hijos, debido a que serán parte del futuro de Estados Unidos. Obama se va en lo más alto de la cúspide liberal, entendiendo a la mencionada corriente ideológica como se entiende en Estados Unidos: el progresismo o democracia social. Precisamente, su proyección en temas abstractos para el pueblo de a pie, el que está concentrado en el centro y el sur de Estados Unidos, alejado de las grandes metrópolis globalizadas, le pasó factura en su legado. Donald Trump, prometiendo hacer todo lo contrario a Obama, se llevó sorpresivamente la victoria aunque la mayoría del país haya apoyado a la candidata del partido del todavía mandatario, Hillary Clinton. Cosas de un sistema de votación no directo.
Al grito de “Yes we can” y “Yes, we did”, Barack Obama cerró su discurso con un agradecimiento a su esposa y a su vicepresidente, Joe Biden, al que consideró como un hermano. Para bien o para mal, dependiendo del prisma desde dónde se mire, se va un presidente disruptivo.