Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad, para el gobierno es una burla al pueblo

Para Göbbels «una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad»; para el gobierno, representa una burla contra el pueblo.

El gobierno viene afirmando una mentira tan grande como la catedral de San Pedro al afirmar que luego de Hugo Chávez Maduro ha sido el mandatario más atacado. Esta mentira seguramente entre sus seguidores se convertirá en una leyenda urbana; sin embargo, la historia real es otra: Rómulo Betancourt (padre de la democracia) fue atacado despiadadamente por el castrocomunismo. Ni Chávez ni Maduro saben lo que es un bombazo contra la caravana presidencial. Que venezolano de la época no recuerda al  presidente Betancourt ante la TV a pocas horas del intento de magnicidio. Ni Chávez ni Maduro han tenido que enfrentar tres golpes militares de derecha y de izquierda -el Carupanazo, el Porteñazo y el Barcelonazo. Muchos de esos alzados en armas contra la Democracia hoy son embajadores o forman parte del Alto Gobierno

La verdadera historia está escrita sobre las lápidas de los caídos por los ñangaras financiados por Castro. En el cementerio General del Sur en Caracas yacen una gran cantidad de venezolanos muertos por la guerrilla urbana- La consigna de aquellos tiempos era matar a un policía cada noche. La masacre del tren del Encanto fue otro acto terrorista atroz. Un comando terrorista de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) asesinó de manera sanguinaria a cinco efectivos de la Guardia Nacional, lo que desencadenó una ola de indignación nacional. Esta acción vil y cobarde fue reivindicada por el MIR y el PCV como un acto de «rebeldía justificada», lo cual demuestra que la guerra a muerte adelantada por la izquierda insurreccional era a plomo limpio y no  de simples consignas.

En cambio, el Sr. Maduro se siente atacado cuando el pueblo manifiesta su descontento en las redes sociales por la carestía de alimentos o medicinas. Se considera amenazado por unos jóvenes con escudos de cartón enfrentados a las tanquetas y pertrechos antimotines chinos. Para el Sr. Maduro pedir garantías en unas elecciones es conspirar contra el gobierno, la revolución y socialismo del siglo XXI.

El 22 del próximo mes se producirá una comedia electoral muy particular, si bien Maduro (durante este periodo) pudo haber gozado de legitimidad -aunque su elección fue producto de una oportunista interpretación de la Constitución que impedía al vicepresidente ser candidato-, en esta oportunidad su elección carecerá de la legitimidad por diferentes razones: dos de ellas son la convocatoria realizada por una ANC írrita y nula, dictada en La Habana; y otra más triste y vergonzosa es la participación de unos esquiroles como candidatos para lavarle la cara al régimen ante la comunidad internacional, la cual -ya anticipadamente- ha dicho que no reconocerá unas elecciones adelantadas a conveniencia. Al respecto algunas personas se preguntan de qué vale el no reconocimiento y las sanciones internacionales. Las sanciones no buscan derrocar al gobierno, pero sí reinsertarlo dentro de la senda democrática o asfixiarlo y creo que ya al gobierno le llegó el agua a la nariz cuando rompió las negociaciones en Dominicana.