Un inmenso incendio forestal dejó al menos 62 muertos, muchos de ellos calcinados en el interior de sus vehículos, y decenas de heridos en el centro de Portugal, donde este domingo los bomberos seguían luchando contra las llamas.
Cerca de 700 bomberos y 220 vehículos combatían por la mañana el fuego que se declaró el sábado por la tarde en la localidad de Pedrogao Grande, a unos 50 km de Coimbra, en la región de Leira, para extenderse después rápidamente por varios frentes.
Según un nuevo balance anunciado el domingo por el secretario de Estado del Interior, Jorge Gomes, el incendio dejó 57 muertos y 59 heridos.
El fuego “sigue avanzando en cuatro frentes, dos de ellos de una gran violencia”, precisó.
Muchas de las víctimas se vieron atrapadas por las llamas en el interior de sus vehículos cuando circulaban por una carretera cercana. “Es difícil decir si estaban huyendo del fuego o fueron sorprendidos por él”, según Gomes.
Decenas de personas que huyeron de sus casas fueron acogidas por los habitantes de una localidad cercana, Ansiao.
“Hay gente que llegó diciendo que no quería morir en su casa, envueltas por las llamas”, explicó a la prensa uno de ellos, Ricardo Tristao.
Al amanecer, una decena de bomberos estaban desplegados con sus dos camiones cerca de un pequeño estanque en la aldea de Bouça, perteneciente al municipio de Penela, para evitar que las llamas se propagasen.
“Hemos tenido un momento muy tenso en el pueblo de Moninhos Cimeiros, varias viviendas tuvieron que ser evacuadas y si no hubiésemos estado ahí todo habría partido en humo”, explicó uno de ellos, Mario Maia, a la AFP.
“La prioridad ahora es salvar a las personas que puedan seguir en peligro”, declaró, muy afectado, el primer ministro portugués Antonio Costa, desde la sede de la Protección Civil, cerca de Lisboa.
Advirtiendo que “es posible que haya más víctimas mortales”, Costa reconoció: “Desgraciadamente, esta es sin duda la peor tragedia que hemos conocido en estos últimos años en términos de los incendios forestales”.
El sábado Portugal se vio afectado por una fuerte ola de calor, con temperaturas que superaron los 40 grados en varias regiones.
Unos 60 incendios forestales se declararon en todo el país durante la noche y cerca de 1.700 bomberos fueron movilizados para combatirlos.
Los incendios podrían haber sido provocados por la caída de rayos en zonas donde se registraron tormentas eléctricas, explicó el primer ministro Costa.
El principal incendio alcanzó varios pueblos y se pusieron en marcha planes de evacuación, afirmó sin poder precisar cuántas personas se vieron afectadas.
España envió el domingo por la mañana dos Canadairs a la zona para reforzar el dispositivo de los bomberos portugueses en tierra, señaló Costa, precisando que se anunciará próximamente un periodo de duelo nacional.
“Mis pensamientos están con las víctimas en Portugal”, afirmó en un tuit el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. “Admiro el valor de los bomberos. Se activó el mecanismo de protección civil de la UE y ayudaremos”, añadió.
El presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, se desplazó a la región de Leiria y dio el pésame a las familias de las víctimas, “compartiendo su dolor, en nombre de todos los portugueses”.
El mandatario rindió también un homenaje a las labores de los bomberos y aseguró que, viendo las condiciones, “lo que se ha hecho es lo máximo que se podía hacer”.
Relativamente a salvo del fuego en 2014 y 2015, una ola de incendios sacudió Portugal el año pasado, que devastaron más de 100.000 hectáreas de su territorio continental.
En la isla turística de Madeira, donde el fuego causó tres muertos en agosto, 5.400 hectáreas fueron devoradas por las llamas en 2016 y unas 40 viviendas quedaron destruidas.
En 2003, varios incendios dejaron una veintena de muertos. Y en 1966, un violento incendio causó la muerte a 25 militares que habían intentado en vano controlarlo.