El canciller de México, Luis Videgaray, reveló ayer que la resolución sobre la crisis por la que atraviesa Venezuela no prosperó, debido a que a último minuto tres países del Caribe retiraron su apoyo al texto en la reunión de cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Sin precisar cuales fueron estas naciones, el Canciller indicó que «la sorpresa vino por algunas naciones del Caribe que hasta algunos minutos antes nos habían comunicado que votarían a favor».
Estas naciones pudieron ser Granada, Trinidad y Tobago y Antigua y Barbuda que han apoyado algunas de las iniciativas del grupo de 14 países que abogan por la restitución de la democracia en Venezuela, pero que se ven atados por la Comunidad del Caribe (CARICOM) donde el régimen de Nicolás Maduro tiene fuerte influencia.
Sin embargo, hay una fuerte división dentro de esta organización, debido a que, a pesar de las presiones de régimen venezolano, 6 países votaron a favor de la resolución acerca de Venezuela.
Bahamas, Guyana, Barbados, Jamaica, Belice y Santa Lucía apoyaron el texto critico a Maduro, lo que fue agradecido por Videgaray en la rueda de prensa posterior a la Asamblea General de la OEA.
La reunión de cancilleres celebrada el lunes terminó sin aprobar ninguna resolución, a falta de 3 votos para que el texto que condenaba la Constituyente, pedía la liberación de presos políticos, entre otras peticiones fuera aprobado y en cuya votación varias naciones se abstuvieron y tres votaron en contra.
Tras la falta de consenso en la reunión de cancilleres, Videgaray y el grupo de 14 países críticos al actuar de Maduro esperaban aprobar una resolución dentro de la Asamblea General de la OEA, debido a que el tema tiene varios meses sobre la mesa y no han logrado una posición consensuada entre la mayoría de los países.
A pesar de que no se aprobó una resolución en la reunión de cancilleres o en la Asamblea General, el tema de Venezuela se mantiene, debido a que el lunes los ministros de Relaciones Exteriores decidieron suspender la sesión y con la posibilidad de que los cancilleres sean convocados en cualquier momento para votar por una resolución.