Unas cajas cuyo contenido se desconoce pero que estaban identificadas con el logo del Consejo Nacional Electoral (CNE). Eso fue el detonante de un día largo con una noche aún más larga.
Parecía una sesión más de la Asamblea donde se discutía sobre los artículos 333 y 350 y sobre cómo «pasar de la retórica a la ejecución», según indicaba la diputada María Beatriz Martínez.
Un debate que no concluyó en acuerdo pero sí en el compromiso de reunirse con distintos sectores del país para la «construcción de un acuerdo» en torno a estos artículos.
Aprobado este punto, inició el debate sobre la utilización de armas de fuego en manifestaciones
Mientras transcurría la sesión dentro del hemiciclo de sesiones, afuera, en los jardines comenzaban a ingresar funcionarios de la Guardia Nacional transportando estas cajas negras identificadas con el logro del CNE hacia el puesto que ese componente tiene dentro del Palacio Federal Legislativo.
Una situación atípica.
Una vez que varios diputados se percataron del hecho, acudieron al puesto para preguntar qué contenían esas cajas.
Durante minutos, hubo exigencias y discusiones que se volvieron altisonantes hasta que, en un momento dado, las puertas se abrieron y los Guardias comenzaron a sacar a empujones a los diputados y prensa presentes.
Una situación violenta y confusa que se prolongó por varios minutos más y que ameritó que la sesión se suspendiera.
Al lugar llegaron tanto el presidente de la Asamblea, Julio Borges como el primer vicepresidente, Freddy Guevara para tratar de mediar.
Los guardias hacían caso omiso a la presencia de los diputados. Cabe acotar, diputados dentro del Palacio Federal.
Pasado un tiempo, y mientras Borges seguía exigiendo hablar con el coronel Vladimir Lugo, quien tiene a cargo la custodia de la Asamblea, el CNE y el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), le indicaban que «esperará».
Diputados, como Henry Ramos Allup le decía que no esperara, que se fuera mientras visiblemente indignado, señalaba que «nunca en mi carrera como diputado había visto que un Guardia levantara la mano a un parlamentario».
Otros, como el diputado Juan Miguel Matheus, le recordaba a los soldados que no estaban obligados a cumplir órdenes «ilegales», según él y que, si lo hacían, tenían que asumir las consecuencias.
También los increpaba indicándoles que estaban en el Palacio Federal a lo que uno de los guardias respondió,»desconozco el Palacio Federal».
Mientras esto ocurría, dos Guardias femeninas grababan a diputados y periodistas.
Finalmente, el diputado Borges ingresó, solo, a hablar con el funcionario militar.
De esto, se conoció un vídeo, grabado por la propia GN, en el que se ve cómo Borges es sacado y empujado por el coronel Lugo.
Minutos después, a la Asamblea comenzaron a llegar afectos al oficialismo quienes durante más de cinco horas, amenazaban con ingresar.
Cohetones y fuegos artificiales eran lanzados hacia la Asamblea durante varias horas.
Algunos de ellos hirieron a un miembro de la seguridad del Parlamento y afectaron carros que se encontraban allí.
Gritos de «¡asesinos!» o «las calles son del pueblo» y otros más subidos de tono, eran parte del repertorio.
Extraña la actitud de la GN quienes, aún y cuando tenían equipo antimotín, nunca lo usaron. Por el contrario, en un momento dado se encontraban «reposando» en las escalinatas del Palacio mientras estas personas impedían la salida de diputados, trabajadores y prensa.
Algunos señalaron entre dientes que no tenían órdenes de dispersar a quienes rodeaban la Asamblea. Una zona de seguridad, por cierto.
Así, transcurrían las horas. Las personas en los jardines, reflejaban primero, preocupación luego resignación.
Ambas caras variaban según aunaban o disminuían según los gritos de los oficialistas que hasta se montaron en las rejas que dan ingreso a la Asamblea.
En momentos de «descuido», algunos diputados y personal pudieron escabullirse y salir.
Esto hizo que los oficialistas estuviesen más pendientes y, apenas veían un movimiento, corrían por la zona.
Mientras esto ocurría en esa zona del centro, los diputados se enteraban por Twitter y otros medios, lo que ocurría con un supuesto helicóptero que habría disparado contra el TSJ. Otra situación confusa puesto que, pese a la cercanía de ambas instituciones, nunca se escuchó nada en el Parlamento.
Ya a eso de las 10:00pm, la GN informó que harían una especie de «pasillo» para que las personas encerradas en la Asamblea pudiesen salir.
No fue un «pasillo» de honor cómo se acostumbra en el fútbol. Nada más lejos de eso.
Los oficialistas gritaban y lanzaban botellas y otros objetos mientras las personas salían de la Asamblea.
Incluso, lanzaron cohetones que afectaron a varias personas.
El asedio por más de cuatro horas no fue suficiente. Tampoco la inacción de los cuerpos de seguridad.
Los carros de varios medios que estaban estacionados cerca de l Asamblea fueron violentados.
Cauchos dañados, vidrios rotos y hasta abolladuras presentaban los vehículos. Todo, bajo la mirada de GN y la policía de Caracas que también estaba en el sitio.
Cómo hecho curioso, dos, en realidad, los oficialistas, entre sus consignas, gritaban «no quemamos gente, queremos Constituyente». Sin embargo, los cohetones, usados con pólvora, fueron lanzados contra las personas dentro y fuera de la Asamblea.
Otra «curiosidad» es que el gobierno ha condenado la presencia de niños en las manifestaciones opositoras pero, ayer y hasta altas horas de la noche, entre los oficialistas habían varios niños.
Pese a esta situación, los diputados insisten en que continuarán con la organización de acciones para detener la Asamblea Nacional Constituyente y que, el pueblo los puso y será «el pueblo el que nos saque».
Nunca se supo qué contenían las cajas, aunque algunos militares aseguraron que se trataría de material de las validaciones de partidos a lo que valdría preguntar, ¿por qué se guarda ese material en la sede de la GN dentro de la Asamblea?
A poco menos de un mes, la conflictividad no parece ceder. Al contrario, cada día gana más terreno.
Foto @Truja