EFE

El asalto a la Asamblea Nacional fue un acto terrorista que le mostró al mundo la imagen de la violencia

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El acto terrorista contra la Asamblea Nacional (AN) el pasado martes 5 de julio, con ocasión de celebrarse los 206 años del «Acta de la declaración de Independencia», suscrita por los padres de la República en Caracas, el 5 de julio de 1811, fue desarrollado con la aviesa intención de matar y herir. Los videos y audios publicados dan cuenta de la perversa acción perpetrada con la concupiscencia del alto Gobierno y de sus comandos militares y del Polo Patriótico.

Tiene una lógica para Maduro, ya que para el Régimen es imprescindible acabar con todo vestigio del «derecho burgués» para imponer un nuevo Estado comunal que conlleve a la felicidad, mediante la cual coloca a sus seguidores en condiciones que permiten a «todos», sin excepción, ejercer las funciones del Estado Comunal, y esto conduce a la extinción completa del Estado democrático y social de Derecho y Justicia.

La acción terrorista contra la AN pudo haber producido decenas de muertos, ya que la agresión terrorista fue tan violenta, tan agresiva, tan llena de odio que a la saña y los objetos contundentes se suman las armas de fuego que dispararon. Las ventanas del segundo piso del Palacio Legislativo tienen las huellas de los disparos.

El saldo de este acto terrorista incluye cuatro diputados (Américo de Grazia, Armando de Armas, Luis Padilla, Luis Regnault) heridos de gravedad; siete diputados heridos de consideración; seis empleados y periodistas heridos.

Como había finalizado el acto de la sesión especial fuimos cerca de 400 personas las que sufrimos juntos el secuestro de 10 horas.

Los diputados nos enfrentamos a las hordas fascistas e impedimos  la toma del hemiciclo. Cada uno de nosotros hicimos  lo que las circunstancias permiten.

Todos resistimos y defendimos la AN. Logramos hacer las dos sesiones: la especial y la ordinaria. En esta última aprobamos la convocatoria de la Consulta Popular que se llevará a efecto el 16 de julio dentro del contexto de los artículos 5, 70 y 71 constitucionales.

Aún secuestrados nadie se amilanó. Cada diputado informaba nacional e internacionalmente lo que estaba sucediendo, la junta directiva daba partes de la situación, otros dábamos declaraciones como el caso del compañero Henry Ramos quien mantenía informado al partido, a la MUD y a Venezuela.

Tuvimos la oportunidad de llamar por WhatsApp a cancilleres, a parlamentarios del Parlasur, a varios Congresos, a la OEA y a la ONU. La respuesta fue inmediata así como el repudio y la condena universal.

Leal como siempre, Luis Almagro nos señaló que lo sucedido justificaba la convocatoria del Consejo Permanente de la OEA.

El asalto a la AN fue un acto terrorista que se enmarca en un espejo que repite no nuestro rostro sino el de nuestro demonio. Si algo quedó claro es que esta agresión terrorista no es más que la imagen invertida del terror estatal del régimen de Maduro.

¿Se quiere exorcizar al demonio del terrorismo que vivimos ese día? Pues bien, les dejo la respuesta y el método para hacerlo.

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