La Comunidad Internacional y Venezuela… ¿eficacia diplomática o tibieza multilateral?

«Es necesario comenzar a aplicar sanciones selectivas hacia funcionarios en Venezuela»

Beatriz Becerra

«A Maduro lo tenemos que sacar los venezolanos»

Fernando Gerbasi

La Comunidad Internacional ha hecho uno de sus mejores esfuerzos en la historia por pronunciarse en favor del pueblo venezolano y han puesto contra la pared al régimen de Maduro, a quien, por supuesto, no parece importarle nada de esto. Y es normal que no le importe, porque no conoce el verdadero valor de la diplomacia (sí, el ex-canciller venezolano y ahora presidente, no tiene ni idea de lo que eso es). De modo que el panorama es: una gran presión internacional que no presiona al ejecutivo venezolano, por ignorante. 

Sobre este asunto, en Zeta hemos conversado en Madrid con dos diplomáticos cuya visión de esta situación resulta muy similar, con sus matices. El primero de ellos es Fernando Gerbasi, otrora embajador de Venezuela y la segunda es la eurodiputada liberal española, Beatriz Becerra, vicepresidenta de la Subcomisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo. Ambos coinciden en tres puntos fundamentales: 1.El papel de España en la postura internacional sobre Venezuela es crucial. 2.La Comunidad Internacional ha sido “eficaz” y 3. pPara salir del régimen de Nicolás Maduro, hace falta una estrategia unitaria que aglomere a todos los sectores políticos, sociales y económicos del país, sin olvidar y también la ayuda de la Comunidad Internacional. Pero primero, los venezolanos. O como diría el embajador Gerbasi: “A Maduro no lo va a sacar la Comunidad Internacional. A Maduro lo tenemos que sacar los venezolanos”. 

Un largo viacrucis ha sufrido la democracia en Venezuela desde el comienzo de su historia republicana. Desde José Leonardo Chirinos, líder del primer intento independentista en 1795, hasta Nicolás Maduro, hay mucha tela que cortar. Simón Bolívar debe estar revolcándose en su tumba, si es que sigue allí después de que Chávez profanara sus restos el 16 de julio de 2010 (que si hubiese sabido que 7 años más tarde, ese mismo día, más de 7 millones de venezolanos regados por el mundo le iban a decir que NO rotundamente, a su hijo político, tal vez hubiera dejado al Libertador tranquilo).

En definitiva, ese largo recorrido independentista parece que aún no ha terminado. Hoy en día, en pleno siglo XXI y 206 años después, seguimos siendo dependientes. Dependientes de un mesías intergaláctico, de un populista reencauchado, del hermano de un comandante muerto, de la droga, del narcotráfico, del petrodólar… pero sobretodo, dependientes de las migajas que puedan tirarle al pueblo, ese pueblo que sufre, día tras día, los embates de las ansias de poder de sus gobernantes, hurgando entre la basura, intentando no morir -por una causo o por otra-.

En 1975, Chirinos quería separarse de España. En 1811, Bolívar lo consiguió. En 2017, pedimos a España que nos eche una mano con esta lucha por la Libertad. Sí, entremedias, dos siglos de historia. Siempre nosotros. Siempre España. 

Del Referendum a la Constituyente: 

la importancia de España en el conflicto venezolano

Ante la actual situación que vive Venezuela, la no realización del Referéndum Revocatorio exigido por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en 2016 y la reciente aprobación de la Asamblea Nacional Constituyente de Maduro, el embajador Fernando Gerbasi ha explicado que “el Gobierno español basó su toma de decisiones en el proceso de diálogo que de alguna manera protagonizó el expresidente Zapatero y lo apoyó, lo cual no le permitió pronunciarse de manera más contundente hasta ahora. Pero posteriormente, España se dio cuenta de que el gobierno venezolano es una farsa, que da un paso hacia adelante y dos para atrás. El gobierno español ha cambiado de postura y el propio presidente Rajoy declaró recientemente que la primera medida que había que adoptar era prohibirle la entrada a España a los altos funcionarios del régimen de Maduro. Esa medida no la han tomado, porque España debe actuar de acuerdo a las decisiones que se tomen en el seno de la Unión Europea. Pero si España dice que quiere tomar esa medida, es porque la debe estar evaluando”. 

Sí, el Gobierno español ha estado evaluando esto y otras cosas y ha hecho público un comunicado donde afirma desconocer completamente los resultados de la Asamblea Nacional Constituyente de Maduro. Pero no solo eso, según la diputada Beatriz Becerra: “en el último consejo de ministros, fue el propio Alfonso Dastis (Ministro de Asuntos Exteriores de España) quien incorporó esta idea en el seno de la Unión Europea, de modo que a la vuelta del verano, ya tendrá que haber una decisión. La clave es que España no afloje y creo que el presidente Rajoy tiene una voluntad clara de sacarlo adelante. Y que España lidere esto no solamente es justo, sino que es nuestra obligación y nuestra responsabilidad porque nadie como España puede entender lo que allí ocurre, ni tiene los vínculos que tenemos con Venezuela”. 

Asimismo, la eurodiputada agregó: “En 2016, el que la MUD y la Comunidad Internacional aceptaran una mesa de Diálogo impulsada por Unasur, con tres ex presidentes elegidos por el Gobierno y una supuesta intervención de El Vaticano… eso no fue nada inteligente, porque estaba claro que era para dilatar los tiempos del Revocatorio. Ese proceso negociador tenía que estar más o menos equilibrado en sus representantes, porque si el Gobierno tenía unos, la oposición también debía tener los suyos. Además, tenían que haber quedado claros los plazos y los objetivos de ese diálogo, porque si no, no hay negociación, no hay reconciliación y pasa lo que pasó, que fue perder ese tiempo precioso que fue el 2016. Anular el revocatorio ha sido letal, porque ha venido acompañado de la anulación en la práctica de la Asamblea Nacional porque no se ha podido aprobar ni la ley de amnistía, siendo mayoría en la AN y después han venido las sentencias del TSJ, que han vaciado a la Asamblea. Pero es que esto es algo muy bien pensado, regido por los criterios de una dictadura de libro. Se trata de un régimen muy eficaz a la hora de desintegrar”. Y para finalizar este punto, agrega: “Ese diálogo falso y tramposo ya se acabó, pero tiene que haber una mediación imparcial que además, tiene que venir de la región”, lanzando así la bola sobre el tejado latinoamericano. 

La Comunidad Internacional y la diplomacia

La diplomacia del s XXI es una gran maquinaria institucional y es esencial para la paz y para el orden mundial. Y, lógicamente, está basada en una serie de principios de acción. Ttiene herramientas del siglo XXI y tiene profesionales que permitan llegar a acuerdos eficaces. No puedes considerar tibia a una institución o a una organización internacional, tienes que analizar cuándo y de qué manera han sido eficaces para producir efectos positivos en el momento que sea”, respondía la eurodiputada española al ser cuestionada sobre si ha sido “tibio” o insuficiente el pronunciamiento reciente de la Unión Europea, en el que desconoce los resultados de la ANC de Maduro, que, asegura, “lo que ha hecho es ratificarse como tirano, como dictador”. 

Por su parte, Gerbasi ha manifestado su impresión sobre la actuación de la UE y de algunos de los países miembros: “Las relaciones que tiene América Latina con Europa son, principalmente, a través de España, pero también en parte con Francia, Italia y Alemania. España ha dicho que si la Asamblea Nacional Constituyente se instalara, como fue el caso, es necesario comenzar a aplicar sanciones selectivas hacia Venezuela. El Gobierno Italiano también se pronunció, recientemente el Primer Ministro italiano declaró que era necesario aplicar medidas más fuertes para que el Gobierno de Maduro cambiara de postura, a eso le agrego que el presidente de la Comisión Europea, también declaró que era necesario aplicar sanciones a Venezuela. Entonces, en mi opinión, debe haber, en los actuales momentos, un proceso de negociaciones internas para determinar qué sanciones se le pueden imponer a Venezuela”, ha expresado el embajador venezolano. 

Becerra, para cerrar este punto, ha asegurado que el problema no es la voluntad de la Comunidad Internacional, sino su efectividad: “Nos encontramos ante una Comunidad Internacional que, en efecto, ha desconocido la Constituyente, sin embargo, “desconocer” es algo muy político, muy institucional, pero no es efectivo, no tienen herramientas ejecutivas para luchar contra las tácticas de alguien que utiliza herramientas tan básicas como las armas, la violencia, la fuerza. Ante esto, la posición de la UE yo creo que no es tibia. Creo que todas las herramientas diplomáticas, políticas, las de los gobiernos por separado y las instituciones en conjunto, todo se ha ido haciendo razonablemente bien, sobre todo este último año, y lo digo porque las tres instituciones europeas hemos llegado a un nivel de unanimidad que no se había visto nunca, es decir, Parlamento, Comisión y Consejo han adoptado la misma posición y obviamente, ante la situación de violencia, lo que corresponde es analizar las posibilidades de establecer sanciones individuales, porque no es bloqueo al país, es sancionar a los funcionarios que, además, sabemos quiénes son. Eso es algo en lo que sí estamos siendo un poco prudentes por una razón: y es que solo se pueden establecer sanciones individuales desde la Unión Europea, si hay acuerdo unánime, es decir, todos los Gobiernos de los Estados Miembros tienen que estar de acuerdo y eso es muy difícil”. 

“A Maduro lo tienen que sacar los venezolanos”

Como pueblo mesiánico, tendemos siempre a esperar una voz salvadora, cuya luz ilumine nuestro camino hacia la salvación y seamos, al fin, liberados del yugo que nos esté oprimiendo en ese momento -sea cual sea-. En ocasiones, ese Mesías ha sido, para los venezolanos, la llamada “Comunidad Internacional”, es decir, los países que de forma conjunta con otros de similares ideologías o firmantes de los mismos tratados o vecinos entre sí o simplemente, los gobiernos de forma independiente o las organizaciones internacionales que se han pronunciado contra el régimen dictatorial de Nicolás Maduro.

Desde su exilio en la capital española, Gerbasi también ha dictado una sentencia: “La Comunidad Internacional no va a sacar a Maduro. A Maduro lo tiene que sacar el pueblo venezolano. Pero indiscutiblemente es una presión que, combinada con la acción de resistencia de los venezolanos, va a lograr la salida de Maduro. Entonces no esperemos que nos den de afuera lo que nosotros tenemos que hacer desde adentro”. 

Sin embargo, ambos diplomáticos coinciden en su reflexión final. “Por primera vez estamos viendo una acción internacional de respaldo al pueblo venezolano, porque no hay que ver las medidas como contra el gobierno, sino a favor de los venezolanos y a favor del restablecimiento de la democracia en Venezuela. Indiscutiblemente, como en toda confrontación, hay riesgos y los riesgos hay que correrlos, pero hay que confiar en que el liderazgo venezolano, tanto el tradicional de los partidos políticos, como el liderazgo nuevo que está naciendo en las calles, tengan conciencia de que es necesario y fundamental trazar una estrategia unitaria, para combinar ambas cosas y relacionarlas de forma positiva con lo que está haciendo la Comunidad Internacional para provocar una pronta salida del gobierno de Maduro, a través de un Gobierno de Unidad Nacional de Transición”, finalizó Gerbasi.

Por su parte, la eurodiputada, ha terminado: “Para que se introduzcan las fechas de calendario que toda la Comunidad Internacional está reclamando, se necesita la firma de Maduro, de modo que, antes de que se marche, tiene que firmar la liberación de los presos políticos, la convocatoria de elecciones libres y generales, la apertura de un canal humanitario y la plena devolución del orden constitucional. La inestabilidad en Venezuela no nos la podemos permitir. Se trata de hacer un plan operativo en el que no solamente esté la Mesa de la Unidad, o la oposición, como tal, sino también los chavistas como Luisa Ortega Díaz y estas personalidades y, por supuesto, la Iglesia. Venezuela es algo más que un conflicto ideológico o político, es la sublimación de muchos lastres que traemos del pasado. Es la visualización de la miseria y la destrucción que conllevan las ideologías totalitarias, llámense Comunismo o Socialismo del siglo XXI. Eso siempre ha fallado. Lo único que potencia el progreso es la certidumbre de que la Declaración Universal de los DDHH y los convenios internacionales, rigen por encima de todo”.