Si nuevo diálogo termina en espectáculo acelerarán las sanciones

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Venezuela se convirtió en uno de los temas más preocupantes en América Latina y el mundo, debido a la crisis humanitaria, económica, social y política que ha provocado no solo la migración de millones de venezolanos, sino que sea tema de debate en organismos internaciones como en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), la Unión Europea (UE), entre otros.

Trump, Santos, Macron, Varela y Temer son algunos de los mandatarios que hablaron desde la Asamblea General sobre Venezuela y la importancia que tiene resolver la crisis esta semana desde Nueva York.

Para el Abogado venezolano especialista en Derecho Internacional y Relaciones Internacionales, Mariano de Alba, estas declaraciones son “evidencia que la comunidad internacional está consciente que la situación actual no puede persistir, que se requieren cambios para que el país recupere la democracia y el progreso económico”.

Con respecto al diálogo, De Alba aseguró que el grupo de países amigos “no serán los que sirvan de mediadores sino supervisarán el proceso y buscarán que haya mayor garantía de que cualquier eventual acuerdo sea cumplido y no vuelva ocurrir lo del año 2016” y que por ahora el escenario se parece al del año pasado.

Previo a la Asamblea General de la ONU, Donald Trump realizó una cena con varios mandatarios de la región, en la que tocaron el tema de Venezuela, ¿Cuál es su opinión acerca de esta reunión?

Se trata de un hecho positivo porque sugiere que el gobierno de Estados Unidos podría estar buscando concretar una mayor coordinación con los países de América Latina en la definición de su estrategia ante la grave crisis que vive Venezuela.

Por ahora, Estados Unidos ha actuado sin entrar en un concierto considerable con los demás países latinoamericanos, lo que no es el escenario ideal ya que en la medida que la presión sea coordinada, multilateral y todos los países estén en la misma página sobre cómo exigir al régimen de Nicolás Maduro o al menos a algunos de sus integrantes un cambio, mayores las posibilidades de éxito.

¿Marcó la agenda de Trump y los mandatarios para sus discursos en la ONU?

Yo pienso que la reunión-cena previa – de forma parecida a lo que ocurrió en República Dominicana – se trató de un esfuerzo exploratorio para ver si hay mayor espacio para que Estados Unidos coordine con el resto de la región y viceversa. De hecho, el discurso de Trump puso el énfasis en las sanciones impuestas hasta ahora y la necesidad de actuar desde el ámbito internacional, mientras que mandatarios de varios países de América Latina y Europa se decantaron por hacer énfasis en una posible negociación, buscando presionar para que lo de República Dominicana finalmente cuaje.

¿Cuál es el significado que mandatarios como Trump, Macron, Netanyahu, entre otros, hablen de Venezuela en el pleno y reuniones de la ONU?

Es una demostración de la importancia que ha adquirido la crisis en Venezuela en el plano internacional, siendo objeto de preocupación y atención por la mayoría de los países del hemisferio occidental. Asimismo, es una evidencia que la comunidad internacional está consciente que la situación actual no puede persistir, que se requieren cambios para que el país recupere la democracia y el progreso económico y que muchos gobiernos están dispuestos a tomar medidas concretas para presionar a que ello suceda.

El grupo de países latinoamericanos que se reunieron en Lima, convocaron a una reunión en la ONU y se conoció que quedaba suspendida la cumbre CELAC-UE, ¿Qué significa la suspensión de la reunión del organismo que el Gobierno afirma es el idóneo para tratar la crisis venezolana?

La suspensión de la cumbre CELAC-UE evidencia que no existe consenso en América Latina sobre la situación en Venezuela. La mayoría de los países están en desacuerdo con lo que está sucediendo y no están dispuestos a celebrar una cumbre para que Maduro aproveche para hacer ver que existe una situación de normalidad internacional con respecto a Venezuela.

Como la regla de toma de decisiones en la CELAC es el consenso, la negativa de un grupo considerable de países impide su realización, dejando además en evidencia que estos países no quieren regalarle al régimen de Maduro algún viso de legitimidad/normalidad internacional hasta tanto no dé pasos concretos para resolver la crisis.

¿Qué otras medidas podrían tomar estos países ahora?

Las medidas siguen siendo las mismas y son fundamentalmente tres: diplomáticas, contra funcionarios o asociados del régimen y económicas/comerciales. Inclusive en el caso de Estados Unidos, el país que ya ha adoptado los tres tipos de medidas, hay mucho espacio para hacer esas medidas más gravosas, congelando cuentas de familiares/asociados de funcionarios del régimen o limitando incluso más el intercambio comercial con Venezuela.

Veo a América Latina un poco más reacia a ir más allá de medidas diplomáticas, con la excepción de que no avalarán ninguna decisión o relación con la fraudulenta constituyente. Europa, por su parte, probablemente se decante por medidas contra funcionarios del régimen, incluyendo congelamiento de activos y prohibición de entrada a los distintos países.

¿Considera que se podrían detener las sanciones o el movimiento de estos grupos con el encuentro del 27 de septiembre entre Gobierno y oposición?

Sí. Si se llegara a demostrar que lo de República Dominicana se trata finalmente de un esfuerzo serio y creíble, naturalmente los países abrirán un compás de espera para darle oportunidad a que las conversaciones produzcan un resultado tangible, ya que la preferencia es y seguirá siendo que los venezolanos resuelvan la crisis. Ahora bien, si se hace evidente que los esfuerzos se tratan de un nuevo espectáculo, ello también puede acelerar la adopción de nuevas medidas para ejercer presión. La claridad e inconformidad del hemisferio occidental con la situación actual es indudable.

¿Este encuentro en República Dominicana se da por la presión internacional y la amenaza de la Unión Europea de aplicar sanciones al Gobierno de Maduro? ¿Por qué?

Yo pienso que el encuentro se da por voluntad del régimen, quien observa la precaria situación financiera en la que se encuentra y se encontrará con el pasar de las semanas y activa este nuevo esfuerzo para tratar de buscar un acuerdo mínimo con la oposición que le permita obtener algún tipo de préstamo o deuda que le otorgue mayor margen de maniobra y a la vez le permita ganar un poco de tiempo ante posibles mayores sanciones para poder concretar opciones alternativas como acuerdos con Rusia, China e India.

Se anunció un grupo de países amigos para este encuentro, ¿Cuál sería su papel en este proceso?

No hay suficiente claridad todavía sobre la mecánica, pero en principio el régimen escogió a dos garantes (Bolivia y Nicaragua) y la oposición hizo lo propio (México y Chile). Es decir, estos países no serán los que sirvan de mediadores sino supervisarán el proceso y buscarán que haya mayor garantía de que cualquier eventual acuerdo sea cumplido y no vuelva ocurrir lo del año 2016.

A mí me preocupa que además de estos «garantes», se busque incluir a un gran número de actores adicionales (Zapatero, República Dominicana, ONU, Vaticano), ya que ello podría dificultar el proceso. Si el esfuerzo es serio, el Sec. General de la ONU debería nombrar un representante especial con autoridad y amplia experiencia diplomática y de negociación y los demás actores retirarse. Además, Zapatero y el Vaticano ya tuvieron su oportunidad y no lograron nada.

Teniendo en cuenta que entre estos países está Chile, México y Paraguay, ¿Habría un mayor peso de la oposición en este proceso?

Lo de Paraguay lo anunciaron dirigentes opositores, pero supone que el régimen también nombre a un tercer país. Al día de hoy, lo que ya es seguro es que serán dos países de un lado y dos países del otro. No creo que habrá un mayor peso de la oposición en el proceso y tampoco sería conveniente que lo hubiese.

¿Se podría comparar este proceso de diálogo con el que se llevó a cabo entre las FARC y Colombia?

Las negociaciones entre las FARC y Colombia fueron totalmente distintas y salvo en rasgos generales, no se trata de una situación comparable con la crisis venezolana. Lo que sí demuestra esa experiencia es que para que una negociación avance, debe haber voluntad clara de ambas partes, lo que supone realizar concesiones concretas y sacrificios reales para que pueda llegarse a algún acuerdo. Si la negociación es fructífera, ninguno de los dos lados quedará totalmente complacido con el resultado.

¿Este escenario es distinto al de 2016? ¿Por qué?

Por ahora es muy parecido. Podría llegar a ser distinto por la creciente presión internacional, la amenaza de mayores medidas o sanciones por parte del hemisferio occidental, por la precaria situación financiera del régimen y porque comienzan a verse ciertos correctivos – aunque aún muy minúsculos – como la inclusión de al menos 4 países garantes.

En su cuenta de Twitter publicó que EE.UU exigirá a quienes requieran visa detallar sus motivos del viaje y sus planes por lo menos en tres meses, ¿Qué significa y que efectos puede tener en los venezolanos?

En primer lugar, hay que aclarar que esto se trata de una medida general, aplicable a los ciudadanos de todos los países del mundo a los que Estados Unidos le exige visa para ingresar a ese país. Se trata de una medida del gobierno estadounidense para elevar el control de sus fronteras y significará que los venezolanos tengan que ser mucho más explícitos cuando detallen o sean interrogados sobre los motivos de su viaje a Estados Unidos.

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