La MUD aparcó su participación en las negociaciones con el régimen venezolano para retomar el hilo constitucional en el país. El encuentro, previsto para el 27 de septiembre en República Dominicana, cuyo gobierno ha tomado decididamente la iniciativa de este proceso en el cual participa como mediador el ex presidente Leonel Fernández. En la isla caribeña no es un secreto que el actual mandatario local, Danilo Medina, hace lo imposible para asegurarle a Fernández el regreso al poder, para lo cual el posicionamiento de Leonel como gran componedor de la crisis venezolana es parte esencial de la operación.
A la MUD se le acusa de aparcar las negociaciones por un cálculo electoral. No falta razón en esa premisa, pero no cabe la mala intención. Una paliza electoral al régimen el próximo 15 de agosto reforzaría la posición de la oposición en las conversaciones efectivas que exige la comunidad internacional. De hecho, cabe recordar nuevamente la hoja de ruta presentada por el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, quien es el que corta el bacalao en el caso venezolano: respeto a los Derechos Humanos, diálogo efectivo y elecciones pautadas en la Constitución. Cualquier otra cosa no será aceptada, aunque les pique a los intereses de algunos disidentes opositores de la Unidad que ya no esconden su anhelo de una intervención militar por razones humanitarias. Una operación de este estilo es el último recurso planteado para solucionar la crisis en Venezuela ya que la principal preocupación de Washington es estabilizar políticamente a la nación suramericana, necesario para explotar los enormes yacimientos petroleros encontrados por la Exxon Mobil en la frontera con Guyana. Es lo único que importa. Lo demás son adornos.
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El régimen, sin ninguna posición de fuerza -Maduro tiene 5% de aceptación popular según la última encuesta a nivel latinoamericano de Ipsos y es catalogado mundialmente como dictador- se inventó la carta de la Asamblea Nacional Constituyente para tener algo que negociar. Un laboratorio, de alguno de los extremos, puso a correr la bola de que la MUD iba a aceptar el mencionado tarantín. Esto ha sido negado en repetidas ocasiones por la dirigencia opositora, pero intereses financiados por banqueros que huyeron del país con el dinero de sus ahorristas llevan la versión a las más altas instancias con la intención de erosionar el apoyo a los políticos. En ese sentido, intentaron tomar como bandera a Luis Almagro, secretario general de la OEA, pero la oportuna visita de Freddy Guevara al uruguayo parece haber desactivado la operación. Según estos operadores, la presidencia la debe asumir un outsider, pero que les responda a ellos, no al pueblo.
Visita la ONU
En una decisión sin precedentes, el régimen aceptó la visita en noviembre de un experto independiente de la ONU sobre la promoción de un orden internacional democrático y equitativo, Alfred de Zayas. La participación del máximo organismo multilateral es una de las garantías que tanto el Papa Francisco como la oposición habían pedido para las negociaciones con el régimen. El funcionario conversaría con ambas partes para crearse una posición equilibrada que le sirva para la resolución del conflicto.
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La ONU participaría en las negociaciones, que todavía no han arrancado sino que están en fase exploratoria, para elaborar la agenda y asegurar su cumplimiento, con lo que se impediría lo ocurrido a finales de 2016 cuando el régimen venezolano utilizó un diálogo para ganar tiempo en su carrera para desactivar la solicitud de referendo revocatorio.