Luis Chirivella logró algo casi imposible aunque no le dieron los tiempos dentro de la competicón Non Stop Madrid-Lisboa.
Gabriel Rodríguez
Madrid.- Una mañana fresca y otoñal de un 22 de septiembre en Madrid. Era cerca de las nueve de la mañana en un apartamento de alquiler en la Calle Segovia en el centro de la ciudad. El equipaje estaba aún sin terminarse, con las mochilas y maletas aún por cerrar y el desayuno caliente en la mesa del salón. Lo normal cuando faltaban pocos minutos para salir a Las Rozas a enfrentar uno de los retos más importantes del equipo de Luis Guillermo Chirivella: Ir desde la capital española hasta Lisboa. Un reto que, aunque lamentablemente no pudo finalizar, lo llenó de una experiencia inolvidable.
-Pasen, disculpen el desorden ¿quieren un café? ¿Una magdalena?- dijo el joven venezolano, con residencia en Francia, al periodista y fotorreportero que hoy les trae esta historia.
La hora y el clima hacían casi imposible negarse a ese café y, en consecuencia, hacía difícil decirle “no” a la magdalena. Así que ya con la infusión y el bizcocho en la mano, nos sentamos a acompañar al carabobeño a un importante desayuno.
Chirivella tenía entre ceja y ceja ir mejorando sus registros en una disciplina “adoptada”, por llamarlo de alguna forma. Luis, dueño de una tienda de ciclismo en tierras francesas, fue profesional de los patines en su Venezuela natal, y el destino le ha dado una vuelta de hoja. Ahora, luego de diez años viviendo en Francia –territorio del ciclismo por excelencia- su vida y pasión gira en torno a una bicicleta.
“Yo practicaba en bicicletas cuando estaba en Venezuela”, confesó el carabobeño sentado en una pequeña plaza cerca de su apartamento de alquiler después del desayuno. “Era una forma para entrenarme para los patines. El tiempo me fui llevando definitivamente hacia la bicicleta y aquí estoy. A punto de irme a Lisboa”.
Y se dice muy fácil: “A punto de irme a Lisboa”, pero se ve mucho más largo cuando solo 80 de los más de 700 participantes del Non Stop Madrid-Lisboa intentarían cruzar los 770 kilómetros sin permuta –Los otros participaban en equipos de ciclistas en forma de relevo-. “Es un gran reto que me he puesto en mente y espero poder lograrlo”, dijo el venezolano.
Sin embargo, como ya se vislumbraba, el reto era muy grande y luego de rodar más de 24 horas, con las frías noches incluidas –entre uno y tres grados-, no pudo cumplir con uno de los lapsos. “Me faltaron diez minutos para completar una de las etapas y me descalificaron”, dijo luego de la carrera. “Solo 15 de los 80 que íbamos solos terminaron el circuito y no todos cumplieron con las rutas establecidas y recontaron caminos”, confesó desde Lisboa.
Más allá de las sospechas, el venezolano no sintió desánimo luego de su participación. “Fue un aprendizaje. Uno se da cuenta de sus limitaciones y pues me queda como experiencia. Quizás para el año que viene participe en equipos, porque creo que van a eliminar la categoría individual”, dijo.
Ejemplo para su familia
Su familia, aún en Venezuela, sabe en parte de sus periplos montañeros. No siempre les cae demasiado bien que su retoño pase las noches rodando bicicleta por montañas enfrentando frío, animales nocturnos, accidentes u otras cosas desconocidas. Sin embargo, siempre están al lado del valenciano. “Hay veces que ni les digo. Se ponen muy nerviosos cuando les digo estas cosas. Por eso algunas veces les digo después de que lo hice”, comentó entre risas el delgado corredor. “Pero siempre están apoyándome. Mi mamá reza por mí siempre y eso me da mucha fuerza”, dijo.
“Esto lo hago para que ellos y todos los que puedan verme en Venezuela sepan que solo hay que trabajar para logar las cosas más insólitas”, dijo Chirivella, quien ya ha completado ultramaratones como las 24 horas de Le Mans (tres veces), Titan Desert de Marruecos (Tres), la San Sebastián-Barcelona y otras más.
Con el ojo en Venezuela
Además de servir como objetivo motivacional, el venezolano quiere ayudar a niños en todo el mundo y en especial en Venezuela. “Cada circuito que hago intento que sea para ayudar. Por ejemplo, en Le Mans ayudamos a ONG enfocadas en niños con problemas cardíacos”. Además, entre sus planes a futuro está apadrinar a algún niño venezolano.
“Quiero ayudar a algún niño a que cumpla su sueño. Bien sea que quiera ser ciclista profesional como si quiere jugar beisbol, fútbol o lo que sea. Ayudarlo desde acá para que pueda cumplir sus sueños”.
Luis Chirivella, un patinador reconvertido en ciclista que busca ser ejemplo en Venezuela.