Oswaldo Guillén en busca de la hazaña con La Guaira

Hablar de Oswaldo Guillén en Venezuela es referirse al manager criollo más exitoso en la historia de las Grandes Ligas. Desde que tomó a los Medias Blancas de Chicago en el 2004 iniciaba una carrera prometedora que se consagraría en el 2005 cuando se convirtió en el primer manager nacido fuera de los Estados Unidos en ganar la Serie Mundial.

Nuccio DiNuzzo

Ahora el objetivo es otro. Guillén, con el espíritu de lucha que lo caracteriza, ha decidido aceptar uno de los retos más grandes que plantea la Liga Venezolana de Béisbol Profesional para cualquier estratega, conquistar el octavo título de Tiburones de La Guaira, después de más de 30 años sin conseguir un campeonato, la racha  más larga de un equipo activo en la nación.

Para el estratega es el segundo año en busca del preciado objetivo, sin embargo, han tenido un inicio, “no muy bueno”, pero confía en la juventud predominante en el club. “Tenemos un grupo de muchachos bastante buenos, lamentablemente en la gira no nos fue muy bien”.

A pesar del comienzo irregular del equipo Tiburones posee atributos que hacen pensar que es un candidato a ganar la liga. “El equipo está bastante bien, cosas buenas que tenemos es que el pitcheo está muy bien, bastante fuerte, y mientras tengas un pitcheo bueno vas a tener chance”.

Aunque el pitcheo es una de las claves para tener un equipo exitoso en el béisbol moderno, Guillén ha tenido que lidiar con el bajo rendimiento ofensivo de sus jugadores. “ofensivamente nos quedamos atrás, ni siquiera tuvimos chance de producir carreras (…) esperamos resolver esos problemas esta semana”.

Con nueve años de experiencia y éxitos en el mejor béisbol del mundo, Oswaldo es el hombre adecuado para detectar cuáles son los detalles que han alejado a los crepusculares del éxito y en qué aspectos necesita mejorar. “(Tenemos que) jugar juntos”, pero reconoce que no han tenido suerte. “En esta semana se enfermaron un par de peloteros que ya están activos otra vez”, tenemos que “trabajar hacia la misma causa y jugar para el equipo”.

Una de las características más significativas de la pelota rentada en Venezuela, es que los que inician la temporada no son los mismos que la terminan, es por eso que La Guaira se está preparando para recibir nuevos refuerzos en las próximas semanas. “(Teodoro) Martínez,  (Gregory) Infante, (Héctor) Sánchez, los estamos esperando, cuando vengan las puertas están abiertas”. No obstante, no es algo que le quita el sueño y confía en el talento de los jóvenes. “Mientras no estén aquí, lucharemos con los que estamos”, afirma.

En el seno de Tiburones, aún continúan con la misma ilusión del primer día, y juego tras juego, los del Litoral han conseguido engranar sus piezas de forma progresiva para empezar a conseguir los resultados “No jugamos bien, sabemos que podemos jugar mucho mejor de lo que demostramos esta semana y eso esperamos, hay que mantenerse positivos y tratar de salir adelante, resolver juego por juego a ver qué puede pasar”.

Oswaldo Guillén ha confesado en reiteradas ocasiones que no se perdonaría si el octavo título llega a las manos de otro entrenador que no sea él, y es que aunque dirigir en la MLB, le da una experiencia inigualable para cualquier otro manager en el país. Dirigir en Venezuela le brinda una satisfacción única que no puede encontrar en ningún otro lugar del mundo y que le hace repetir una y otra vez la frase: “este si es el año de Tiburones”.

“Orgulloso de ser venezolano, con todos los problemas lamentables que tenemos en el país la afición de Venezuela en los juegos que hemos ido más que todo en Caracas han reaccionado bastante bien, se le agradece de corazón”. Y es por ese calor humano típico del venezolano que los directivos, dirigentes y jugadores se comprometen en continuar con el show a pesar de todos los obstáculos que tienen que superar. “Es una responsabilidad bien fuerte que tiene el béisbol profesional y ojala que sus equipo les jueguen bien para que los aficionados salgan con una satisfacción positiva de todos los estadios” concluyó.