Hiperinflación e impago de deuda

La administración Maduro pierde capacidad de seguir imprimiendo dinero y cambiará el cono monetario a un sistema de pago con celulares, lo que acelerará la hiperinflación, mientras en otro frente, se perdieron 1,7 mil millones de dólares en oro pignorado a un banco alemán por no pagar el préstamo, una señal de que viene el fantasma del impago de deuda.

Por ALEX VALLENILLA

El pasado lunes, la prensa interna-cional daba cuenta de una noticia que pasó desapercibida, debido a la intensidad política que generó el acto de juramentación de cuatro gobernadores electos de la Unidad Democrática, ante la Asamblea Nacional Constituyente (ANC). Se trata de un cargamento de unas 16 toneladas de material antimotines, que debía ser despachado desde China y haría una escala en Islandia. En ese país  no se dio permiso para el trámite, alegando que en Venezuela se violan los Derechos Humanos (DDHH).

El comentario anterior se hace, porque la administración Maduro se prepara para situaciones caóticas, producto de la grave depresión económica que se está viviendo en el país y que será peor en las próximas semanas.

La hiperinflación se acelera

El fenómeno hiperinflacionario ya causa estragos en más de 70% de la población. La subida de precios que se viene experimentando, ha provocado que la inflación, según el indicador de la Asamblea Nacional, se ubique en 536% en el último año, mientras las estimaciones señalan revisiones que ubican el alza de precios hasta 1.240% al cierre de 2017.

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Los rubros básicos se han disparado de precios. Los reportes en los abastos y comercios, es que cada semana que reciben reposición de cualquier tipo de mercadería, los rubros llegan con precios en alza entre 30% y 50%, sin que se detenga el proceso. Hay regiones como en el estado Vargas, en que un kilo de carne puede comprarse entre 70 mil y 90 mil bolívares, esto representa más de 20% del salario mínimo integral. A través de redes sociales, los usuarios reportan los escandalosos precios a los que llegan productos, como una margarina de tamaño grande en 20.600 bolívares, un enlatado de jamón endiablado grande en 25.000 bolívares. El queso blanco supera los 40.000 bolívares, mientras el jamón y el queso amarillo se ubican entre 60.000 y 100.000 bolívares, rubros imposibles de adquirir para el que tiene un salario mínimo.

El bolívar: un mensaje de texto

El Ejecutivo mantiene una estrategia de expansión monetaria, financiando el déficit estatal aumentando la oferta de dinero. Hasta septiembre de 2017, esta expansión había sido de 533,92% en el último año, que comparado con el desplome de la economía, con una caída del Producto Interno Bruto (PIB), de al menos 8% según el Fondo Monetario Internacional (FMI), se trata de una multiplicación de hasta seis veces la cantidad de dinero que había el año pasado. Dinero que es virtual, que en 93% no existe físicamente ya que se encuentra en cuentas bancarias de manera electrónica, lo que explica la falta de billetes para operaciones en efectivo en el país.

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Maduro busca una salida a la crisis del efectivo, implementa a través de la Superintendencia de Bancos (Sudeban), un mecanismo de pagos usando teléfonos celulares. En vista de la escasez de divisas y las pérdidas inherentes en el proceso de impresión de billetes, el Ejecutivo tiene grandes dificultades para seguir surtiendo el mercado monetario de dinero efectivo. Por una parte, hacer un billete le cuesta al Estado, 0,30 dólares, que calculado al precio del dólar paralelo, cada unidad costaría 12.600 bolívares elaborarlo, lo que obligaría a que se emitan billetes de 20.000, 50.000 y hasta 100.000 bolívares, que igual, rápidamente perderían su valor por la misma dinámica que se desarrolla. Por otra, el Estado no tiene divisas suficientes para continuar con ese mecanismo.

Se crea entonces un sistema de pagos usando aplicaciones en teléfonos celulares inteligentes y se complementará con un sistema de pagos usando mensajes de texto. Esto prácticamente busca sustituir el uso de billetes, ya que el gobierno no tiene posibilidades de seguir emitiendolos, es decir, se produce una suerte de cambio del cono monetario venezolano, que hace que el bolívar deje de ser una moneda común y corriente o un billete, pasando a ser un intangible mensaje entre teléfonos celulares.

Lo anterior traerá como consecuencias, que la emisión de dinero se acelerará, el gobierno se ha «enviciado» haciéndolo durante años, trata de superar el obstáculo que se le presenta con el dinero efectivo y usará el mecanismo electrónico, que tendrá como trasfondo una emisión casi infinita de dinero por esa vía, ya que sólo sería asunto de que el Banco Central de Venezuela (BCV), emita certificados que le garanticen a la banca los depósitos que haga a las cuentas estatales y de Pdvsa. Esto será la base de que la hiperinflación a la que hemos entrado, acelere de manera veloz, como quizá nunca se haya visto en países que han sufrido el fenómeno.

El cambio del cono monetario, en la práctica, es un preludio, si se cita que el sandinismo en Nicaragua, seis meses antes de salir del gobierno, reselló los billetes porque no tenía dinero para seguir imprimiendo, colocando tres ceros adicionales a los especímenes que circulaban, con un sello de su banco central.

El fantasma del default

El otro asunto es la deuda. Entre octubre y noviembre Pdvsa debe pagar 3,5 mil millones de dólares que no dispone en su caja. Los activos de la estatal han estado mermando y la crisis del impago ya se asoma.

Una muestra de lo que está por ocurrir se vio en la primera quincena de octubre, cuando la administración Maduro dejó perder en Deutsche Bank, al menos 1,7 mil millones de dólares de oro que fue pignorado a ese banco. El reporte lo dio el diputado de la AN, Ángel Alvarado, quien tuvo conocimiento de la operación.

Alvarado indicó a la prensa que la administración Maduro dejó perder el contrato, por no tener con qué pagar el préstamo con el oro en garantía. El vencimiento de ese contrato precede al pago de 3,5 mil millones de dólares: el banco alemán deberá devolver a Venezuela unos 400 millones de dólares debido a que podrá ejecutar el oro que tiene bajo su custodia.

Lo anterior se complementa con el retraso de pagos de unos 550 millones de dólares de intereses de deuda en el mismo mes de octubre. Las autoridades venezolanas con conocimiento del tema sólo han dejado saber que se tienen prórrogas para estos pagos, pero sobre el oro perdido en el banco alemán, no hubo manera de que se negociara para rescatarlo, pese a que el banco insistió en buscar una renegociación que finalmente no se produjo.

Se avecina entonces una situación tormentosa en cuanto al pago de deuda, porque se vuelve a los escenarios anteriores, pero esta vez con una hiperinflación en desarrollo y acelerando rápidamente, es decir, con menos recursos y más problemas.

La merma de divisas en caso de pago, hará que el dólar se siga disparando en su precio y la modalidad del nuevo dinero electrónico, emitido casi infinitamente, serán dos factores para que los precios no tengan un techo en lo sucesivo. La falta de divisas, profundizada si se pagan los bonos, complicará la casi nula importación de alimentos, los precios del dólar serán alcistas de manera sostenida y se hará mucho más difícil conseguirlo, porque la mayoría no querrá vender su posición debido a la debacle generalizada del bolívar, o del cono monetario venezolano que comienza a usarse.

Esta situación es propicia para que el acceso a los alimentos sea sumamente limitado con los actuales precios, generando más pobreza, más presión e impacto en los sectores más vulnerables y abriendo posibilidades a protestas, motines y caos en las calles, lo que explica los nuevos pedidos de material antimotines.

En caso de caer en impago, según las probabilidades que los principales bancos globales calculan  en 99%, se entra en una situación más difícil todavía, sobre todo para el gobierno, con efectos en aspectos fundamentales como el de la producción de alimentos y de gasolina.

@alexvallenilla