Entre reestructuraciones y calabozos políticos cerró la semana política venezolana. El jueves, Nicolás Maduro anunció su intención de reestructurar la deuda externa, que en buena parte está en manos de bancos estadounidenses. No sabemos si fue uno de sus acostumbrados arranques de genialidad o simplemente le dio por tocarle las narices a los gringos, pero el comedor de empanadas nombró jefe de la comisión negociadora del default, perdón, de la reestructuración, a Tarek El Aissami. ¿Sabrá Nicolás que un sancionado por Washington no puede ni saludar de lejos a un estadounidense si hay «bisnes» de por medio? Quizás lo sepa y toda la operación esté montada para lavarse la cara: intenté no pagar para traerles comida y el malvado imperio no me dejó, dirá el dictador.
Lo cierto es que los bonos se desplomaron tras el anuncio madurista, por lo que se pueden comprar a precio de gallina flaca, como en efecto ocurrió. Según estimados del «trace» -el rastro que dejan las transacciones comerciales-, ayer los papeles venezolanos se tranzaron en unos 888 millones de dólares. Esto quiere decir que los inversionistas, aunque sean los más arriesgados o los que tienen más cintura, siguen creyendo que este campamento minero llamado Venezuela algún día pagará. Pagará Rosneft o pagará Exxon, esa es la única duda, pero pagarán.
«Hemos tomado nota de la noticia, y también del compromiso de Venezuela para seguir cumpliendo sus obligaciones», advirtieron los chinos, los otros que cortarán el bacalao junto a Estados Unidos y Rusia. Como ven, el tema es petrolero -hablar de economía en Venezuela es hablar de petróleo-, y en nada cuentan los políticos locales. Quizás, conscientes de eso, no se ocupan de temas tan trascendentales como el diferendo con Guyana por el territorio Esequibo. Tras un año en la que no se conocen negociaciones al respecto, en pocos meses el caso estará en los tribunales de La Haya. El pronóstico de ese juicio no es favorable a los venezolanos, pero eso no importa a nuestros políticos. Importa que a Capriles le caiga mal Ramos Allup o el problema local de Rosales.
Abren espacio a Guevara
El PSUV está alzado desde el fraude del 15 de octubre. De repente, aunque sea solo temporalmente, el panorama político les cambió. Se robaron las elecciones, la MUD no protestó con la fuerza que se le suponía y los dirigentes opositores se dedican a apuñalarse entre ellos. El guión le salió a pedir de boca a Jorge Rodríguez, quien abandonó formalmente la alcaldía de Caracas, a la cual no se dedicaba desde hace tiempo, y ahora es oficialmente el ministro de Comunicación que dirigirá la campaña presidencial de Diosdado.
Con ese impulso, y tras exigirle con la cara más dura a Rajoy que libere a los «presos políticos» catalanes, preparan la celda de Freddy Guevara, cuyo caso tiene resonancia mundial al ser el vicepresidente de la Asamblea Nacional, tras allanarle la inmunidad parlamentaria con la Santa Inquisición, la fraudulenta Constituyente. Para hacer un poco de control de daños, y para liberar espacio en un Helicoide que ya no se da abasto, liberaron a Yon Goicoechea y a Delson Guárate. La detención de Guevara, que viene sonando desde hace meses, hará ruido a nivel internacional por su cargo en el Parlamento, ¿pero qué más da una condena moral más? A eso se limita la comunidad internacional, que también está de manos atadas ante el pulso que de verdad decidirá este conflicto: Washington vs Moscú.