La negligencia y la negación de la crisis humanitaria existente en nuestro país constituye otro delito de lesa humanidad cometido por el Régimen.
La crisis humanitaria sigue profundizándose y no hay forma de que el régimen de Maduro tome conciencia de la existencia de dicha crisis, debido a la estrategia de proyectar un bienestar simulado para no demostrar la corrupción, la ineficacia e ineficiencia de un Régimen incapaz de garantizar el derecho a la salud en los términos establecidos en el artículo 83 constitucional.
La legítima Asamblea Nacional solicitó la apertura de un corredor humanitario y países como Brasil, Colombia, entre otros, han ofrecido al régimen de Maduro abrir dicho corredor, y la repuesta de Maduro ha sido la de invocar la soberanía y la no injerencia en los asuntos internos del país para seguir perjudicando sistemáticamente a la población civil como política de Estado.
Hay un hecho muy grave y es la censura generalizada y la falta de publicación de estadísticas oficiales considerada como causal de destitución inmediata, como sucedió con la ministra Antonia Caporale que publicó el «Boletín epidemiológico» correspondiente a la semana #52 del 2016 en el que se señalaba que enfermedades como la difteria, con más de 450 casos; la malaria con más de 240.000 casos reportados y la tuberculosis, la cual se elevó de 2190 en 2010 a más del triple en el 2015 con 7278 casos reportados.
Lo cierto es que la negligencia y la negación de la crisis humanitaria presente en nuestro país se configura como otro delito de lesa humanidad cometido por el régimen de Maduro implícito en el contenido del artículo 7(k) del Estatuto de Roma.
¿Cómo puede construirse un socialismo democrático cuando el Observatorio de CÁRITAS determina la muerte anual neonatal en 11400 niños? Dicho en otras palabras, que en el 2016, por desnutrición, falta de medicinas y material médico murieron 31 recién nacidos.
La Organización «Encuesta sobre Condiciones de Vida en Venezuela» y CÁRITAS concluyeron que el 82 % de la población se encuentra en estado de pobreza, 52 % en pobreza extrema y 30 % en pobreza crónica. Para julio de 2017 el Informe CÁRITAS señala que la desnutrición se ha traducido en pérdida involuntaria de peso de 9 kg promedio por venezolano.
Hay caldo de cultivo para una implosión social telúrica y fuera del alcance de los canales normales de la lucha política y eso no es conveniente para el país. Todavía, pienso, hay posibilidades de construir una salida civil, política y democrática a la crisis que vivimos en el país.