Una criptomoneda parece ser lo que necesita Venezuela para consolidarse como “paraíso de la corrupción”, manifiesta el periodista Jaime Granda.
Muchos, dentro y fuera de nuestras fronteras, quedaron “petrificados” cuando el presidente venezolano anunció el pasado domingo la creación de “Petro”, una moneda virtual con la que pretende “vencer el bloqueo financiero de EEUU”.
Más allá de las complicaciones técnicas que un gobierno debe superar para imponer lo que se conoce como una criptomoneda, son muchas las expectativas colocadas en algo no palpable y parecido a cualquier promesa electoral como las que no han impedido el deterioro de todo un país petrolero que no logra abastecer a precios asequibles para todos, los anaqueles de comida, medicinas, jabón de baño, papel sanitario y todo lo que cada humano requiere día tras día, además de la falta de agua, gas doméstico, electricidad, gasolina, gasoil, en las cantidades que requieren las actividades diarias de una nación.
Lo primero que se asoma ante el anuncio es la falta de transparencia en el manejo del dinero visible, lo que ha deteriorado el signo monetario nacional denominado “bolívar”, en alusión al héroe utilizado para manipular a los ingenuos votantes, entre quienes está creciendo la desconfianza.
Los expertos repiten lo que está en varios libros: No es suficiente con crear una nueva moneda, palpable o virtual, lo que el país necesita es que su moneda tenga una paridad fija y estable para impedir la incertidumbre monetaria que sufrimos ahora. Para empezar, los gobernantes tienen que aceptar que la devaluación del bolívar no es responsabilidad de EEUU.
Devaluación e inflación siempre han ido de la mano y hasta se ha planteado la similitud entre el huevo y la gallina. Los sabihondos que asesoran al gobierno venezolano deberían precisar qué fue primero, la devaluación o la inflación, para que frenen esos males que tienen a millones de venezolanos sin poder evitar lo que el gobierno dice que no hará con un canal humanitario. Es decir, el pueblo no puede evitar mendingar al gobierno que lo chantajea con bolsas de comida.
Los sabihondos del gobierno deben saber que un país endeudado pierde gran parte de su independencia y su soberanía, más aún si confronta problemas para cumplir con el pago de esas deudas.
La propuesta del “petro” no parece algo serio para resolver los graves problemas de escasez que viven millones de venezolanos, parece más bien una vía para ajustar el discurso oficialista, alejando totalmente de la realidad, con una moneda que encaje en la virtualidad y la creciente devaluación de ese gobierno.
Aunque lo más grave es que si el pueblo, en quien la Constitución vigente dice que “reside intransferiblemente” la soberanía, no recibe información básica sobre lo que los gobernantes hacen con los recursos monetarios tangibles de la nación, esa situación se agravará, es decir, crecerá el derroche, porque las criptomonedas son monedas digitales creadas para burlar la banca tradicional. El prefijo “cripto” proviene del griego “Kruptos” que significa oculto y secreto.
Si esa moneda oculta y secreta estará «respaldada en reservas de riqueza venezolana de oro, petróleo, gas y diamante», consolidará a Venezuela como “paraíso de la corrupción”.
@jajogra