El Carnet de la Patria es usado por Nicolás Maduro como un arma de sometimiento y humillación hacia un pueblo sometido a las peores carencias y penurias.
Con una jornada de tres días, el Gobierno montó en todo el país un operativo para la expedición del Carnet de la Patria. Las colas eran interminables, pero la gente susurraba que la hacía para que le dieran su caja hallaquera y su pernil. Otros decían que sin ese documento no podían acceder a medicinas, a los CLAP ni hacer trámites ante el Ministerio, como apostillar documentos.
Así, entre un cuento y otro, se pasaba el tiempo entre quienes esperaban su turno para obtener su Carnet”; pero lo resaltante es que Maduro, presidente de la República, informó que este domingo culmina la última jornada para la emisión del Carnet de la Patria y advirtió a los ciudadanos que “de ahora en adelante todo se hará a partir de este carnet”.
Esto es ilegal y venido del Presidente de un país es aberrante, ya que el único documento -de acuerdo a la Ley de Identificación- es la Cedula de Identidad vencida o no, según lo establecido en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, bajo el Nº 38.458 del 14 de junio del 2006, Capítulo IV, De la Cédula de Identidad, que en su Artículo 16 dice: “La Cédula de Identidad constituye el documento principal de identificación, para los actos civiles, mercantiles, administrativos, judiciales y para todos aquellos casos en los cuales su presentación sea exigida por la ley. Su expedición será de carácter gratuito y de uso personal e intransferible”.
Somos casi 32 millones de venezolanos y según el Presidente 15 millones de personas ya cuentan con esta documentación. Esto es grave, porque la única identificación válida por Ley es la Cédula de Identidad.
El Carnet de la Patria es un arma de sometimiento al pueblo. Es una vulgar tarjeta de racionamiento mejorada y tecnológica. Da tristeza ver cómo nuestra humilde población hace cola para sacar esta aberración encarnada en un carnet. No hay peor delito de lesa humanidad que someter a una población a la hambruna y a tener que subordinarse a los caprichos de un sector gobernante que pretende sobrevivir en el tiempo y espacio de los anales de la historia. No hay crimen más horrible que hacer que nuestros hermanos hayan tenido que llegar a hurgar en las bolsas de basura para conseguir alimento, sin importar si el mismo está o no descompuesto.
Subyugar a una nación a través del hambre es un delito que ha de ser pagado, tanto a nivel de repudio moral, como a nivel de las instituciones internacionales que imparten justicia. Somos un pueblo que no se doblega ante las dificultades. Tengo la firme convicción en ello. No me resigno a ver cómo nuestros semejantes pasan las peores penurias y que los responsables no tengan castigo por ello.
Si algo somos los venezolanos es un pueblo que tarde o temprano se levanta sobre los males y supera las adversidades. Lo hicimos antes y lo haremos siempre para que volvamos a encaminar nuestro rumbo hacia el mejor porvenir para todos. Confiemos en nuestro potencial y no seamos eco de las voces que tratan de hacernos desfallecer anímicamente y sembrar la desunión entre nosotros.
@aixaconcejalccs