Iván Duque: «Maduro es un sátrapa que persigue a su pueblo, España sabrá parar a Podemos, su sucursal»

Por Alberto D. Prieto

Iván Duque (Bogotá, 1976) ha sido elegido candidato del Centro Democrático (CD) para la Presidencia de la República de Colombia, cuyas elecciones se celebrarán el próximo mayo de 2018. Su juventud supone una renovación histórica en una política que lleva casi «tres décadas gobernada por casi las mismas familias», según un miembro del propio partido fundado por el ex presidente Álvaro Uribe.

Es precisamente la figura del ex mandatario (2002-2010) la que le da verdadera fuerza al aspirante del CD. La formación uribista ha llegado a un acuerdo de coalición electoral con el Partido Conservador de Colombia (PCC), liderado por otro ex presidenteAndrés Pastrana. Ahora, Duque deberá medirse con el aspirante conservador para luchar por la Presidencia, aunque todos los sondeos dan como muy probable ganador a quien presente como cabeza de cartel esta unión del centro derechacolombiano.

La coalición está cimentada sobre la base de quienes lucharon por el NO en el plebiscito del 2 de octubre de 2016 sobre los acuerdos firmados por el presidente Juan Manuel Santos y el lider narcoterrorista de las FARCRodrigo Londoño, alias Timochenko.

En esta primera entrevista tras su nominación, Iván Duque —que atiende a OKDIARIO y la Revista Zeta por teléfono en plena campaña— repasa todos los temas de actualidad en su país. Pero, además de criticar con dureza a Santos por su «pacto con los terroristas auspiciado desde La Habana», el favorito para alcanzar la Casa de Nariño, sede de la Presidencia de la República de Colombia, dedica gran parte de su discurso a señalar «el riesgo de la dictadura venezolana», no sólo para su país sino también para España, a través de su «sucursal, Podemos». Según Duque, «los populismos siempre quieren sembrar la discordia pero confío en la sensatez de los españoles».

P.– ¿Cuál es su postura respecto al conflicto venezolano?

R.– Primero, hay que tren claro que la libre determinación de los pueblos no puede ser la libre determinación de los dictadores. Lo que hay en Venezuela es una dictadura oprobiosa, un sátrapa que está persiguiendo a su pueblo. Y como tal tenemos que denunciarlo en los espacios multilaterales que corresponda. Yo denuncié a Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional con 76 firmas de senadores de Colombia y más de 50 parlamentarios de Chile, para que abra una investigación contra él por los crímenes sistemáticos que viene cometiendo. Yo no voy a tener una actitud belicosa con Venezuela. Pero siempre voy a tener la firmeza para denunciar los atropellos de esa dictadura. Y ése debe ser el deber de los mandatarios de toda América Latina.

P.– En España tenemos a Podemos como sucursal de ese ‘socialismo del siglo XXI’, como le llaman ellos, presuntamente financiado por la dictadura venezolana. ¿Cree usted que hay un peligro real en esa cabeza de puente?

R.– Yo diría que el riesgo del populismo siempre está latente. Porque quiere generar intimidación, protesta social, lucha de clases, polarizar para dividir. Ésa siempre ha sido la estrategia de los sectores populistas, que se valen además de la corrupción, de los deterioros económicos y de las carencias sociales para crecer. Yo creo que ese riesgo está presente en todas las sociedades. Pero tengo la absoluta certeza de que en España hay liderazgos sensatos, de centro, que están pensando en el futuro del país y son el muro de contención para que el populismo no afecte a España ni a los españoles.

P.– Hablando del dinero venezolano… Las FARC se han fundado como partido heredero de la narcoguerrilla en Colombia, pero también en Venezuela. ¿Cómo se puede controlar la financiación de ese engendro político?

R.– Bueno… si las FARC quieren ser un partido político lo tienen que hace conforme a la ley colombiana. La ley colombiana tiene muchas prohibiciones expresas en relación al financiamiento. Tenemos que reflexionar como país que una cosa es que quieran ahora hacer política y otra que las FARC estén siendo permisivos y tolerantes con que existan estructuras armadas que simpaticen con ellos. A mí me parece muy grave que tengamos a más de 1.000 miembros de las FARC en disidencia en el país, y que empiecen a ejercer control y presión territorial en zonas de influencia histórica. Lo lógico es que si se convierten en partido político, busquen candidatos que se identifiquen con sus postulados, pero lo que no puede pasar es que sean criminales de lesa humanidad y que ahora quieran ejercer el liderazgo político.

P.– ¿Cree usted que las FARC se refugian en Venezuela a cambio de dar financiación a la dictadura con los fondos de la droga?

R.– Las FARC tienen de hace muchos años una complicidad con el régimen dictatorial de Venezuela. Hay corredores del narcotráfico en la región del Catatumbo, que alimentan la logística del Cartel de los Soles. Además, la dictadura de Venezuela protegía a los cabecillas de las FARC con información de inteligencia privilegiada frente a la fuerza pública y la Justicia colombiana. Venezuela ha violado resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU porque ha protegido, amparado, financiado y promovido grupos armados en Colombia. Eso no dejaremos de denunciarlo. Y ahora seguramente nos vamos a encontrar con que una parte importante de los recursos de las FARC seguramente esté escondido en ese país. Esperamos que estas cosas también se sepan y que puedan ser denunciadas oportunamente.

P.– ¿Tiene usted información concreta de que las FARC no están del todo desmovilizadas y que operan desde territorio venezolano?

R.– Yo no tengo información detallada, pero para nadie es una misterio que las FARC ha tenido estructuras, influencias y cómplices en Venezuela. Entonces no se me haría nada raro que ese tipo de situaciones se estén presentando. ¿Qué es lo que nosotros necesitamos? Que esa dictadura de Venezuela pueda llegar a su fin, que permita una genuina transición democrática y que en ella tengamos todas las herramientas parea evitar que se le haga daño al pueblo colombiano.

P.– ¿Cómo se puede frenar el proyecto castro-chavista que emana del Foro de Sao Paulo, que reúne a Maduro con Lula, Morales… y Podemos?

R.– Se frena y se derrota creando un compromiso ciudadano creciente con la legalidad, el emprendimiento y una política de equidad sostenible que realmente beneficie a los más vulnerables. Aquí lo que tenemos en Colombia es una amenaza populista que quiere dividir a la población, generar protesta social a base de lucha de clases. Y el antídoto que estamos presentando es una agenda de gobierno financiable, gerenciable y aplicable desde una economía de mercado que defiende la legalidad, el emprendimiento y la equidad.

P.– Su denuncia a Maduro ante la CPI puede ser efectiva a largo plazo, pero a corto, ¿qué se puede hacer?

R.– A corto plazo, el tema es muy fácil. La comunidad internacional debe presionar para que se cumpla la Carta Democrática Interamericana que ha sido violada de manera recurrente por la dictadura de Venezuela. Y obviamente cuantos más países de América Latina denuncien lo que está ocurriendo en Venezuela, muchísimo mejor. Y yo espero liderar esa causa, tendremos que denunciar las graves violaciones que se están presentando en Venezuela y que sea el sistema internacional el que presione para una genuina transición hacia la democracia.

P.– Usted considera que Colombia debe retirarse de Unasur porque es cómplice de la dictadura venezolana. ¿Pero retirarse no es perder un foro internacional donde señalar a Nicolás Maduro?

R.– Yo he dicho que Colombia debe buscar los espacios internacionales donde se condene la dictadura de Venezuela. Y sin duda, Unasur puede ser otro foro multilateral más. El problema es que Unasur ha tenido una actitud complaciente o lo que es peor, connivente, frente a la dictadura de Venezuela. Se ha negado a hacer rechazos enfáticos. ¿Colombia debe retirarse de Unasur? Yo diría que sí, porque en ese foro todo lo que está ocurriendo en Venezuela desde hace unos años ha sido mirado de reojo sin darle el peso que tiene. Hoy más que nunca tenemos más que claro que ha llegado el momento de actuar.

P.– ¿Es el caso venezolano una verdadera prioridad para Colombia?

R.– Claro que sí. Allí viven millones de ciudadanos con nacionalidad colombiana, hijos de colombianos o con vínculos ancestrales. Y nosotros debemos entender que una migración desordenada, una migración en busca de atención humanitaria puede desbordar la propia capacidad de atención de Colombia. Debemos estar preparados, pero al mismo tiempo Colombia debe liderar que se puedan buscar manejos migratorios con visas [visados] temporales para que no sea Colombia el único país que amortigüe ese flujo migratorio humanitario. Yo buscaré el apoyo de las organizaciones internacionales para poder manejar una situación tan delicada con la mayor prudencia y con el deber de recibir con cariño y afecto a tantos venezolanos como ellos hicieron en su momento con nuestros hermanos colombianos.