La política es una de las formas más altas de la caridad, insiste Francisco en la doctrina desde Pío XI. Así, la nobleza y la dignidad de la política radican en que es servicio.
Convocados por el CELAM y la Pontificia Comisión para la América Latina, con impulso del Papa quien nos dirigió un mensaje especial llamando a rehabilitar la dignidad de la política, políticos y obispos latinoamericanos nos reunimos del 1 al 3 de este mes en Bogotá en el primer Encuentro de Católicos con Responsabilidades Políticas al Servicio de los Pueblos Latinoamericanos. Un evento denso y emocionante en el cual, sin renunciar cada uno a sus posiciones, nos hablamos a partir de lo que compartimos, de la fe común y la Doctrina Social de la Iglesia que debe ser mucho más que buenas palabras para tranquilizar conciencias y traducirse en buenas obras en beneficio de la justicia, la libertad y la paz.
No se trata de formar un nuevo partido de católicos, sino que cada uno en su lucha actúe desde los principios. El evento estuvo signado por el pluralismo. Asistimos demócrata cristianos, desde luego, pero también socialistas, liberales, conservadores, demócratas de distintas denominaciones. Nuestros vecinos inmediatos eran un dirigente sandinista nica y un diputado Blanco charrúa. Había argentinos del PRO de Macri y peronistas y brasileños de todo el disperso abanico político de ese inmenso país. De aquí fuimos, invitados por la Conferencia Episcopal, Felipe Pérez Martí, exministro del difunto Presidente y quien escribe, y no pudo asistir el joven diputado José Manuel Olivares. Expuse que muchos otros católicos activos en la política venezolana estaban impedidos de asistir por prohibiciones de salida del país, anulación de sus pasaportes, o por estar presos o refugiados en una misión diplomática.
Entre los pastores estuvieron el cardenal de Bogotá y el canadiense que preside la Congregación de los Obispos y la CAL, así como sus hermanos de San Salvador, Tlalnepantla, Guadalajara, Sao Paulo y Brasilia y obispos de Perú, Argentina, Bolivia, Honduras, Estados Unidos, Guatemala y el nuestro de San Cristóbal, Mario Moronta, quien tuvo una destacada intervención en la cual nos recordó el mandato de «Evangelii Gaudium» de “Tener un oído en el pueblo y otro en Dios”.
Signado por la franqueza, como quiso Francisco, pastores y políticos expresamos libremente nuestros puntos de vista. Críticas, consejos, peticiones, recomendaciones. Los políticos católicos somos laicos comprometidos en una actividad humana exigente, poblada de tentaciones y acosada por distintos requerimientos, que se despliega ante la mirada vigilante de pueblos que necesitan y reclaman.
Vale así recordar la oración de Santo Tomás Moro, patrono de los políticos y gobernantes, “Y dame buen Señor, una mente humilde, modesta, calma, pacífica, paciente, caritativa, amable, tierna y compasiva en todas mis obras, en todas mis palabras y en todos mis pensamientos”.