Abundan los testimonios sobre abusos del oficialismo durante el proceso de elecciones del domingo 10 de diciembre con el propósito de sacar ventajas a favor de sus candidatos a alcaldes y todo eso fue exagerado para imponer su candidato a gobernador del estado Zulia.
Antes de proseguir con las anécdotas de ese día, hay que dejar claro, como demuestran expertos, que el sistema automatizado de votación que funciona en Venezuela realmente es uno de los más confiables del mundo. Basta votar para comprobar que no hay fallas en ninguno de los cuatro pasos de la herradura y al final quedan las actas y una caja donde se protegen los comprobantes de cada voto.
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Pero también hay que repetir lo que dicen los expertos, la confiabilidad de todo sistema automatizado de votación depende al final de quienes lo manejan.
A eso hay que agregar que si quienes se oponen a los que manejan el sistema abandonan los centros de votación o se niegan a participar en unos comicios, dejan libre todas las posibilidades de que haya alteraciones de ese proceso, especialmente en las horas posteriores al cierre de cada centro de votación. La confiabilidad del sistema quedaría resguardada totalmente si cada centro realiza sus escrutinios y entrega acta de todo a los testigos de cada tolda política. Cualquier duda debería despejarse contando los comprobantes con la lista de votantes y chequeando cuántos votos recibió cada candidato.
La ausencia de testigos opositores en los centros de votación impide que se cumpla con esos requisitos y por eso muchos estiman que la cifra de más de 9 millones de votantes anunciada por el Consejo Nacional Electoral (CNE) no corresponde a un evento donde fue notoria la escasa participación de los más de 19 millones autorizados en el padrón electoral.
El presidente Nicolás Maduro dijo el lunes 11 a las 8:30 de la noche en cadena de radio y televisión que ellos ganaron 305 alcaldías; la oposición formal ganó 25 y otras fuerzas ganaron 5.
Sin embargo, el resultado final dado por el CNE es que el Gran Polo Patriótico (GPP) o el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) ganó 308 de las 335 alcaldías en juego y en el Zulia su candidato se impuso fácilmente a Manuel Rosales, candidato de Un Nuevo Tiempo (UNT), quien ayudó en la versión anterior a que Juan Pablo Guanipa obtuviera más votos que el entonces gobernador, Francisco Arias Cárdenas.
Guanipa, militante de Primero Justicia, es ahora investigado presuntamente por promover hechos violentos.
Los abusos en todo el país por parte del partido gobernante fueron descarados y con la anuencia del Plan República y las rectoras del CNE. Lo más evidente fue la colocación de quioscos del Psuv frente a los centros de votación, aunque las normas dicen que cualquier punto de una tolda política debe colocarse a 200 metros de esos centros. Chicas de esos kioscos interpelaban a quienes salían de votar y si tenía carnet de la patria lo incluía en una lista que debía firmar. Los militares del Plan República no objetaron en ningún momento que esas chicas llevaran franelas con siglas y colores del partido de gobierno.
En esos quioscos había propaganda electoral del oficialismo y en algunos centros de votación repartieron periódicos a favor de los candidatos del Psuv.
Llovieron denuncias desde todo el país sobre el uso de vehículos del Estado, incluyendo patrullas policiales, para trasladar votantes oficialistas hasta los centros de votación.
Testimonios de los propios delegados del CNE indican que todos esos abusos se multiplicaron en el Zulia, especialmente en lo que se relacionaba con la elección del gobernador.
Cuentan que sin justificación alguna, algunos votantes eran acompañados por delegados del partido de gobierno para verificar por quién votaba y una vez comprobado que lo hacía por el candidato oficialista le pagaban con cajas y medias cajas de comidas con los productos importados por el sistema Clap y los más renuentes recibieron pagos de 500 mil bolívares. Parece que algo parecido hicieron para imponer al candidato oficialista en la Alcaldía del municipio Sucre del estado Miranda. Los encargados de movilizar votantes y los colectivos que amedrentaron a los electores también recibieron pagos importantes. Un delegado del CNE de los que estuvieron en el Zulia comentó que esa es la gran capacidad de movilización de la que tanto se jacta el primer vicepresidente del Psuv, Diosdado Cabello. Para el Plan República y el CNE todo el proceso transcurrió con absoluta normalidad y ajustado a las reglas de unas elecciones libres y transparentes.
La controvertida Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que dejó libre los espacios electorales al actual Poder Ejecutivo dijo que nuevamente vimos a todo el aparato del Estado abusando de su poder, incluyendo el uso perverso del «carnet de la patria», para someter la voluntad de un pueblo en situación de extrema necesidad.
En cuanto a la juramentación de los alcaldes opositores ante la Asamblea Constituyente eso estaba ocurriendo entre jueves y viernes.
El presidencialismo
Está demostrado que el presidencialismo es causa fundamental de muchos de los males en Venezuela. Al igual que el endeudamiento debería ser uno de los temas puntuales de atacar para cualquier venezolano que realmente esté interesado en el progreso de todos y la superación de la pobreza física y mental del pueblo. Pero, la obsesión presidencialista está muy arraigada en la mayoría de la nueva generación política que domina en el país. Esa obsesión impulsa a aniquilar a cualquiera que pueda convertirse en obstáculo en la carrera hacia el Palacio de Miraflores. Esa obsesiva maquinaria ha facilitado que el gobierno apele a diferentes irregularidades para superar el atractivo popular que poseen en sus regiones Manuel Rosales, Henri Falcón, Andrés Velásquez y Enrique Mendoza.
Pero la maquinaria de la obsesión presidencial también tiene en su lista a Henry Ramos Allup y acaba de incorporar a la misma al empresario Lorenzo Mendoza, a quien un grupo de buscadores de fortuna está rogando que acepte ser candidato presidencial. Pudiera ser el nuevo mesías o el Donald Trump venezolano. Hasta ahora, Lorenzo Mendoza no ha caído en los ruegos. Sabe que los que convencieron a Trump mejoraron sus cuentas personales y eso es lo que están buscando sus actuales mentores.
Lo cierto es que el presidencialismo dominará todo 2018 y nada raro que el gobierno adelante esas elecciones, como corre tras bastidores, precisamente para impedir que haya un acuerdo entre las decenas de aspirantes a la presidencia de Venezuela.
Un nuevo CNE
La gran ausente de los pasados comicios municipales fue Tibisay Lucena, actual presidenta del CNE, y no parece normal que haya poca información oficial sobre las causas de esa ausencia.
Sin profundizar, algunos voceros del gobierno han dicho que está enferma. En el CNE dicen que está de reposo por un mes. Pero, lo cierto es que Lucena recogió hace varias semanas todas sus cosas personales que tenía en su oficina, tal como dijo en su oportunidad la revista Zeta.
Esa ausencia parece responder a algo más que un simple reposo con las revelaciones de representantes opositores en las conversaciones con el gobierno que se reanudan este viernes 15 en República Dominicana. La conformación de un nuevo CNE forma parte de lo que se está negociando en Santo Domingo.
Fuentes bien informadas aseguran que lo que viene es una versión del CNE que presidió Francisco Carrasquero, el cual tenía una conformación 2-2-1. Es decir, dos rectores del Psuv, dos rectores de oposición y el quinto sería alguien designado por consenso.
Esas fuentes hablan de una guerra entre los grupos de Jorge Rodríguez, Francisco Ameliach y uno de militares para dominar el ente electoral. Por lo pronto Sandra Oblitas (grupo de Jorge Rodríguez) domina las posibilidades de convertirse en presidenta del CNE, pero no hay que descartar a un teniente retirado que maneja la parte técnica y de informática del sistema electoral.