Gobierno redondea plan electoral

El país entero tiene que aprender que detrás de los actuales gobernantes hay asesores extranjeros que no dan puntada sin hilo, según dice el refrán. El intermitente diálogo y la revalidación de nóminas de seis partidos políticos, prevista para este fin de semana, son parte de la estrategia para ampliar las divisiones en la oposición y ahora el adelanto de las elecciones presidenciales complica la ya  debilitada unidad opositora.

Todo eso ha estado cuidadosamente calculado. Denunciar que todo eso es contrario a la Constitución vigente y no es nada democrático, ayuda poco a despejar la maraña que inmoviliza  a la oposición.

El actual gobierno nacional se arropa totalmente con la supraconstitucionalidad que correspondería solamente a la Asamblea Nacional Constituyente de cuestionado origen.

Muchos opositores entienden que lo imprescindible en estos momentos no es salir de Nicolás Maduro, sino desmontar el modelo económico que está aplicando, especialmente el control de divisas que atenta contra la estabilidad de los precios. Dentro del chavismo analizan eso y algunos plantean que es el impedimento principal para las aspiraciones de reelección de Maduro.

Cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE) aprobó el decreto de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) de que los partidos Primero Justicia (PJ), Voluntad Popular (VP), Acción Democrática (AD), La Causa R (LCR), Alianza Bravo Pueblo (ABP), Copei y la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) deben revalidarse por no haber participado en las últimas elecciones convocadas por ANC, surgió un nuevo motivo de diferencias dentro de la oposición.

Voluntad Popular anunció que no acudirá a revalidar su nómina, pero dedicará esfuerzos a revalidar la tarjeta de la MUD y luego se unieron a esa iniciativa LCR, Movimiento Progresista de Venezuela (MPV), Copei, Proyecto Venezuela (PV), Va Pa’Lante y Primero Justicia (PJ). Otros partidos revalidarán sus nóminas bajo protesta. Deberían validar la de la MUD y la de cada tolda sancionada. Deben tener en cuenta que la tolda que no revalide este fin de semana queda fuera de registro.

Mientras el oficialismo ya convocó para el domingo 4 de febrero, cuando se cumplen 26 años del intento golpista de Chávez, al Gran Congreso de la Patria que decidirá el Plan de la Patria 2019-2025 y el candidato presidencial a las elecciones presidenciales, la MUD analizaba esta semana cómo enfrentar el adelanto de esas elecciones y sigue sin decidir si la escogencia de su candidato unitario será por elecciones primarias o por consenso.

En la sesión solemne de la Asamblea Nacional con motivo de los 60 años de la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez, el orador de orden fue el exsecretario ejecutivo de la MUD, Ramón Guillermo Aveledo, quien destacó que la gran enseñanza de esa fecha es la unidad nacional, asomó que en Venezuela «los años terminados en ocho han resultado ser años de cambio» y alertó que «la esperanza es lo último que se pierde y es la cuota inicial de todas las grandes victorias… no permitamos que nos expropien la esperanza».

De acuerdo con el decreto de la ANC, el CNE debe fijar si las elecciones presidenciales son el 1, el 8, el 15, el 22 o el 29 de abril que son los domingos de ese mes.

Se comenta en sectores opositores que la división de la oposición no es reciente. Han habido factores, como se ha dicho, que cayeron en las trampas tempranas del proyecto chavista. Hicieron comparsa al gobierno para descalificar a sus mejores candidatos ante cualquiera del Psuv. Es así como minimizaron a Enrique Mendoza, Andrés Velásquez, Manuel Rosales, Henri Falcón y Henry Ramos Allup. Claudio Fermín también es buen candidato, pero no tiene partido. Es hora de entender que un buen candidato presidencial no tiene que ser ángel o arcángel sino un político con trayectoria en la administración pública, con obra visible y buen manejo de los recursos públicos. Eso es preferible a buscar un novato o improvisado. Factores opositores creyeron aquello que les vendió el chavismo: «No volverán».

El 23 de enero

El pasado martes se cumplieron 60 años del derrocamiento del general Marcos Evangelista Pérez Jiménez, considerado, hasta hace poco, el último dictador de Venezuela.

El colega Alberto Jordán Hernández, otro decepcionado de lo que llaman chavismo, recordó el fin de semana pasado hechos previos a ese derrocamiento, incluida la Carta Pastoral que el Arzobispo de Caracas, Monseñor Rafael Arias Blanco, ordenó leer en las parroquias el 1º de mayo de 1957. Al mes de esa Pastoral, los partidos URD, AD, PCV y Copei  constituyeron la Junta Patriótica, presidida por el periodista Fabricio Ojeda. La Pastoral se parece a lo dicho por obispos el pasado 14 de enero en la procesión 162 de la Divina Pastora y por lo cual el presidente Maduro pidió que sean enjuiciados mediante la acomodaticia Ley del Odio.

El colega Jordán Hernández también recuerda los movimientos de algunos militares contra  la dictadura a partir de esa Pastoral y cómo culminó todo el 23 de enero de 1958 con la fuga del general hacia Santo Domingo. Surge una Junta de Gobierno Provisional que Jordán dice que solo estuvo  integrada por militares, con  el Contralmirante Wolfang Larrazábal a la cabeza, pero Enrique Tejera Paris cuenta en sus Memorias publicadas en abril de 2009 que el 24 de enero él y el empresario Eugenio Mendoza llegaron de Nueva York y se instalaron con esos militares en el Palacio Blanco. Mendoza formó parte de la Junta de Gobierno y Tejera Paris trabajó con dicha junta.

Todo eso es oportuno para recordar que Pérez Jiménez, al igual que casi todos los gobernantes venezolanos, no entendió   que lo civilizado es compartir el manejo del Estado con otros poderes e incluso con otros grupos políticos que sirvan de contrapeso. Nuestros gobernantes y los aspirantes a serlo se aferran al dañino presidencialismo exacerbado en la Constitución vigente.

Pero hay que recordar que ese militar tachirense construyó casi todos los hospitales de las grandes ciudades  y centros asistenciales menores del país, incluyendo la Maternidad Concepción Palacios, el Hospital Clínico Universitario. También construyó la Ciudad Universitaria de Caracas.

Ese militar construyó casi todos los sistemas de interconexión vial y principales autopistas nacionales, incluyendo la Caracas-La Guaira y el Ferrocarril Puerto Cabello- Barquisimeto.

También construyó los grandes hoteles del país a través de la Corporación Nacional de Hotelería y Turismo (Conahotu), el Teleférico de Caracas y la primera etapa del Teleférico de Mérida.

Igualmente construyó los principales aeropuertos de Venezuela. Amplió y modernizó el ya existente internacional de Maiquetía, además de todas las instalaciones militares del país, incluido el Cuartel de la Guardia Presidencial, el Palacio Blanco.

En cuanto a viviendas, dejó urbanizaciones emblemáticas en cada ciudad a través del Banco Obrero.

Los gobiernos posteriores a Pérez Jiménez construyeron el Puente sobre el Lago de Maracaibo, la Represa del Guri, el Metro de Caracas, el primer puente sobre el río Orinoco, además de empresas como las básicas de Guayana, PDVSA y otras.

En Caracas dejaron el Complejo Cultural Teresa Carreño, el Complejo Residencial Parque Central con sus dos enormes torres y salas y teatros que al igual que el «Teresa Carreño» han sido convertidos en salas de reuniones políticas por los actuales gobernantes que ni siquiera hacen mantenimiento a los servicios básicos construidos en anteriores administraciones y por su indolencia pasarán a la historia como  «Los destructores del siglo XXI».