Ese hombre sí camina*

Con su viaje por América Latina, Tiranosaurus Rex cierra el cerco de alambre de púas electrificado con el cual espera persuadir a estos sociópatas que nos gobiernan de que les conviene hacer unas elecciones decentes.

Rex Tillerson es de esos súper-gerentes que se ocupan personalmente de los problemas importantes,  y cuando lo que se gerencia son los problemas internacionales de la mayor potencia del planeta, el Caso Venezuela es uno de esos problemas importantes. Grande y complicado problema. Grande, porque su tamaño no se mide por el de la nación donde el caso se presenta -un país arruinado hasta el hambre por uno de esos asaltos al poder perpetrados por una banda forajida, lo que en América Latina llaman una revolución- sino por el valor estratégico de lo que guarda en el subsuelo. Complicado, porque los latinos todo lo enredan con sus exaltaciones pasionales, que incluyen o conducen a la veneración de sociópatas que los humillan y arruinan.

A la gerencia de los problemas internacionales de la mayor potencia del planeta, el señor Tillerson ha llegado procedente de la mayor corporación de la Tierra, la Exxon Mobil. No son conchas de ajo. El drama se produce en una época en la cual el planeta referido está gobernado por las grandes corporaciones como en épocas anteriores lo estuvo por instituciones de menor consistencia, como las familias llamadas, no sé por qué, casas nobles. Es un mecanismo que la mayoría de la gente no puede entender, y mejor es así, que entiendan de beisbol y futbol, y, los que descrean de la Virgen María, crean en Beyoncé. Pero que no jodan, que si lo hacen viene el caos y es peor.

    Para que vayan entendiendo la situación, que no les voy a durar toda la vida, tengan en cuenta que en esta hora de la Historia a las naciones las gobiernan las grandes corporaciones, que Estados Unidos es la mayor de esas potencias y la gobiernan enormes corporaciones, la más grande de las cuales es Exxon Mobil, que así pasa a ser la corporación más poderosa del planeta, y que el jefe exitoso y respetado de Exxon Mobil es Rex Tillerson, el mismo que ahora camina por América Latina como antes caminó la chequera de Hugo Chávez. Queda claro que Rex Tillerson, a quien en confianza y en homenaje a su tamaño y poder llamo Tiranosaurus Rex, es quien manda en la política exterior de Estados Unidos, que últimamente andaba achicopalada por el hábito burocrático de empollar los problemas y por el efecto de gobernantes suyos como el que dio la vuelta al mundo pidiendo perdón por haber ganado las dos grandes guerras, que las chiquitas no importan.

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De todo lo anterior se deduce que no es menguado el honor que se nos hace a los venezolanos cuando este súper-gerente que viene a ser el hombre más poderoso del planeta se mete una paliza de viaje por esos chiribitales con el propósito de corregir la metida de pata en que incurrimos el año fatal de 1998, cuando a la mayoría de los electores (mitificado, por cierto, tan desacertado gremio) se les ocurrió votar por un teniente coronel raspado en el Curso de Estado Mayor y, en términos generales, dueño de una panorámica ignorancia.  A un nalgudo animador que rellena horas muertas en la televisión de Miami, rating 0.1, un súbito brote de apariencia histérica pero en realidad de naturaleza numismática, que supuestamente le nubló el entendimiento, me impidió explicarle que para nada es desdoroso el móvil económico que anima a Tiranosaurus en este periplo. La Economía ha movido la Historia de la humanidad, menos mal, que si no, no se mueve y el hombre pierde esa lucha eterna por «haber mantenencia», que dijera el Arcipestre**. A nivel de Tiranosaurus el negocio no se hace por dinero sino por arte. Las líneas ágiles de un cuadro de estadística prefiguran una escultura moderna o el techo volado de un estadium. Tiranosaurus empatando el alambre de púas, además electrificado, que se tiende en torno a los sociópatas que nos mandonean, para obligarlos a hacer unas elecciones decentes, no es menos sublime que Miguel Ángel guindando del techo de la Capilla Sixtina, aunque alguna vez tenga que arrojarle una lata de pintura al Papa – en este caso Trump.

El tema es peludo y si lo bordeo es porque vivo en esta nación multicultural y multiétnica que va para tres siglos y no ha cambiado su constitución original, la que legaron sus padres fundadores, sino que la enmienda para ajustarla a los cambios que el progreso impone. Así la primera enmienda consagra a quienes aquí residan el derecho a expresar su pensamiento con una libertad que a los latinos, amantes de (¡horror!) líderes en vez de instituciones, resulta de difícil comprensión. Sin darse cuenta, los ciudadanos originales de Estados Unidos crearon el menos malo de los sistemas de gobernarse que ha encontrado el hombre (postulo que la democracia es aquí, nada de Atenas). Son países así los que debemos hacer, no adefesios como aquel de donde -y es bueno recordarlo- hube de pirarme porque a cada rato el presidente le recordaba por televisión a la Fiscala General que me encanara, porque yo andaba por ahí diciendo que él no era socialista como Felipe González sino fascista como Perón.

Espero haberme explicado. Y perdonen el barroco. Es que el nalgudo me inquietó con sus intentos de hacer protuberante mi manera irreverente de tratar a Tiranosaurus. Que con él contamos.

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* «Este hombre sí camina» fue el segundo tema de Carlos Andrés Pérez en la campaña electoral de 1973. Salió de mi taller, creado por Ángel Ciro Guerrero. El primero fue «Democracia con energía» (democracia con petróleo), de mi directa producción personal.

** «Haber mantenencia» refiere al Arcipreste de Hita, Serranillas. El verso dice más o menos así: «El hombre se afana por haber mantenencia/ y xuntamiento con fembra placentera».  Cito de memoria, porque los sociópatas arriba citados me separaron de mi biblioteca.