FILE PHOTO: Venezuela's President Nicolas Maduro holds a document as he speaks during a meeting with ministers in Caracas, Venezuela January 30, 2018. Miraflores Palace/Handout via REUTERS

Gobierno es como una criptomoneda

El economista norteamericano Paul Robin Krug-man, Premio Nobel de Economía en 2008 por sus contribuciones a la Nueva Teoría del Comercio y la Nueva Geografía Económica, alertó en artículo publicado la semana pasada por The New York Times sobre algunas características de la más conocida criptomoneda, el bitcoin.

Los venezolanos podemos ver que algunas de esas características son similares a las del actual gobierno nacional, especialmente su falta de un vínculo con la realidad y que es una burbuja que genera una especie de culto, “cuyos adeptos se dejan llevar por paranoias y fantasean que los malvados gobiernos les quieren robar todo su dinero”.

Krugman dijo que los bitcoines están formando una burbuja gigante que al final producirá solo dolor y agregó: “No obstante, se trata de una burbuja envuelta en un brillante tecnomisticismo y la protege un capullo de ideología libertaria. Si le quitamos toda esa envoltura, quizá podamos aprender algunas verdades de la época que nos ha tocado vivir”.

Precisó que “los bitcoines son un medio de pago lento, inadecuado y costoso. De hecho, incluso los organizadores de conferencias sobre Bitcoin algunas veces no aceptan pagos en bitcoines de los participantes. En realidad, no hay ninguna buena razón para utilizar bitcoines en nuestras transacciones regulares -a menos que no queramos que nadie sepa qué compramos o vendemos, por lo que gran parte del uso real de bitcoines se asocia con las drogas, el sexo y otros artículos del mercado negro”.

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También dijo: “Al igual que los bitcoines, los billetes de 100 dólares no son muy prácticos para nuestras transacciones ordinarias, pues la mayoría de las tiendas no los aceptan. No obstante, estos billetes con el retrato de Benjamin Franklin son populares entre los ladrones, los narcotraficantes y los evasores fiscales”.

A diferencia del billete de 100 dólares, “un bitcoin no tiene ningún valor intrínseco. Si consideramos esta característica ausencia de un vínculo con la realidad, sumada a los contados usos que tienen los bitcoines en la práctica, podemos decir que se trata de un activo cuyo precio es especulativo casi al cien por ciento y, por lo tanto, de una volatilidad tremenda. Los bitcoines perdieron cerca del 40 por ciento de su valor durante las últimas seis semanas; si el bitcoin fuera una moneda real, esa reducción sería equivalente a una tasa de inflación de alrededor del 8.000 por ciento anual”.

El economista alerta que al “no tener ningún vínculo con la realidad, el bitcoin también está muy expuesto a la manipulación del mercado. En 2013 se descubrió que las acciones fraudulentas de un solo individuo al parecer hicieron que el precio del bitcoin aumentara siete veces su valor. ¿Ahora quién está manipulando el precio? Nadie lo sabe. Algunos observadores sospechan que Corea del Norte podría estar involucrada”.

El Premio Nobel de Economía agregó: “…cuando lidiamos con criptomonedas, interviene otro factor más: no es solo una burbuja, sino que también ha generado una especie de culto, cuyos adeptos se dejan llevar por paranoias y fantasean que los malvados gobiernos les quieren robar todo su dinero”.

Comentó que algunos periodistas que escriben con escepticismo acerca del bitcoin le han dicho que es el tema que genera más correos con expresiones de odio.

Así que la suerte del gobierno venezolano y la moneda Petro tienen mucho en común.

La otra cara

La cara que presenta el gobierno de Venezuela es de triunfo, confianza en sí mismo y suficiente respaldo interno y externo para superar los crecientes obstáculos en su camino.

La otra cara es que ya no puede seguir engañando y manipulando a los factores internos ni a los externos y hay pruebas de ello.

Los economistas derrumbaron la tesis de la guerra económica con cifras que apuntalan que la devaluación del bolívar se debe a 15 años de control de las divisas.

Desde 2003, el gabinete económico ha creado nueve mecanismos para la asignación de las divisas, lo que ha hecho que el sistema cambiario venezolano sea reconocido como uno de los más complejos del mundo.

Además de Cadivi (luego Cencoex), los venezolanos debieron ajustarse al Sitme, Sicad I, Sicad II, Simadi, Dipro y Dicom, nuevo Dicom y el nuevo “nuevo Dicom” para poder aspirar a conseguir divisas para compras en el extranjero, para viajar o para ahorrar.

Durante todos estos años y tomando como referencia solo los marcadores oficiales, el tipo de cambio ha aumentado 208.962%, mientras que el bolívar se ha devaluado 99,5%.

La primera tasa de cambio oficial fue la de Cadivi, de 1,6 bolívares por dólar (1.600 bolívares antes de la reconversión), y la última es la del Dicom, que cerró en septiembre en 3.345 bolívares por dólar. El llamado “nuevo Dicom” colocó el precio del dólar en Bs 24.997 y el euro en Bs 30.987, pero lo más grave es que no hay dólares ni euros para liquidar lo ofertado y los comerciantes urgidos de cumplir con sus proveedores del extranjero tienen que seguir dependiendo del dólar paralelo montado sobre los 200 mil bolívares y eso no ataca la hiperinflación ni estabiliza los precios.

En lo político, las trampas recomendadas por los asesores extranjeros al grupo montado desde Cuba y Rusia comienzan a desmoronarse como ocurrió en Ecuador con la reelección indefinida. La oposición venezolana debe hacer lo mismo para corregir su error de 2008 cuando el comandante Hugo Chávez manipuló a alcaldes y gobernadores para legalizar esa nociva norma que había sido rechazada con la fallida Reforma Constitucional de 2007.

Lo ocurrido en República Dominicana esta semana cambia el panorama del gobierno capaz de hacer que la oposición acepte todas sus manipulaciones. La oposición rechazó firmar un acuerdo que entrega todo el próximo proceso electoral, previsto para el 22 de abril, a los poderes sumisos al grupo del presidente Nicolás Maduro.

Ese gobierno sabe que no le será fácil imponer esas elecciones porque la comunidad internacional comenzó desde el propio miércoles a endurecer las sanciones contra funcionarios del régimen venezolano y muchos aceptan que lo dicho el viernes pasado por el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, no es una bravata cualquiera.

Durante una conferencia de prensa en México, inicio de su gira por varios países latinoamericanos. Acompañado del canciller mexicano Luis Videgaray y la canciller canadiense Chrystia Freeland, el funcionario norteamericano hizo un llamado al presidente venezolano, Nicolás Maduro, para que permita elecciones democráticas libres o se haga a un lado.

También recomendó al gobernante venezolano que disuelva la ilegal Asamblea Nacional Constituyente y devuelva todas las competencias que corresponden a la reconocida Asamblea Nacional surgida de elecciones libres en diciembre de 2015.

Ante el fracaso del supuesto diálogo en República Dominicana, el gobierno venezolano debe buscar otras justificaciones para proseguir con su plan de reelección del actual presidente, pese a toda la realidad en su contra. Las denuncias sobre su colaboración con grupos irregulares de Colombia parecen afianzar la hipótesis de que este gobierno es como una criptomoneda.