La difícil situación económica que afecta a muchos hogares venezolanos perjudicará las tradicionales fiestas carnestolendas. Debido a los altos costos de los disfraces es probable que muy pocos sean los niños que salgan a la calle vestidos como sus personajes favoritos, toda vez que en los hogares la prioridad se centra en la adquisición de alimentos y gastos básicos.
A pocos días de la llegada de este asueto era común observar a los padres recorrer las tiendas para adquirir los disfraces de sus hijos, con una gran variedad que iba desde princesas, animales, súper héroes y hasta personajes de películas.
Las vitrinas estaban repletas de trajes de colores, se encontraba mucha variedad, todas las tallas y diseños de calidad. Ahora la historia es otra, pues son muy pocos los locales que hoy en día ofrecen estos productos para la venta, debido a que los precios son inaccesibles.
La mayoría de los trajes exhibidos rondan desde los Bs 900.000 hasta 8 millones. Para bebés están en un promedio de Bs. 545.000 cuando el año pasado se podían encontrar en Bs. 40.000. Ha habido un alza de más de 1.262,5m% en un año. Para los niños de entre 4 y 8 años de edad el precio de los disfraces está alrededor de Bs. 1.250.000, cuando antes costaban casi Bs. 60.000. El incremento es de 1.983,33m%. Otras opciones más accesibles son disfraces usados ofertados en “garajes caseros”. Allí los costos varían desde Bs. 500 mil a 2 millones.
Los inventarios en las tiendas también se ven afectados debido a los precios de las telas y de las pocas fábricas que aún siguen trabajando en esta área.
“No hay muchas fábricas hoy en día que nos ofrezcan la variedad de disfraces y lo más complicado es la reposición de tallas, solo nos llega el primer pedido y luego es muy difícil poder solicitar que nos traigan más”, expresó Cristina Pérez, vendedoras de un local ubicado en Sabana Grande.
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A pesar de la crisis, todavía hay padres que hacen el sacrificio para no perder la alegría y tradición. “Estoy recorriendo tiendas para evaluar los precios y encontrar el que más se ajuste a mi presupuesto. Yo siempre he disfrazado a mis hijos, por eso llevo más de diez tiendas, pero la verdad es que los precios son muy altos”, precisó María Liliana Abreu, quien vive en Catia.
Por su parte, Jesús Rodríguez comentó que su esposa le había dicho que si no encontraban los disfraces a precios económicos ella misma iba a realizar los trajes con materiales reciclables. “Ella se las ingenia y seguro hace un disfraz más bonito que los que encuentras en las vitrinas, que se ven hasta de mala calidad. Ya no los hacen como antes”.
En Plaza Caracas una vendedora precisó que las ventas han caído en un 85 %. “En años anteriores nos quitaban los disfraces de la mano, con sus accesorios, pelucas y sombreros, ahora vendemos dos o tres”.