El régimen de Nicolás Maduro es incalificable, es producto del odio, del resentimiento y de la perversidad

De acuerdo con el abogado especialista en materia procesal, Rafael Bayed el régimen de Nicolás Maduro es incalificable. Es producto del odio, del resentimiento y de la perversidad.

Hoy el poder está en quien maneje la información. Desde que aparecieron las nuevas formas de comunicación masiva, el mundo tiene una información inmediata aunque no sea veraz.

La cesura y la autocensura de los medios de comunicación favorecen el desconcierto y la confusión. Estar informado en la Venezuela actual exige emplear al máximo la capacidad de discernir.

Sí el régimen tiene coherencia en algo es precisamente en su política comunicacional, no orientada a trasmitir “información veraz” sino al despliegue de una permanente campaña propagandística para la que emplean todos los recursos a su alcance sin el menor recato, desde el uso de laboratorios para la guerra sucia hasta el abusivo empleo del denominado “Sistema Nacional de Medios Públicos”. Este es el principal ejecutor de esa política. Para los voceros del régimen, la mentira forma parte sustancial del contenido de su discurso.

El régimen tiene más de veinte emisores de TV con señal abierta, que durante veinticuatro horas mienten, tergiversan, manipulan, descalifican e injurian. Además tenemos tres emisoras autocensuradas y extorsionadas por los funcionarios relacionados con la comunicación, amén de cientos de emisoras de radio sin control, con presencia de terroristas mediáticos. En cuanto a los medios impresos tiene los pasquines que se regalan, y que casi nadie lee, por montones por doquier. Y a la prensa con criterio anticastristacomunista se les niega el papel y se les prohíbe importar.

Controlan toda la información como les viene en gana. Dicen que dentro de todas las guerras imaginarias del régimen también existe la mediática. ¿Serán perversos?

Estamos ante un genocidio sigiloso. El régimen promueve casi más de cuatro millones de desplazados, en su mayoría jóvenes, sin futuro. Claro entre ellos unos cuantos agentes del régimen al servicio del G2 cubano, como también, traficantes, estafadores, embaucadores, proxenetas, y otras especies de alimañas producto de dieciocho años de  impunidad. Ha habido miles de muertos y millones de desempleados, pero Nicolás Maduro habla de felicidad.

La suspensión de las conversaciones recientes en República Dominicana demostró cuán falsas eran las declaraciones de la representación del Gobierno. En las ruedas de prensa expresaban insistentemente  que se estaba a punto de alcanzar un acuerdo. A pesar de que el curso de la negociación apuntaba en una dirección contraria, como posteriormente quedaría evidenciado.

En medio de la inmensa difusión de noticias suele ocurrir que declaraciones insólitas, poco diplomáticas y destempladas que se suceden con demasiada frecuencia por parte de los capitostes del régimen y sus adláteres, pasan desapercibidas pese a la gravedad de sus contenidos.

Elucubración y desplantes de funcionarios que pretenden evadir la realidad, ante el rechazo de la comunidad internacional a sus absurdas pretensiones de conservar el poder, violando la Constitución, las leyes y las normas más elementales de la convivencia democrática.

Este régimen es incalificable. Es producto del odio, del resentimiento, de la perversidad. Es apátrida.

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