Oleada española en la política venezolana

La política venezolana sigue estan-do muy presente en España, y viceversa. No es solo PODEMOS ni tampoco sus principales líderes, Pablo Iglesias, Iñigo Errejón o Juan Carlos Monedero, este último aparentemente distanciado de la dirección del partido “morado”. O incluso Albert Rivera, líder del partido Ciudadanos, el que más crece en la intención de voto en España según las últimas encuestas.

En los últimos tiempos, Venezuela parece haber acogido el interés de diversos nombres de la política española. Los casos más sonoros han sido los de los ex presidentes de gobierno socialistas Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero.

Tomando en cuenta la participación de ambos en el concierto político venezolano, este contexto también interpreta cómo la polarización venezolana ha llegado incluso a las filas de los partidos políticos españoles.

Felipe y ZP

Desde 2017, González se ha erigido como el abogado internacional de la causa de Leopoldo López, haciendo suya esta defensa. Por su parte, desde 2016, Zapatero ha confirmado su regreso a la política gracias a su mediación en el infructuoso diálogo entre gobierno y oposición que se ha venido celebrando en Santo Domingo.

En este sentido, el PSOE ha sido un hervidero de pulsos sobre dos opciones, la de González y Zapatero, diametralmente opuestas en lo que respecta a su visión de la situación venezolana. González ha atacado con contundencia al gobierno de Nicolás Maduro así como a sus simpatizantes en España, principalmente PODEMOS y el partido izquierdista e independentista catalán CUP.

Por su parte, a Zapatero se le ha acusado de connivencia con Maduro y de falta de neutralidad en la negociación con la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), una perspectiva que cobra mayor dimensión tomando en cuenta su reciente carta acusando a la oposición venezolana de “recular” y de ser la culpable del fracaso del diálogo en Santo Domingo.

Los medios españoles también han sido críticos con el papel de Zapatero en la mediación venezolana. En ese sentido, el diario El País, otrora condescendiente con Zapatero durante sus tiempos como líder del PSOE y presidente de gobierno, le ha dedicado un duro editorial el pasado 8 de octubre titulado “Venezuela: oxígeno para Maduro”, en el que critica la presunta posición de ZP favorable a Maduro.

Otra información aparecida en El País este fin de semana titulada “Zapatero: el mediador imaginario en Venezuela”, no fue menos crítica con la labor del ex presidente español, asegurando que “las nulas intenciones del chavismo de garantizar elecciones libres dinamitaron la mesa de diálogo de República Dominicana, con el respaldo del ex presidente español”.

¿El “abogado”de Maduro?

A González y Zapatero se le une otro nombre durante años vinculado al PSOE, aunque en este caso los rumores han sido más bien la constante.

La semana pasada circuló en diversas redes sociales la posibilidad de que el juez Baltazar Garzón, conocido en España por su lucha anticorrupción y contra el terrorismo de Estado (caso GAL contra ETA) e internacionalmente por su orden de detención en Londres contra el ex dictador chileno Augusto Pinochet, presuntamente habría aceptado formar parte del equipo jurídico de defensa del presidente Nicolás Maduro.

La presunta inclusión de Garzón se debe a la posibilidad de que prosperaran las acusaciones vertidas contra Maduro ante el Tribunal Internacional de La Haya, elevadas por la fiscal Luisa Ortega por violación de derechos humanos.

Los medios españoles eran un hervidero de rumores no confirmados sobre esta presunción. El diario ABC y el digital La Gaceta especulaban con una presunta y “misteriosa” visita de Garzón a Caracas realizada la semana pasada. Vía Twitter, el periodista venezolano Alberto Federico Ravell y el abogado de Antonio Ledezma, Omar Estacio, sugirieron la posibilidad de que Garzón viajara a Caracas para presuntamente “asumir la defensa de Maduro ante el inminente proceso que se le abrirá en la Corte Penal de La Haya”.

El ciclón de rumores sobre qué fue hacer Garzón a Venezuela salpicaba las redes y medios digitales. Diversas fuentes relacionaron también la visita de Garzón a Caracas con la del senador chileno y ex candidato a la Presidencia de su país Alejandro Navarro Brain, conocido simpatizante del chavismo, y con quien Garzón tiene amistad. Otros señalaron que asistía también como parte del equipo de mediación de Zapatero.

Recientemente, Garzón ha sido asesor de la ex presidente argentina Cristina Fernández de Kirchner y del ex secretario del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Alejandro Gutiérrez, así como del activista fundador de la redWikileaks, el australiano Julian Assange.

No obstante, hace pocos días, el propio Garzón desmintió públicamente esta noticia, a la que consideró como fakenews o “noticia falsa”. Tampoco de que estaba en Caracas como parte del equipo de Zapatero. No obstante, sus respuestas fueron elusivas, ya que no aclararon la razón por la que acudió a Venezuela.

La “huida” de Anna Gabriel

El otro caso sonado, también ocurrido la semana pasada, fue el de Anna Gabriel, representante del partido izquierdista e independentista catalán CUP, considerado como el más próximo al “chavismo” en la política ibérica, incluso por encima de PODEMOS.

Fuentes principalmente asociadas a los diarios españoles ABC y el digital El Español aseguraron que Gabriel estaría en Venezuela como parte de un equipo asesor para la campaña electoral de Maduro de cara a los comicios presidenciales del próximo 22 de abril.

Gabriel está citada por la Audiencia Nacional española para este miércoles 14 de febrero debido a su participación en el ilegal referendo secesionista catalán del pasado 1º de octubre. Según la Guardia Civil española, Gabriel y su entorno dentro de la CUP habrían formado parte del Comité Estratégico designado para declarar unilateralmente la independencia catalana.

Como ocurriera en el caso de Garzón, el entorno de Anna Gabriel desmintió que ella estuviera en Venezuela. Pero tampoco ha confirmado su paradero. Esta semana, Anna Gabriel estaba invitada para la presentación de un libro, pero no asistió. Por ello, los rumores corren con fuerza ya que ella misma, hasta ahora, no ha aparecido en público.

Desde ABC y el medio digital El Diario se apresuraron a tildar esta presunta “huida” de Gabriel para evitar la posibilidad de encarcelamiento en España por el 1-O. Aseguran por tanto que estaría en Venezuela desde el pasado 8 de febrero.

De hecho, otras fuentes aseguran que Gabriel ya habría estado en Venezuela en 2014, invitada por el gobierno de Maduro para un acto de solidaridad con las causas independentistas y la autodeterminación de los pueblos.

Pero no es sólo en España donde critican y especulan con la presunta visita de Gabriel. En Venezuela, la periodista venezolana Diana Gámez, de El Diario de Caroní, escribió el pasado 9 de febrero un demoledor artículo de opinión contra la visita de Anna Gabriel, intitulado “El dignómetro de Gabriel”. Este artículo ha sido reproducido en varios medios digitales españoles, principalmente en El Español y El Diario.

Gámez analiza la visita de Gabriel afirmando que “como privilegiada huésped será tratada con guantes de seda, y podrá disfrutar de alimentos de óptima calidad en compañía de sus camaradas locales. Ninguna de las porquerías del “clapsismo” llegarán al plato de Gabriel”.

El rosario de críticas hacia la visita de Gabriel a Venezuela continúa en la pluma de la periodista Gámez, considerando que “la progresía podemita y cupsera sólo ve lo maravilloso que es el mandón y su corte de aduladores, entre los que se incluye sin el menor pudor. Como en Cuba, aquí tampoco notan la miseria, el hambre y la muerte que acecha al 99% de los venezolanos. Ni siquiera perciben el carácter represivo de un régimen tiránico, que hostiga, persigue, encarcela, tortura y asesina a una población inerme y hambrienta”.

En todo caso, pareciera que la crisis venezolana se convirtió en un “refugio” para relanzar el currículum de algunos representantes de la política española. Pero sus contactos y visitas a Venezuela no parecen ser exactamente positivas. Como finaliza Gámez en su demoledor artículo, “estamos jodidos con estos españoles que nos visitan”.

 

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