Trabajadores petroleros radicados en los Emiratos Árabes Unidos, o maestras que se prostituyen en bares con música de vallenato de fondo.
Médicos que viven en Montevideo con ingresos que al fin recompensan sus 11 años de estudios, o jóvenes que abandonaron su carrera universitaria para vender arepas en las calles de Lima.
Ingenieras que dirigen la construcción de obras en Argentina, o balseros que mueren durante un naufragio cuando navegaban hacia la isla de Curazao en busca de lo que su propio país les niega.
Esos son tan solo algunos de los rostros de los más de cuatro millones de venezolanos, que según un reciente estudio de Consultores 21, han buscado labrarse un destino luego que 19 años de régimen chavista donde tuvieran como mayor “logro” el robo del futuro de una nación.
La añoranza del abrazo de la madre o de la hallaca en diciembre, sucumben ante la necesidad de forjarse un camino en una patria ajena, ya que el simple hecho de vivir con dignidad se volvió una utopía en la Venezuela “socialista”. Es una generación prácticamente echada a patadas de su propio país, con sueldos pulverizados ante la hiperinflación, escasez de alimentos y con parientes enfermos condenados a morir por falta de medicinas. No tienen expectativas de poseer una vivienda o un vehículo, conformar un hogar, dar educación a sus hijos. Nada de eso, el empobrecimiento de la mayoría de la población ha sido de tal magnitud que lo poco que se devenga apenas alcanza para, si acaso, sobrevivir.
Un presente nunca visto y unos tiempos por venir que amenazan con ser aún más tenebrosos, dan combustible al éxodo: al menos 40%, unos 12 millones de venezolanos, quiere irse del país, según el sondeo de Consultores 21, porque la mayoría piensa que la crisis económica se está agravando, mientras que el 96% piensa que su situación actual es peor a la que tenía hace un año.
Éxodo venezolano: un problema regional
Para tener una idea de la cantidad de venezolanos que se fue de su país, basta con decir que el número de habitantes, por ejemplo, de Panamá es de poco más de 4 millones 34 mil personas; mientras que la diáspora que ha decidido escapar del hambre y la miseria de la “revolución” es un poco mayor: se ubica en 4.091.717 personas, según la investigación realizada por Consultores 21.
Por esa razón el Gobierno de Donald Trump no dudó en calificar al masivo éxodo de venezolanos como “un tema regional” que impacta no solo a Colombia y Brasil, que son los países que reciben la mayor cantidad de inmigrantes, dado que también están llegando a Curazao, Aruba, Perú, Argentina, Chile y Ecuador.
Dada la crisis, el subsecretario de Estado para Latinoamérica y el Caribe, Francisco Palmieri, dijo que Estados Unidos estaba listo para proporcionar “ayuda técnica y humanitaria” tanto a Colombia como a Brasil para atender a los inmigrantes venezolanos.
En esa declaración del pasado 9 de febrero, llamó la atención que el funcionario abogó para que los “migrantes y refugiados” venezolanos que sean asistidos se mantengan “cerca de la frontera con Venezuela porque quieren volver a su casa cuando la democracia sea restaurada en su país”… ¿Qué tan cerca estará ese momento en el que será “restaurada” la democracia en Venezuela, para mantener a toda esa población cerca de la frontera? Esa respuesta no la dio Francisco Palmieri.
En todo caso, lo que sí se confirma con la realidad que avalan los hechos, es que en el caso de Colombia, las venezolanas que habitan principalmente en el estado Táchira prefieren cruzar la frontera y dar a luz en hospitales de Cúcuta en vez de hacerlo en los centros de salud de San Cristóbal, donde escasean desde médicos hasta insumos. Ello, aunado al desabastecimiento de medicamentos en Venezuela, ha prendido las alarmas en el Norte de Santander, donde el Gobierno de Juan Manuel Santos ha tenido que destinar mayores recursos para atender los servicios sanitarios que tan solo el año pasado dieron atención medica a unos 25 mil venezolanos, varios de ellos con padecimientos como VIH, diabetes o cáncer.
En total, Migración Colombia calcula que 580 mil venezolanos están en su territorio, aunque la cifra podría ser mucho mayor dada la cantidad de las llamadas “trochas” –pasos ilegales- que son usados para ingresar al suelo neogranadino para evadir los controles oficiales. “La mejor forma de solucionar este problema por lo menos en el corto plazo es permitir la ayuda humanitaria”, dijo Juan Manuel Santos hace una semana al ordenar el despliegue de 2.200 militares en la frontera para reforzar los controles migratorios, y reiterar su llamado a Nicolás Maduro para que deje su criminal arrogancia y acepte los alimentos y medicinas que la comunidad internacional tiene destinadas para los millones de venezolanos que están muriendo de hambre y enfermedades.
Por otra parte, en lo referente a Brasil, otra nación que ha sufrido los embates de la masiva migración, al menos 40 mil venezolanos se han instalado en el estado de Roraima, cuya población no excede de los 320 mil habitantes. Sobre la situación que se vive actualmente allí, el presidente brasileño Michel Temer también ordenó la movilización de militares en la zona para atender la crisis humanitaria motivada por la “avalancha” de venezolanos que llegó a esa región huyendo del “socialismo”.
Tres ejemplos de países que dan
facilidades a los venezolanos
Si bien la agencia de migraciones de la Organización de Naciones Unidas había exhortado a los países latinoamericanos el pasado mes de septiembre a darle protección temporal a los venezolanos, tres ya habían adelantado esa política, como son Perú, Colombia y más recientemente, Argentina.
En el caso del Gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, se han otorgado permisos temporales de permanencia a venezolanos en Perú, exonerándoles de algunos impuestos; mientras que en el caso de Colombia, unos 200 mil venezolanos serán beneficiados con documentos similares, siempre y cuando no hayan ingresado a través de “trochas”.
Asimismo, en el caso de Argentina, los venezolanos no tendrán que legalizar su documentación educativa, en el caso que decidan cursar en instituciones de ese país, gracias a un “tratamiento especial” que tendrá vigencia “mientras persista la ruptura del orden democrático” en Venezuela.
5 datos relevantes del sondeo de Consultores 21
La encuesta tiene una muestra estratificada con afijación proporcional en cada uno de los estratos de 2 mil casos, entre una población rural-urbana con entrevistas en 96 centros poblados, 43 zonas metropolitanas y 13 ciudades principales; entre el 17 de noviembre y el 4 de diciembre de 2017; con un nivel de confianza del 95,5% y un error muestral de +/- 2,24%.
- El 51% de los que quieren emigrar tiene edades comprendidas entre los 18 y 24 años.
- 56% tiene como destino preferido los países de América del Sur.
- 87% de los que se quieren ir responsabilizan al régimen de Nicolás Maduro de la crisis económica.
- 55% de los que quieren emigrar son de clases medias y altas.
- 50% de los que se fueron estarían dispuestos a regresar a Venezuela “si las cosas cambian”.