Grave es no ser invitado. Gravísimo es que te desinviten. Esto último le ocurrió a Nicolás Maduro, quien pese a ya tener un aviso del Gobierno del Perú de no asistir a la VIII Cumbre de las Américas, que tendrá lugar el 13 y 14 de abril en Lima, él insiste -cual frenético- en poner un pie en ese país contra viento y marea.
«Por aire, tierra o mar llegaré a la Cumbre con la verdad de Venezuela», dijo Maduro, luego de conocer la decisión del Grupo de Lima –compuesto por 14 países- de retirarle la invitación al encuentro por cuanto consideran que en Venezuela hay una ruptura del orden constitucional.
Sin embargo, las pretensiones de Maduro encontraron pronto una respuesta enérgica: “No puede entrar al suelo peruano, ni al cielo peruano. Él (Maduro) no puede entrar porque no está siendo bienvenido”, destacó la titular del Consejo de Ministros del Perú, Mercedes Aráoz.
Pero por si quedaba alguna la duda, la propia Aráoz precisó luego: “Si viniera por vuelo comercial no entra por la oficina de Migraciones”.
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Ante este panorama, El Nuevo País conversó en Exclusiva con el embajador de carrera, en situación de retiro, Gerson Revanales.
-¿Qué opinión le merece la decisión del Grupo de Lima de retirarle la invitación a Nicolás Maduro para asistir a la Cumbre de las Américas?
Está ajustada al propio espíritu de la Carta Democrática de la OEA, en cuanto que su artículo 19 establece que la ruptura del orden democrático o más bien la alteración del orden constitucional en un país, constituye un obstáculo insuperable para la participación de Venezuela en las sesiones de la Cumbre. Y como la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente viola todos los principios del derecho constitucional, a eso es a lo que se están apegando los gobiernos: al desconocimiento de una ANC írrita y nula. Ahora bien, yo sí creo que fue un mal manejo de la cancillería peruana desinvitar a Maduro cuando ya lo habían invitado.
-¿Qué significa o qué peso tiene dicha decisión? ¿Ya había pasado anteriormente con otro jefe de Estado?
Que yo recuerde, nunca había ocurrido una situación tan bochornosa. Pero esa decisión demuestra el aislamiento en la que está quedando el Gobierno venezolano, pues las grandes economías lo están cercando y se hunde más en su propio tremedal del “Socialismo del Siglo XXI”. Lo otro es que los venezolanos se ven lesionados por el comportamiento del Gobierno. Las medidas de Colombia y Brasil de reforzar el paso en la frontera ante la llegada de más venezolanos es una muestra de ello.
-Maduro afirmó que asistiría a la Cumbre. En la práctica, ¿qué implica que asista? ¿Podrá entrar? De ser así, ¿cómo sería su relación con el resto de los mandatarios?
Mucha agua va a correr de aquí a la Cumbre. Primero hay que ver si le autorizan el vuelo del avión. Maduro viaja en una aeronave militar y las naves militares necesitan autorización del aeropuerto donde van a llegar. Lo otro es que no le presten el servicio para que el avión aparque. Pero en definitiva, él expone al país a una nueva situación de vergüenza. Y no, no creo que asista a la Cumbre. Políticamente, veo difícil y poco oportuno que él pueda abandonar el país a una semana de las elecciones.
-¿Por qué ese afán de Maduro de querer asistir a la Cumbre? ¿Qué pretende demostrar con ello?
Sin duda, hay cierta desesperación en el Gobierno. Mira nada más el llamado de auxilio que hizo al Papa. Hoy en día, si tú ves el abanico político, están muy desprestigiados. Ya el PSUV de hoy no es el PSUV de Chávez. Los partidos no tienen ya esa atracción. Fíjate que ellos están creando un movimiento social que pareciera que es más amplio que la línea partidista que da el ciudadano Cabello. Él (Maduro) está buscando unos partidos que lo acompañen en esta opereta electoral para justificar que participó con unos partidos que están inscritos. El caso de Fujimori en el año 2000 fue el mismo. Él se lanzó solo y en 120 días renunció desde Japón.
-Esta decisión del Grupo de Lima ocurre en un momento en el que al menos seis países de América Latina están llamados a celebrar este año comicios presidenciales. ¿Es posible que el Grupo esté tomando medidas más frontales contra Venezuela por cuanto varios de sus gobiernos van de salida?
No necesariamente. Si los candidatos que ganen son de tendencia de izquierda o simpatizantes del “Siglo XXI”, posiblemente salgan de la coalición o asuman una posición más neutral, pero si las elecciones las ganan gobiernos respetuosos del Estado de Derecho, esto continuará. Hay que recordar que los Estados no tienen amigos sino intereses. Y uno de los intereses de los Estados es preservar su integridad. La corrupción, por ejemplo, podría afectar al sistema financiero latinoamericano. Y la preocupación de ellos es que este Gobierno (Venezuela) ha sido permisivo con temas narcotráfico, temas corrupción.
-Además del éxodo venezolano y la corrupción, ¿qué otros problemas están viendo las naciones latinoamericanas producto de la crisis en Venezuela?
El éxodo de venezolanos es un problema que genera más problemas. Un indocumentado trabaja por la mitad del salario y hasta por menos de lo que recibe un ciudadano en condiciones legales. Los gobiernos se ven en la necesidad de habilitar más planteles educativos y de reforzar el sistema sanitario. Es una crisis tremenda porque sin control sanitario, desde una gripe hasta una enfermedad venérea, se puede colar por la frontera y poner en condiciones vulnerables a la población.
-¿Cuál es el próximo paso del Grupo de Lima?
La decisión del Grupo de Lima debería institucionalizarse dentro de la propia Cumbre, es decir, deberían emitir una resolución en la que el Gobierno venezolano queda excluido de la Cumbre de las Américas (y de todas las que estén por desarrollarse) mientras en Venezuela exista la alteración del orden democrático. Es el mecanismo político que seguiría en este paso. Venezuela queda excluida, más no expulsada, hasta que retome el sendero constitucional.