Jimmy Marull: Hay que ir donde el viento te lleve

  • Piloto, instructor de vuelo, cineasta, motivador, director de la única escuela de globos aerostáticos en Latinoamerica y récord Guiness por atravesar el Autana con un ultraliviano.

Una leyenda de los cielos venezolanos.-

El pionero de los vuelos con ultralivianos en Venezuela y ganador del Récord Guinness en 1987, Jimmy Marull, conversó en exclusiva con El Nuevo País, acerca de su vida y legado que le ha dedicado a conquistar los cielos de Venezuela.

La primera vez que tuvo la oportunidad de volar fue cuando apenas tenía tres años, desde entonces se dio cuenta que tenía el vuelo “en la sangre y no podía evitarlo. Comencé a volar profesionalmente a los 18”.

@JimmyMarull es director de la única escuela de globos en Latinoamérica

Poder volar es un sueño que tienen muchas personas, pero muy pocas trabajan en conseguirlo, por lo que Jimmy Marull no oculta la satisfacción que sintió la primera vez que tuvo el control de una aeronave. “Sentí alegría de saber que estaba haciendo aquello para lo que me había preparado. Tú no tomas el control de una aeronave así de la nada, aprendes a volar, recibes un entrenamiento y llegas a la nave cuando no tienes experiencia, pero si muchas ganas de hacerlo”.

A diferencia de otros pilotos, Jimmy, siempre se caracterizó por tener un amor incondicional hacia los globos aerostáticos y los ultralivianos, que lo llevaron a recorrer todo el país. “Los ultralivianos me dieron 12 años de  vuelos por Venezuela sin restricciones, un país mágico. Aterrizaba en pueblos donde nunca habían visto un avión y me quedaba cuatro, cinco días con ellos, cocinando y compartiendo con gente hermosa. Era como un viaje al pasado, como los primeros aviadores al principio del siglo XX, yo viví eso en carne propia, mágico”.

Pero no fue hasta 1987 cuando el nombre de Jimmy Marull se dio a conocer en todo el mundo cuando se convirtió en el único piloto que ha realizado un vuelo subterráneo, atravesando la caverna del Autana. “Cuando vi el Autana por primera vez en 1986 quedé atrapado. Sabía que tenía que hacerlo y sabía que tenía que prepararme como un atleta para ese reto y dos años después pude conseguirlo”.

“Todas las cosas en la vida requieren preparación, requieren un grado de conciencia y saber lo que quieres hacer. Mucha gente pasa por la vida sin tener muy claro que es lo que quiere”, agrega.

Al preguntarle sobre que lo llevó a intentar una maniobra tan arriesgada, que en un principio fue catalogada, incluso, como “kamikaze”, en donde corría peligro su vida, respondió que su motivación fue “que nadie lo había hecho, jamás. El peligro era inminente y yo lo sabía. Pero lo acepté como parte del riesgo”.

Cuando llegó el momento de encarar la caverna con su pequeña aeronave un 3 de diciembre de 1987, aproximadamente a las 10:50 de la mañana, confiesa que su mente estaba en blanco. “La adrenalina es un producto natural de los seres humanos que nos pone eléctricos. La adrenalina es lo que saca de una situación de emergencia. En ese momento yo no puedo decir que estaba pensando porque tenía una descarga de adrenalina absolutamente brutal”.

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Uno de los mayores riesgos que implica volar es que en algún momento puedes ser víctima de un accidente y más en el caso de Marull que ha pasado toda su vida en los cielos. No obstante, ha acumulado pocos percances considerando las miles de horas vuelo que tiene en su haber.  “Tengo dos accidentes serios de los cuales no viene al caso hablar porque siempre uno sabe que uno tiene responsabilidad en lo que pasó y como pasó. Lo más importante fue que esos accidentes fueron volando solo, jamás poniendo en peligro a otras personas”.

Pese a cualquier contratiempo, no cambiaría nada ya que cada evento ha sumado. “Incluyendo las fracturas y los accidentes, yo no los cambiaria. Todo eso me ha enseñado, me ha hecho más sabio y más viejo también”, sonríe.

Habiendo hecho toda clase de recorridos durante su carrera, sigue quedándose con el vuelo a través de la caverna del Tepuy como el que le ha dejado mejores experiencias. “Hoy 30 años después de mi vuelo de Autana, todavía ningún otro piloto en el mundo ha logrado pasar a través de una caverna con un avión. El Autana es único, lo tenemos en este país y la mayoría de los venezolanos no lo conoce”.

En los últimos años ha combinado su pasión de volar  con los globos aerostáticos, además de conferencias motivacionales con las que busca dar a conocer lo hermosa que es Venezuela. “Este país hay que quererlo más, hay que buscarlo, conocerlo. Es imposible amar lo que no se conoce”.

Después de haber recorrido todo el mundo, Jimmy Marull, sigue apostando por esta tierra debido a que no ha encontrado en ningún otro lugar los paisajes majestuosos y características de esta nación. “Venezuela es un gran país y  un gran país no se le abandona, a un gran país no se le traiciona. Venezuela tiene nombre de mujer y como una mujer Venezuela ha sufrido mucho. Yo creo que es hora de que este país tenga un mejor destino”.

Como motivador y una persona que siempre ha trabajado por cumplir sus sueños, afirma que la juventud venezolana no debe ponerse barreras al momento de emprender nuevos objetivos, a pesar de las circunstancias. “Pónmelos delante yo les hablaré y convenceré de que ellos pueden”.

Marull ha sido un venezolano ejemplar cuyas hazañas serán recordadas a través de los años. “El legado más importante (que dejo) debe ser amor por este país, conocer Venezuela. Los reto a que la conozcan como la conozco yo. Los invito a que recorran un país mágico, generoso, una nación que lo tiene todo. Las circunstancias que estamos viviendo es un segundo en tiempo de historia, en tiempo real es irrelevante”.

De cara al futuro espera seguir trazándose nuevos retos, esperando “nuevas aventuras, con nuevos proyectos. Uno nunca sabe cuándo se va. Hasta el último día estaré trabajando”.

Siendo una leyenda viviente de la aviación venezolana y mundial, Jimmy Marull cree que la clave para haber cumplido sus sueños es el “foco” que siempre mantuvo. “Tener enfocado el objetivo, lo que quieres hacer y hacerlo. La mayoría de las personas dicen “yo voy a hacer tal cosa” y no lo hacen, no comienzan a hacerlo. Para mí es muy importante que lo quieras, que vayas a hacer, lo lleves adelante y lo termines. Hay que ir donde el viento te lleve”.