Venezuela se ha convertido en un espacio delincuencial donde trafican un sin número de organizaciones criminales articuladas con el régimen y con importantes ramificaciones en el exterior. Esta internacionalización del crimen organizado es para el Canciller de EE.UU. “la amenaza más inmediata para nuestro hemisferio”.
El régimen venezolano se ha convertido en un pranato por sus articulaciones y alianzas con el crimen no solo nacional sino internacional. Y es esa articulación con bandas criminales (bancrim), con el delito multinacional lo que causa preocupación internacional.
La delincuencia en Venezuela
En Venezuela, el crimen camina rampante por doquier. El solo conteo de asesinados por día es clara señal de ello. En general, el régimen venezolano ha cedido control del territorio a bandas criminales, en áreas urbanas y en amplias zonas del interior del país. Se trata de megabandas dedicadas a la extorsión, al secuestro, robo y asesinato por encargo, así como al tráfico de drogas. Para 2015 se estimaba que habría 51 de ellas. Existe un contubernio entre el régimen, en especial los encargados de la seguridad pública y en particular las Fuerzas Armadas, y los grupos delincuenciales, sean guerrilleros, paramilitares o bancrim, como es el conocido caso de la frontera occidental con Colombia. O como es el caso en el oriente del país en el Arco Minero donde esta componenda se da entre grupos mineros, guerrilla y bancrim con fines de comerciar con oro, diamantes y otros materiales como el coltán, todos muy demandados internacionalmente.
El crimen organizado transnacional
Somos centro de criminalidad internacional no solo porque esta actividad doméstica necesita una articulación externa para traficar y realizar el lavado de dinero, sino debido a que hay organizaciones delictivas transnacionales operando en nuestro territorio y/o en contacto con las operaciones que aquí se realizan. En este sentido se trata de crimen organizado transnacional, que involucra a grupos o redes de personas que trabajan en más de un país para planificar y ejecutar empresas comerciales ilegales. Estos grupos se sienten más seguros en regímenes como el venezolano donde la corrupción es un hecho común y existen funcionarios que a diversos niveles pueden colaborar para la perpetración de sus fines delincuenciales.
Narcotráfico
Se habla del Cártel de los Soles, pero en las acusaciones norteamericanas hay más actores que este grupo, estructurados con la participación de una parte de la jerarquía militar en el narcotráfico. Ellos habrían pasado de extorsionadores o facilitadores a perpetradores de la actividad criminal. Diosdado Cabello fue acusado por Leamsy Salazar, quien fuera responsable de la seguridad de Chávez, de ser la cabeza de este grupo. Para el vicepresidente de Colombia, general (r) Óscar Naranjo: “Venezuela es una ruta grande de exportación” y el “Cártel de los Soles, desde hace años maneja el tráfico de cocaína a gran escala”.
Lo cierto es que varios altos oficiales han sido sancionados en EE.UU. por narcotráfico, entre los últimos: el exdirector de la Oficina Nacional Antidrogas (ONA) gen.Néstor Luis Reverol Torres, y el exsubdirector de la misma, gen. Edylberto José Molina Molina, por aceptar sobornos de narcotraficantes a cambio de ayuda para realizar su negocio ilícito. Ambos están actualmente, con acusaciones federales.
Son unos 50 funcionarios, muchos de ellos oficiales de alta graduación, sancionados por EE.UU. y Canadá, acusados de vinculaciones con el narcotráfico. Aunque hay civiles como el actual vicepresidente, Tareck El Aissami, quien según EE.UU. «facilitó los cargamentos de narcóticos desde Venezuela», y «supervisó o fue dueño parcial de cargamentos de más de mil kilogramos de droga, que salieron de Venezuela con destinos como México y EE.UU». En este proceso presuntamente estableció lazos “con el violento cártel mexicano Los Zetas”, así como con el de Sinaloa y el de los Beltrán Leyva.
Según William Brownfield, quien fuera embajador en Venezuela, actualmente Zar de la lucha contra la droga de EE. UU., la mitad de la coca que produce Colombia sale por Venezuela.
Lavado de dinero
Los funcionarios gubernamentales corruptos que han atesorado fortunas mil millonarias en el exterior para blanquearlas serían otro grupo de acusados. Tarek William Saab, fiscal general designado por la Asamblea Constituyente, acaba de denunciar – algo que ya se comentaba hace varios años- que unos €4.200 millones fueron lavados a través de la Banca Privada de Andorra, por una organización criminal internacional integrada por más de 40 personas, entre los cuales están funcionarios de PDVSA, sus empresas filiales y los exviceministros de Energía de Venezuela: Nervis Villalobos y Javier Alvarado. Estos últimos a ser extraditados a EE.UU. desde España.
Lo más grave, según estas acusaciones, es que presuntamente a través de instituciones gubernamentales se da el lavado. Es el caso de la participación de PDVSA en el blanqueo de dinero de las FARC, a través de Albanisa, filial de PDVSA en Nicaragua y ALBA Petróleos, según denuncia Douglas Faraf, de la Universidad de Defensa Nacional en Washington. En ello, según esa misma acusación, estaría involucrado José Luis Merino, exguerrillero del FLMN y actual funcionario del gobierno de El Salvador, quien según fuentes de inteligencia citadas en la denuncia, estaría vinculado a Tareck El Aissami y a Maduro.
14 miembros del Congreso norteamericano pidieron que se investigara esta relación, que “implica a las guerrillas de las FARC …, los elementos corruptos del gobierno venezolano y otros grupos delictivos » y que representan una «amenaza significativa» para la seguridad de los EE. UU.
El magistrado Alejandro Rebolledo, designado por la AN, experto en el tema de legitimación de capitales, informó que “más de US$ 800 millardos se han lavado desde Venezuela” y que posee pruebas que involucran a más de 100 personas.
Terrorismo
Las relaciones del chavismo con las FARC y el ELN han sido documentadas según las acusaciones que se cursan, mayoritariamente en Estados Unidos. También el apoyo que se le habría dado a los grupos yihadistas en Venezuela. Según Joseph Humire, director del Center for a Secure Free Society, El Aissami ha «desarrollado una sofisticada red financiera que funciona como un oleoducto criminal-terrorista y de múltiples niveles que trae militantes islámicos a Venezuela y países vecinos, y envío de fondos y drogas ilícitas de América Latina a Oriente Medio «, articulado con Siria, Líbano, Jordania, Irak e Irán. E informa que Hezbolá aprovecha esta ola de emigración para esparcir sus terroristas por el continente desde Venezuela.
El periodista Emili J. Blasco afirma, con base en la información dada por Rafael Isea , exviceministro de Finanzas y ex presidente del Bandes, que Maduro como Canciller, por indicaciones de Chávez, llegó a un acuerdo con el jefe de Hezbolá, Hasán Nasralá que “amparaba actividades de narcotráfico, blanqueo de dinero, suministro de armas y entrega de pasaportes”, con el compromiso de no llevar a cabo atentados o ataques en EE.UU. desde Venezuela. Recientemente el almirante Kurt W. Tidd, jefe del Comando Sur, ante el senado estadounidense declaraba que “Venezuela siempre ha proporcionado un entorno permisivo para los grupos narcoterroristas y Hezbolá, y es un país de tránsito para el contrabando de drogas ilícitas y extranjeros de especial interés” .
Para Evan Ellis, profesor del Army War College EE.UU., en Venezuela se ha dado que “un grupo de criminales ha tomado control del Estado y asaltado su tesorería”, por lo que, concluye que “no existe un mecanismo jurídico internacional ni un modelo de cooperación regional que permita rescatar a un Estado en esas circunstancias sin violar su soberanía”. Para otros se le podría aplicar la Convención de Palermo, contra la Delincuencia Organizada Transnacional. Tillerson no anuncia acciones pero dejó claro que para EE.UU. “la amenaza más inmediata para nuestro hemisferio son las organizaciones delictivas transnacionales”.
Ahora que todas las alarmas se han prendido, esta situación podría ser también otro elemento justificador para una acción internacional, presumiblemente en “defensa propia” o en nombre de alguna entidad de carácter hemisférico.