A pesar de todo lo que la costosa propaganda diga en contrario, el mal manejo de la economía pesa día tras días en contra del criticado plan de reelección que desarrolla el presidente Nicolás Maduro.
El ex presidente de PDVSA Rafael Ramírez publicó el domingo lo que muchos chavistas saben, sufren y tienen que callar. «El madurismo ha impuesto una manipulación, con base en el abuso de la figura y el gran amor que todos tenemos por el Comandante, sus principios, valores; también en virtud del control que se tiene de las redes sociales y medios de comunicación, y; por la torpeza del discurso y acción violenta de una oposición que sólo ofrece persecución y caos».
Ramírez agregó que «es comprensible el éxito de la manipulación del madurismo, que, acompañada del miedo, la represión y la utilización de prebendas para paliar la caótica situación económica del pueblo, generan un control social y político, que permite que esta extraña y única trágica situación, se mantenga en el tiempo».
En su acostumbrado artículo en el diario zuliano Panorama reflejó todo lo que el pueblo venezolano está sufriendo y explicó que «no fue posible dar una discusión en el seno de las fuerzas chavistas; craso error en una situación política, donde se impone un profundo debate para evaluar qué es lo que ha pasado; cómo hemos llegado aquí; por qué se ha provocado tanto daño a nuestro pueblo, a nuestra economía y a nuestro país».
Luego dijo: «Si alguien requiere evidencias de lo que sostengo, entonces salga a la calle, trate de completar un mercado para la familia y los muchachos; de conseguir las medicinas para los viejos, los niños; si lo consigue y vive de su sueldo, entonces se dará cuenta que, NO alcanza. No se puede sostener un país donde existe un proceso mega inflacionario, una devaluación brutal y una crónica escasez de productos básicos, medicinas y servicios de todo tipo. En el que los especuladores, actúan a sus anchas, ante la ausencia de una política correcta, o acertada o exitosa del gobierno, cuyas prioridades o capacidades parecieran sólo existir, en el campo de la maniobra política, para mantenerse en el poder».
El Partido Comunista de Venezuela (PCV), un ícono político decadente, terminó apoyando la reelección de Nicolás Maduro a pesar de sus críticas por el mal manejo de la economía, especialmente la depauperación de sueldos y salarios.
El presidente Maduro y su equipo no han presentado un proyecto creíble que disminuya la gravedad de la crisis económica. Su discurso está lleno de promesas como si no estuviera al frente del gobierno desde hace años.
Chavistas como Luis Britto García y Jorge Giordani no han ocultado sus dudas sobre la eficiencia que pueda tener la criptomoneda lanzada al mercado para evadir las sanciones económicas contra el gobierno venezolano.
En entrevista con José Vicente Rangel, Britto García dijo: «El petro, al implicar una entrega de barriles de petróleo, prácticamente es comprometer las reservas petroleras de Venezuela. Afortunadamente, la emisión será por un sector limitado, pero podría ser que nuestra riqueza de hidrocarburos quedara de repente en manos de inversionistas extranjeros».
Giordani considera que el Petro es como un invento diabólico para prolongarle la vida al rentismo sobre la base de lo que está allá en el fondo de la tierra.
El chavismo ha manejado tan mal la economía que ha convertido a Venezuela en el único país petrolero cuyos habitantes pasan hambre.
Una prueba más de la inexperiencia del chavismo en el manejo de los haberes de la nación es que en 2005 vendió el edificio donde funcionaba el consulado en Brickell, el distrito financiero de Miami, y la semana pasada tuvo que cancelar US$145 mil por pagos atrasados de alquiler desde septiembre de 2017 para evitar una medida de desalojo.
Otras secuelas
El errado sistema económico aplicado por el gobierno de Nicolás Maduro en contra de advertencias de muchos dirigentes chavistas ha destruido casi todos los servicios públicos.
Además del hambre que sufren millones de venezolanos, las cifras de muertes por falta de medicinas y otros insumos en clínicas y hospitales crecen día tras día.
La gravedad de la situación es de tal magnitud que se habla de posible paralización total de los servicios de la salud en todo el país y eso seguramente ocurrirá en plena campaña electoral. Algunos hospitales ya están en cierre técnico.
Situaciones similares viven las universidades a las que además se les agrega el problema de falta de repuestos y combustible para su flota de autobuses. En muchas escuelas del país los alumnos ya no reciben almuerzo. Profesores, médicos e ingenieros se están marchando del país en busca de mejores ambientes.
La semana pasada, pacientes trasplantados se encadenaron frente al Seguro Social porque muchos han muerto por falta de los medicamentos que necesitan.
En el estado Monagas murieron 18 niños en lo que va de año por desnutrición. Por la misma causa murieron otros cuatro en Trujillo y ocho murieron en Aragua por consumir yuca amarga en medio de su desesperación por alimentos.
La crisis humanitaria que niega el gobierno ha sido bien documentada por medios europeos y del resto del mundo.
El martes pasado, La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) reiteró sus exigencias al gobierno de Nicolás Maduro ante esa crisis.
El presidente de la CIDH, Francisco Eguiguren, dijo desde Bogotá donde se celebra el período 167 de sesiones del organismo: «La CIDH no solo exhorta sino exige al Estado de Venezuela que acepte la ayuda humanitaria que se ofrece porque es claro que por las razones que fuera no puede atender su deber y garantía de protección de derechos fundamentales».
Lo electoral
Dentro del propio chavismo hubo sonrisas cuando la presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena, rechazó la propuesta de realizar elecciones conjuntas con las presidenciales para diputados nacionales, diputados regionales y concejales de todo el país.
La propuesta inicial la hizo Diosdado Cabello y el presidente Nicolás Maduro la amplió y ordenó a la Asamblea Nacional Constituyente pasarla al CNE. Fue evidente la discrepancia del CNE con la orden presidencial. Por ahora quedan en pie las elecciones presidenciales para el 22 de abril aunque corren rumores de que puede haber cambio de fecha y de condiciones.
Protestas contra el gobierno por falta de agua, comida o por frecuentes apagones en zonas chavistas de todo el país, como la urbanización 23 de Enero en Caracas, muestran que algo está pasando que no cuadra con el discurso del presidente Maduro y su grupo, sobretodo que en estas condiciones sacarán 10 millones, es decir más de tres millones que cuando no había esta crisis.