- El Día Internacional de la Mujer celebrado el pasado jueves 8 de marzo, a juicio de la autora, se inscribirá en la historia porque no será un simple clamor de reclamo de igualdad, sino que se inscribe en una práctica de lucha que exige resultados. Y añade que se “relega la denuncia victimista y se exige integrar los derechos humanos de la mujer como parte de las transformaciones de civilización que se están operando en el mundo”.
El Día Internacional de la Mujer de este año 2018 no será una conmemoración más. No tendrá el carácter ritual y repetitivo de las celebraciones convertidas en tradición. El 8 de marzo 2018 será una jornada que se inscribirá en la historia porque no será un simple clamor de reclamo de igualdad, sino que se inscribe en una práctica de lucha que exige resultados. Se relega la denuncia victimista y se exige integrar los derechos humanos de la mujer como parte de las transformaciones de civilización que se están operando en el mundo.
Si bien el gesto de rebelión provino de Hollywood con la ruptura del silencio de las actrices que denunciaron el derecho a pernada y abusos sexuales practicados durante años por el poderoso productor de cine, Harvey Weinstein. Escándalo que condujo a que Weinstein fuese expulsado de su propia empresa y hoy tenga que responder ante la justicia.
Hoy todos coinciden en que las prácticas de acoso y de abuso sexual al que Weinstein sometía a las actrices a cambio de otorgarles trabajo eran conocidos por todos. ¿Qué sucedió entonces para que estallara el escándalo, precisamente ahora? Se dice que se debe al hecho de la liberación de la palabra de las víctimas. Y es cierto. Pero si analizamos más a fondo lo sucedido, debemos admitir que lo que se produjo va más allá de arrogarse el atrevimiento de denunciar públicamente las prácticas del magnate de cine. El impacto mayor realizado por las mujeres que decidieron denunciar a Weinstein, reside en la decisión de las víctimas de ponerle término a la colaboración a la que aceptaron someterse a cambio de obtener un contrato de actuación en una película. Se trata en la realidad, de una rebelión contra un sistema de esclavitud – y la humillación que ello conlleva – lo realizado por las denunciantes. Decisión que demuestra que, si bien la abolición de la esclavitud fue proclamada a finales del siglo XIX, en relación a la mujer, este aspecto ha quedado relegado.
El 8 de marzo 2018, organizaciones de mujeres en más de 170 estados han convocado movilizaciones para reivindicar los derechos de la mujer, en lograr la igualdad entre hombres y mujeres en el trabajo, en el ejercicio del poder político, en el acceso a la educación. Veremos el alcance de las manifestaciones de mujeres en los países musulmanes. Se espera que en Turquía, país en donde se había alcanzado un nivel de modernidad notable, hoy sometido a un Islam tradicional y represivo, las mujeres expresen masivamente su descontento. De igual manera, en Irán, en donde las mujeres últimamente han demostrado su deseo de liberación quitándose el velo en público, gesto de rebeldía inusitado ante el totalitarismo musulmán que rige el país, y pese a la prohibición, han llamado a manifestar, veremos las reacciones del poder. En Polonia, pesa el peligro de que el gobierno conservador restrinja la ley del aborto, las mujeres han convocado una manifestación.
América Latina bate el récord de feminicidios: cada 10 minutos una mujer es asesinada por su pareja o expareja. En México, siete mujeres son asesinadas al día, en el Brasil, cada dos horas, en Rusia, cada 40 minutos y es admitido por el propio presidente Putin, que los maridos peguen a sus esposas.
En los países europeos, en donde se han realizado progresos considerables en cuanto a los derechos de la mujer, persiste la desigualdad salarial. En Francia, las mujeres, pese a igual nivel profesional, el salario en relación al de los hombres puede llegar hasta un 25% menos. Existe la ley que exige la nivelación, pero las empresas emplean toda clase de subterfugios para esquivarla. El gobierno actual ha decidido dotarse de un sistema informático específico que detectará las violaciones a la ley y las empresas serán sancionadas con multas. El gobierno acaba de decretar 50 medidas en pro de lograr la igualdad de la mujer, en particular en relación de la formación profesional, la educación escolar, la igualdad salarial.
Es en España en donde este 8 de marzo cobra una connotación particular: la decisión de una huelga de mujeres de 24 horas decretada por la Comisión 8M que agrupa los colectivos feministas de toda España con el lema “Si nosotras paramos, se para el mundo”, avalada por los sindicatos. Según una encuesta realizada para el diario El País 82% de los españoles admite que hay motivos para la huelga. Las españolas exigen que las leyes avaladas por la legislación se cumplan. Denuncian la igualdad formal y exigen una “transformación estructural” y el cese de la discriminación. Discriminación que se traduce por salario menor en tareas similares a las de los hombres, mayor dificultad de acceder al mercado laboral, tasa de paro mayor que los hombres. De igual manera, denuncian cargar con el cuidado de los hijos y el trabajo doméstico no remunerado La huelga se realizará en el ámbito de los oficios de los que se ocupan en particular las mujeres. Hospitales, escuelas, hoteles, farmacias, etc., verán modificado su ritmo de funcionamiento. Se calculan 300 manifestaciones en más de 200 localidades del país.
Esperemos que el 8 de marzo sea el comienzo del 9 de marzo, porque todo deja entrever de que se trata de un proceso que no hace más que comenzar cuyo objetivo debe traducirse en leyes, pero sobre todo, en cambio de mentalidad. No hay duda de que el asunto de la condición femenina ha entrado de lleno en los cambios de civilización que se están operando en el mundo. Muchos, sobre todo la izquierda que representa hoy el sector conservador, denigran de la mundialización. El carácter mundial que gracias a la mundialización que ha tomado el movimiento de rebelión de las mujeres, prefigura un verdadero cambio de civilización porque modificará el campo de lo jurídico, de las mentalidades, de las costumbres, de lo económico : una verdadera revolución.