Ya la crisis en Venezuela es inocultable. La ONU no se ha quedado callada frente a la catástrofe humanitaria interna desbordada en una crisis migratoria que afecta a los vecinos, y pide a los demás países que intervengan apoyando a nuestros ciudadanos.
En 2016, Delcy Rodríguez dijo en la OEA que no había crisis de abastecimiento en el país y que «Venezuela ha importado alimentos para alimentar a tres países del tamaño del nuestro». La FAO premió a Maduro dos veces por la “reducción de la pobreza y el hambre” y en 2016 elogió al pranato por la creación del “mejor sistema popular de distribución de alimentos”.
Este año, Maduro negó que existiera una crisis humanitaria y argumentó que eso era una excusa para promover una intervención. También negó la masiva emigración de venezolanos y aseguró que los que migran es porque están afectados por una campaña mediática y “algunos se han visto tentados a salir del país”, dijo. Para él tampoco hay falta de medicinas y asegura que Venezuela tiene el mejor sistema de salud. Maduro y su combo de falsarios aplican a Marx, pero en este caso es al cómico Groucho quien a manera de chiste decía: “¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos? Pero la mentira tiene un límite.
Ahora son las mismas agencias de las Naciones Unidas las que están dando la alarma de que la crisis de Venezuela se está agravando, al punto que ha provocado la huida de millones de venezolanos. Sean 7 millones de emigrados (DatinCorp) o 4 millones (Consultores 21) o 1,5 millones (ENCOVI) son millones de venezolanos que están saliendo en estampida, en especial en estos dos o tres últimos años. El número de venezolanos en busca de asilo aumentó en 2.000 % desde 2014, según el ACNUR.
David Beasley, director del Programa Mundial de Alimentos, declaraba que esta crisis migratoria “… puede convertirse en una catástrofe, un desastre humanitario de proporciones nunca antes vistas en el hemisferio occidental”. Y lamentó que el régimen la niegue y no permita la ayuda internacional.
ACNUR publicó al comienzo de esta semana una “Nota de orientación sobre el flujo de venezolanos” para los gobiernos receptores de nuestros migrantes. Su portavoz en Ginebra fue más allá al asegurar que, contrario a lo que dice el régimen, las causas se encuentran en “…los complejos desarrollos políticos y socioeconómicos en Venezuela,…” y puntualizó algunas de las razones de la crisis: “la inseguridad y la violencia, la falta de alimentos, medicamentos o el acceso a servicios sociales esenciales, así como la pérdida de ingresos”.
También aclaró que aunque no todos los venezolanos que migran pueden ser considerados como refugiados “un número significativo necesita protección internacional”. Y la Nota solicita a los Estados “que les garanticen… formas complementarias de protección, protección temporal o acuerdos de estancia, o visados o mecanismos migratorios laborales que no sean deportados… de acuerdo con el derecho internacional de los refugiados y el derecho de los derechos humanos». En especial no devolverlos a Venezuela.
La catástrofe interna ha generado una crisis humanitaria que, convertida en crisis migratoria, ha expulsado a millones de venezolanos afectando a nuestros países hermanos. La inocultable crisis humanitaria ha desbordado nuestras fronteras y es ahora preocupación mundial. ¿La seguirán negando?