Venezuela tiene, en teoría, una moderna democracia, pero en la práctica es una monarquía primitiva y eso es parte de nuestra confusión.
Precisar lo que está ocurriendo en Venezuela no es tarea fácil y prueba de ello es que varios analistas y expertos en política están dedicados a ello y no hay coincidencia en sus conclusiones.
Una cosa es lo que dicen los textos de Historia y otra es lo que viven los pueblos bajo las diferentes formas de gobierno de un Estado. Algunos pueblos reciben poca o ninguna información sobre lo que hace el gobierno, otros reciben información manipulada y otros, especialmente en este siglo XXI, son bombardeados noche y día con informaciones que terminan por provocar un caos que sirve para entretenerlos averiguando qué es cierto y qué es falso.
En teoría, la democracia es posterior a la monarquía. En teoría, la democracia es más justa que una monarquía. En la práctica, la democracia es más antigua que la monarquía. En la práctica, hay monarquías mucho más justas que muchas democracias.
Entrando de lleno en el caso Venezuela, tenemos que comenzar por un acuerdo sobre el sistema real de gobierno de Estado que existe sobre este territorio lleno de mucho patriotismo y promesas de mejorar las condiciones de vida del pueblo, mientras las riquezas petroleras y mineras que posee en abundancia se van diluyendo y el pueblo pierde los niveles sociales, económicos y políticos que disfrutó hasta 1998.
En teoría, la democracia es una forma de organización del Estado en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes. En teoría y en sentido amplio, democracia es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen conforme a mecanismos contractuales.
En la práctica, lo que gobierna en Venezuela desde enero de 1999 es una democracia que en vez de mejorar, retrocede hacia una monarquía primitiva en la que la jefatura del Estado es estrictamente unipersonal, vitalicia, con sentido hereditario.
Los textos de Historia hablan de la modalidad de escogencia de sucesores por cooptación del propio monarca, pero eso contradice la definición del término cooptar del «Diccionario de la Real Academia Española»: “Llenar las vacantes que se producen en el seno de una corporación mediante el voto de los integrantes de ella”.
Eso se cumple si tomamos al “madurismo” como una corporación, y eso no encajaría en el comportamiento que observamos en el gobernante de turno que se siente más monarca que presidente.
Dicen los textos consultados que el término monarquía proviene del griego y se interpreta como “gobierno de uno solo”. Total que no hemos logrado salir del enredo en que estamos los venezolanos y, lamentablemente, más que “Frentes Amplios”, lo que de verdad necesita nuestro querido pueblo son “frentes amplias”, honestas y dispuestas a que en esta “tierra de gracia” se instale una democracia directa, en la que las decisiones sean adoptadas directamente por los miembros del pueblo, mediante plebiscitos y referéndums vinculantes, elecciones primarias, facilitación de la iniciativa legislativa popular y votación popular de leyes, concepto que incluye la democracia líquida.
@jajogra