El sábado por la noche estuvimos en la vernissage de la galería Curator´s Voice Art Projects, atendiendo la invitación de la amiga y curadora venezolana Milagros Bello. Milagros tiene una de las galerías más interesantes del Wynwood Art District, de Miami, locación que se ha convertido en punto de referencia entre las comunidades creativas más importante de los Estados Unidos.
Fue una velada grata, distinta, con una increíble atmósfera bohemia en la cual pudimos apreciar las nuevas tendencias en esta muestra vanguardista de un grupo de jóvenes artistas (más de 20 exponentes) de diferentes nacionalidades, entre los cuales sobresalieron las pinturas y las esferas tridimensionales del venezolano Wouilfredo Soto, de marcado cinetismo y de paleta muy colorida sin ser
estridentes; las fotografías del italiano Davide Mani, los nudos (todos somos nudos) del limeño Jesús Pedraglio, y las pinturas acrílicas de Valentina Bilbao, la
exitosa artista que transforma la música en color.
Llamó la atención el luminoso montaje de la exposición de la resplandeciente sala estilo high-teach, -referente en la actual arquitectura moderna-, con sus pisos de cemento, ambientes separados por paneles blancos que al rebote de luz destacaban hasta encandilar la colorida muestra de arte contemporáneo; con el toque de informalidad urbana marcado por el estilo bohemio de la concurrencia, como correspondía al enclave artístico de Wynwood donde está situada la galería de Milagros.
Wynwood es una de las comunidades creativas más grandes de los Estados Unidos. En principio era un barrio destartalado, guarida de delincuentes y prostitutas, hasta el día en que el alcalde de Miami Dade, Manny Díaz (con libro publicado sobre el mejor proyecto de su administración) puso todo su empeño para rescatarlo y convertirlo en lo que es hoy, una de las comunidades creativas más grandes de los Estados Unidos.
Wynwood fue originalmente asentamiento de la comunidad portorriqueña (años 50), se le conocía como “Little San Juan”; con el tiempo los boricuas prosperaron y se mudaron (como sucedió con los primeros cubanos que llegaron a Miami y se asentaron en la Calle 7, paralela a la famosa Calle 8 de la Little Habana) a barrios acordes a la nueva situación económica. Posteriormente el barrio fue invadido por emigrantes caribeños y la zona entró en decadencia.
Cuando Manny Díaz decidió rescatarlo, la zona era un peligrosísimo lugar oscuro y sombrío, en la cual no había sino galpones de almacenamiento, muchos abandonados que servían de guarida de delincuentes, donde reinaban la droga y la prostitución. Pisar Wynwood después de las cinco de la tarde, era jugarse la vida -algo así como el equivalente El Callejón de la Puñalada, en Sabana Grande, Caracas.
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El proyecto de la Alcaldía de Miami Dade abarcó el arreglo de las infraestrcturas para atraer a los amantes del arte y a inversionistas como Tony Goldman, dueño de la Joey´s Pizzería – uno de los primeros restaurantes, en el Wynwood Walls. Poco a poco la zona fue cambiando hasta que trajeron Art Miami, que fue cuando la zona cambió realmente hasta convertirse en lo que es hoy: Wydwoon, Midtown y Design Distric, que están continuos uno del otro. La Alcaldía auspició la creación de más policías para la zona, ayudaron a los constructores a construir nuevos edificios y les dieron todas las facilidades a los galeristas.
Así se rescató esta importante zona del centro de Miami que hoy es un atractivo centro de actividades artísticas, que incluye museos y galerías de arte, tiendas de antigüedades, restaurantes eclécticos y muchos cafés.