La detención en Alemania del expresidente catalá,n Carles Puigdemont, el exilio de varias figuras políticas del proceso independentista y las negociaciones para sus respectivas extradiciones a España dan a entender que el denominado “procés” soberanista catalán ha llegado a un callejón sin salida y a un laberinto político donde otra convocatoria electoral estaría a la vista
La detención de Carles Puigdemont el pasado 25 de marzo cuando intentaba ingresar a Alemania desde Dinamarca, podría suponer el punto final del interminable laberinto signado por el denominado “procés” independentista catalán. La detención en Alemania se debió a la orden de captura impuesta por la UE hacia Puigdemont, a petición del Gobierno español.
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El laberinto catalán cuya imagen viva es el propio Puigdemont parece ahora abocarse a otro proceso electoral. El Parlamento catalán ha fracasado por convencer al Gobierno español de entronizar a Puigdemont como nuevo presidente, toda vez también ha fracasado a la hora de buscarle la semana pasada un sucesor circunstancial, en la figura de Jordi Turull, del Partido Democrático Europeo Catalán (PDEC). Los votos en contra por parte de la izquierda radical de la CUP a la hora de designar a Turull como nuevo presidente de la Generalitat catalana derribaron la consistencia de los pactos políticos que en los últimos años han venido tejiendo con Puigdemont y sus aliados.
No obstante, la detención de Puigdemont revitalizó en las calles y en el Parlamento catalán la necesidad de continuar con un procés cada vez más desacreditado. La huida a Bélgica de Marta Rovira y la de Anna Gabriel a Suiza, ambas figuras del independentismo, así como la entrega a las autoridades policiales europeas de otras figuras independentistas, dan a entender que el impulso soberanista catalán tampoco ha dado sus frutos en la arena internacional, específicamente europea.
Tras la detención de Puigdemont en Alemania, Barcelona ha vivido fuertes enfrentamientos entre simpatizantes del independentismo y fuerzas policiales. El Parlament ha exhortado a la liberación de los considerados “presos políticos” catalanes y su vuelta del exilio. Los partidos independentistas JxCat, ERC y la CUP que apoyan la investidura de Puigdemont volvieron a intentar presionar este miércoles 28 por que se reconozca al hoy preso presidente así como la liberación y el regreso de los presos políticos. Pero el clima en Cataluña revela que el procés se ha agotado tras la detención de Puigdemont.
El tema primordial ahora es la puja por su extradición a España, aspecto donde la legislación europea aún está revisando casos anteriores que puedan servir de precedente. En caso de aprobarse la extradición, Puigdemont se verá la cara con la justicia española bajo la acusación de promover la sedición y la inestabilidad con la consulta soberanista del pasado 1º de octubre de 2017.
Sin acuerdos políticos en Cataluña y con Puigdemont preso, la crisis política catalana parece encaminarse a otra convocatoria electoral, tal y como lo establece la Constitución española tras la aplicación del artículo 155. Al no existir Gobierno de consenso tras los comicios de diciembre pasado, y principalmente tras la ruptura de la CUP al no aceptar la investidura de Turull, el campo soberanista catalán se observa políticamente dividido ante otra convocatoria electoral. A todas luces, al procés parece que se le está apagando la luz.