El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres se ha movilizado para contener la amenaza de una nueva guerra fría entre Rusia y las potencias occidentales, las cuales por fin han respondido a la ofensiva de Vladimir Putin.
António Guterres no oculta que le crea una gran preocupación la escalada de la tensión entre Estados Unidos y Rusia por la expulsión de miembros de sus cuerpos diplomáticos. Es más, el secretario general de las Naciones Unidas admite que la situación empieza a parecerse a la que se vivió durante la Guerra Fría. Por eso pidió a las dos potencias que creen un mecanismo que les permita resolver sus diferencias.
“Estoy realmente muy preocupado”, indicó en un encuentro con la prensa acreditada en las Naciones Unidas, en anticipación de la respuesta de Moscú. Explicó que a diferencia de la Guerra Fría hay múltiples actores “independientes” que desempeñan un papel importante al garantizar la estabilidad mundial, en lugar de dos polos que controlaban dos áreas muy grandes del planeta.
Sin embargo, recordó que el fin de la Guerra Fría llevó a que se desmantelaran los “mecanismos de comunicación y de control” que establecieron las dos potencias atómicas “para evitar la escalada de incidentes y asegurarse de que las cosas no se iban de control cuando la tensión crecía”. Se pensó, explicó, que ya no servirían “porque la Guerra Fría había terminado y no había razón para este tipo de precauciones”.
La confrontación creada por el asesinato en Londres del antiguo espía ruso Serguei Skripal con un agente neurotóxico de origen bélico está poniendo en evidencia, según el secretario general de la ONU, que sería “necesario recuperar” este tipo de mecanismo de precaución “para garantizar una comunicación efectiva y garantizar la capacidad para prevenir una escalada”.
La tensión entre Estados Unidos y Rusia fue creciendo conforme se fue recrudeciendo el conflicto en Siria. Los dos países tienen poder de veto en el Consejo de Seguridad, el órgano de las Naciones Unidas que vela por la paz y la estabilidad mundial. Durante el debate sobre el ataque químico en Reino Unido, la embajadora estadounidense Nikki Haley pidió una respuesta a la acción rusa.
De los 60 diplomáticos rusos expulsados por EE.UU., una docena están asignados a la misión diplomática ante la Naciones Unidas. Moscú se tomó las acusaciones y las expulsiones posteriores como una amenaza que no podía aceptar, a la que ahora responde con una medida similar. No es la primera vez que António Guterres dice que le preocupaba que se esté entrando en una dinámica parecida a la Guerra Fría.
En su primer discurso ante la Asamblea General el pasado mes de septiembre, advirtió de que la comunidad internacional se estaba “desintegrado” porque la confianza entre los países se veía lastrada por las divisiones crecientes. El apoyo de Rusia a las sanciones propuesta por EE.UU contra Corea del Norte se entendió como un signo de apertura, pero resultó ser solo un arreglo temporal.