La Unión Europea, previendo ya que Venezuela está a punto de provocar una crisis regional, destina 31 millones de euros para paliar la huida masiva de venezolanos a Colombia, Perú, Ecuador, Chile, Argentina y Brasil.
Por CLAUDI PÉREZ
Siria es quizá “la peor catástrofe humanitaria desde la posguerra”, afirma el comisario europeo de Ayuda Humanitaria, Christos Stylianides (Nicosia, 1958). Sin llegar a ese nivel de dramatismo, Venezuela es ya un enorme quebradero de cabeza; “va camino de provocar -si es que no lo es ya- una crisis regional, con efectos básicamente en Colombia pero también sobre toda la vecindad: Perú, Ecuador, Chile, Argentina y Brasil reciben inmigrantes y si el flujo persiste se enfrentan a situaciones difíciles”. Stylianides visitó Colombia y la frontera con el país que preside Nicolás Maduro en marzo, y anunció que la Unión Europea (UE) destinará 31 millones de euros en ayuda humanitaria. “Los problemas empeoran cada día que pasa. Pero el Gobierno de Maduro no reconoce que tiene entre manos una crisis humanitaria y así es más difícil que lleguen las imprescindibles ayudas”, critica Stylianides.
Al margen de su actividad política, Stylianides es médico. Y en el puente Simón Bolívar, ante la llegada masiva de venezolanos, prevalecía la mirada del médico sobre la del comisario europeo: “Hay niños con síntomas de desnutrición y que ponen de manifiesto problemas flagrantes de seguridad alimentaria; hay embarazadas que cruzan la frontera porque en Venezuela hay cada vez mayores problemas con la sanidad pública, hay lactantes con sus madres para que les pongan vacunas. Hay que focalizar las ayudas en las necesidades sanitarias y de nutrición, como sucede en todas las crisis humanitarias”.
La UE ha denunciado los ataques a las instituciones políticas venezolanas por parte de Nicolás Maduro, los problemas derivados de la falta de separación de poderes y los ataques al Estado de derecho y a la libertad de expresión. “Pero a la vez hay que encontrar vías, a través de las ONG y de la gente que está sobre el terreno, para acercar la ayuda hasta donde más se necesita”. “La situación solo puede empeorar”, vaticina.
Stylianides traza algunos paralelismos con la crisis de refugiados europea: “Los venezolanos cruzan a Colombia, un país cuyos graves problemas por catástrofes naturales y sobre todo la presencia de grupos terroristas y paramilitares y de millones de desplazados tras medio siglo de guerrilla puede hacer descarrilar el proceso de paz: la crisis venezolana no debe hacer olvidar la crisis colombiana, que ha remitido pero sigue ahí. Los sirios cruzaban hacia Grecia, que estaba en plena depresión: no es exactamente la misma historia, pero hay paralelos clarísimos. Como los colombianos, los griegos respondieron con una generosidad increíble, aunque en Europa también vimos brotes de xenofobia por el empeoramiento de las condiciones sociales”.
“Las crisis migratorias nunca son fenómenos aislados: la crisis siria no se entiende sin la crisis iraquí, era una crisis regional; y ese es otro paralelismo con los efectos de la grave situación en Venezuela, que se dejan notar a nivel regional y por tanto exigen soluciones regionales”, cierra el comisario.