¡Pa’l calabozo! Lula: “Voy a aceptar el mandato de ir a prisión”

Foto: Reuters

Por.- Karen Brito.

Luiz Inácio Lula da Silva se entregó finalmente a la justicia y ahora deberá pagar condena de 12 años en prisión. En medio de una algarabía de sus simpatizantes que llevaban más de 30 horas en vigilia, entre empujones, lágrimas y gritos como «Yo soy Lula», “resiste” y “no te entregues”, el expresidente de Brasil tuvo varios intentos para salir del búnker sindical, pero la multitud bloqueó el paso del vehículo para evitar su traslado. Horas más tarde decidió salir a pie y así fue que por fin llegó a manos de los funcionarios policiales. En el aeropuerto de Congonhas (Sao Paulo) un avión de la Policía Federal lo esperaba para llevarlo a una cárcel de Curitiba, que será su próximo destino.

Caso de corrupción y negociación 

En los últimos dos años se ha desencadenado una ola de corrupción en Latinoamérica que ha dejado en evidencia a reconocidos presidentes, expresidentes y cualquier cantidad de políticos, que eligieron la vía de la corrupción durante sus respectivas gestiones gubernamentales.

En esta oportunidad, los ojos del mundo están en Brasil, donde la sentencia a 12 años en prisión emitida por el juez Sergio Moro contra el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, ha causado revuelo ante la negativa del exmandatario a cumplir dicha orden judicial manteniendo firme su alegato de inocencia.

Sin embargo, la negativa no duró mucho. Lula decidió negociar su entrega este sábado luego de acudir a una misa en honor a su fallecida esposa, en la cual aprovechó para agradecerle a su predecesora Dilma Rousseff, y a otros dirigentes de izquierda, el apoyo recibido. “Voy a aceptar el mandato de prisión (…) y cada uno de ustedes se trasformará en un Lula”, expresó.

En el búnker sindical

Desde el Sindicato de Metalúrgicos en Sao Bernardo do Campo, en el cinturón industrial de Sao Paulo, donde se mantenía atrincherado desde hacía dos días, Lula dirigió unas palabras a los ciudadanos que se conglomeraron en los alrededores para mostrar su apoyo al exgobernante, quien calificó al juez Moro de “mentiroso”.

Lula fue imputado por los delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero, y según la orden emitida por el juez Moro, deberá cumplir una condena de 12 años y un mes en una celda de aproximadamente 15 metros cuadrados, con baño privado y derecho a dos horas diarias de aire libre.

El juez Sérgio Moro especificó que “por respeto a la dignidad del cargo que ocupó” se le adjudique una celda propia. Hará vida independientemente de los demás presos, con su propio horario tanto para visitas como para los paseos por el patio. Se le librará también del humillante trámite del rapado de la cabeza al que se somete a todos los reos.

Moro le dio la oportunidad al dirigente político de entregarse voluntariamente en Curitiba antes de las cinco de la tarde del viernes, plazo que el exmandatario ignoró y prefirió permanecer en su búnker sindical, rodeado por miles de personas que le expresaron apoyo día y noche. Ante esto el juez aclaró que Lula «no es un prófugo», debido a que no era un ultimátum y que no buscó sustraerse a ninguna operación para detenerlo.

Acusación

El juez encargado del caso detalló que el expresidente «fue condenado por lavado de dinero y corrupción”, por lo que consideró que era preciso ejecutar la sentencia. “No veo ninguna razón específica para aplazarla», aseguró Moro, quien ordenó la detención inmediata de Lula 20 minutos después de dictar sentencia.

El magistrado símbolo de la Operación Lava Jato (Lavado de autos) la cual dio a conocer una gigantesca red de sobornos enquistada en el Estado, con implicaciones de prácticamente todos los partidos, descartó los cuestionamientos de la defensa, que criticó severamente la rapidez con la que se ordenó la captura de Lula.

El nombre de la fallecida esposa de Lula, Marisa Letícia, figuraba en la causa que llevó a la condena del exsindicalista, como beneficiario de un apartamento en un balneario ofrecido por una constructora a cambio de facilidades para obtener contratos en Petrobras.

Durante estos dos últimos años Lula ha ido astutamente esquivando la justicia brasileña, sin embargo los sobornos a la citada constructora fueron los que finalmente llevaron a la histórica condena contra quien fuese el político más popular en la historia de Brasil, y el que probablemente se convierta en el primer expresidente de ese país en ir a la cárcel.

Pero ni las acusaciones ni la condena han debilitado políticamente a Lula, quien continúan contando con un gran apoyo político que ha utilizado como  fuerte para tratar de impedir cumplir una condena que tarde o temprano llegaría, debido al peso de la pruebas en su contra.

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Lula siempre negó los cargos. Al momento de despedir a quien fue su compañera durante cuatro décadas y con quien tuvo tres hijos, expresó su deseo de que «los criminales que levantaron ligerezas contra Marisa tengan (un día) la humildad de pedir disculpas».

Acato a la detención

Tras dilatar su arresto y posterior traslado a prisión, Lula anunció que acataría la orden del juez Moro y cumpliría la sentencia que le fue impuesta. Desde la sede del sindicato, donde se forjó su carrera sindical y política, y donde aún permanece posiblemente a la espera de su detención, el exjefe de Gobierno desafió al magistrado al no ir a entregarse como debería ser.

«Ellos quieren llevarme a una prisión preventiva porque rechazaron mi habeas corpus. Ellos no saben que hay miles de Lulas, que mis ideas ya están en el aire y mi corazón va a latir con ustedes», afirmó el expresidente desde una tarima improvisada a las afueras de la sede del sindicato.

Asimismo, aseguró: «No vale la pena tratar de acabar con mis ideas, porque ya están en el aire, no vale la pena tratar de parar mis sueños, porque yo soñaré en sus cabezas, con sus ojos». Además reiteró que su único delito fue dar voz a los excluidos y exigió al juez Sérgio Moro demostrar alguna prueba de la supuesta corrupción por la cual es procesado.

«Yo estoy siendo procesado por un apartamento que no es mío, y ellos saben que la red globo mintió, el Ministerio Público mintió al decir que era mío y Moro mintió y me condenó a prisión», explicó.

Para evitar ir a prisión, la defensa de Lula pidió una medida cautelar al Comité de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Ginebra.

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