Por Ramón Guillermo Aveledo
Es mentira que en Venezuela no votar sea ilegal, por lo tanto tampoco puede serlo protestar el simulacro llamando a no participar en él.
En Venezuela votar es un derecho. Es precisamente por eso que lo reclamamos quienes desde las política, seamos opositores democráticos de diversas ideologías, o muchos que participaron activamente en el proyecto chavista, incluso con altas responsabilidades; también empresarios agremiados y trabajadores sindicalizados, rectores universitarios al lado de profesores y estudiantes, representantes de la Iglesia Católica y otras denominaciones cristianas, densos sectores de la sociedad civil organizada. Todos impugnamos la legitimidad electoral de la atropellada convocatoria que era para abril y pasó para mayo, nos negamos a participar en ella y exigimos una como mandan la Constitución y la ley.
Lo dice con toda claridad el artículo 63 constitucional, votar es un derecho y, por tanto, depende de nuestra libre voluntad su ejercicio. Así lo explica la Exposición de Motivos de la Constitución, decretada por la Asamblea Nacional Constituyente en 30 de enero de 2000: “Se reconoce el sufragio como un derecho, más no como un deber, a diferencia de la Constitución de 1961…” El artículo 110 de la carta precedente decía “El voto es un derecho y una función pública. Su ejercicio será obligatorio…” Mucho se ufanó el difunto Presidente Chávez de ese que consideraba un paso importante en la libertad de nuestra ciudadanía. Ese fue claramente un cambio de la anterior Constitución a la actual.
Si no estás obligado a votar, no hacerlo no es ilegal ni puede serlo. Cada quien decide si vota o no. Nadie puede imponérselo. Un crimen contra la democracia sí que cometieron quienes desprestigiaron el voto burlándose de sus resultados, parcializaron al CNE con grotesco descaro hasta acabar proclamando que “más nunca” entregarán el poder.
Así, falta a la verdad y a la ley la Presidenta del Consejo Nacional Electoral cuando advierte, o más bien amenaza, el pasado 12 de abril a quienes llamen a no votar pues estarían cometiendo “una falta electoral”. Sin pudor ella misma que el 25 de julio del año pasado, antes de la votación para la llamada ANC, declaró, “Si no les gusta la elección, no voten”.
La cabeza del CNE está confundida o busca confundir. En Venezuela hubo una ley que prohibía la propaganda contraria a votar pero hace sesenta y un años, en 1957. En sus meses finales, la dictadura inventó un plebiscito para asegurar el continuismo burlando el 104 constitucional que obligaba a una elección directa y secreta. Imposible no advertir similitudes.
Hoy como siempre, defendemos la democracia y el voto. No aceptamos imitaciones.