Por Alfredo Michelena
Las elecciones, aun en las peores condiciones, son una oportunidad de hacer política, recorrer el país y mostrar músculo.
Dentro de la lucha democrática los venezolanos hemos intentado de todo para salir de esta peste que nos echamos encima. Hemos marchado, hemos llegado a Miraflores y sacado a Chávez del poder, hemos ganado elecciones, hemos salido a la calle y enfrentado la represión pidiendo elecciones limpias y justas, hemos negociado, hemos seguido a nuestros líderes y miles han sido detenidos, torturados y cientos aún están presos. Ahora ante el cansancio y la mengua, que nos han impuesto, millones han huido de Venezuela.
El 20 de mayo habrá de nuevo elecciones presidenciales. Y a juzgar por las encuestas, el grado de tragedia que se vive en Venezuela, e incluso por la reciente estampida migratoria, Maduro no debería ganar. Nada sería tan lógico como ir a votar y acabar con esta pesadilla de una buena vez y tratar de reconstruir un país que se nos está escapando por la alcantarilla.
Yo no soy abstencionista. Creo que las elecciones aun en las perores condiciones son una oportunidad de hacer política, recorrer al país, mostrar músculo y crear esa sensación que no estamos solos, que somos muchos y que podemos derrotarlos. Entiendo que las condiciones son más difíciles que las de 2015 cuando ganamos la Asamblea Nacional, pero si hubiera estado en mis manos hubiera ido al proceso electoral. Lo hubiera aprovechado.
Más allá de eso creo que, para poder derrotar al pranato que nos somete, es necesario construir una unidad política. Y esa unidad en la actualidad pasa por la MUD, coordinadora de los principales grupos políticos del país. Y digo grupos y no partidos pues son más agrupaciones alrededor de líderes que estructuras que representan diversas ideologías o proyectos de país. Además esos líderes dejan mucho que desear pues apenas lograron un mínimo acuerdo de no ir a elecciones. Acuerdo unitario que con reticencia apoyo.
Lamentablemente, esa “junta de condominio” dedicada a lo electoral que es la MUD a partir del 20 de mayo se hará obsoleta. Ya no habrá elecciones por largo tiempo, si es que no las eliminan del todo, al menos las del tipo que conocemos, y nos someten a un tipo de elección “a la cubana” es decir, elecciones corporativas y locales que al final no eligen sino que ratifican a los ya escogidos a mano alzada por los vecinos (Comunas) y el partido, bajo la mirada del Estado.
A partir del 21 de mayo la lucha será triple: contra el pranato, que entonces se meterá en todos los intersticios de la sociedad hasta someternos y controlar nuestras vidas; contra la nueva oposición creada por el pranato; y contra la profunda desesperanza que invadirá aún más a los venezolanos. Desesperanza que reforzada por el hambre y la mengua terminará de someter a la mayoría. Por esto es vital la lucha contra la resignación de vivir en dictadura, como vive el pueblo cubano.
El tipo de lucha tendrá que variar y tendrá que resurgir otro tipo de unidad así como surgió la “Junta Patriótica” en 1957 para combatir la dictadura de Pérez Jiménez. Una organización ágil, dinámica y combativa cuyo objetivo ya no podrá ser electoral, al menos en el corto plazo, sino la fractura del régimen por todos los medios y la recuperación de la esperanza.