Por Aixa López
Me uno a lo que decidimos en el partido de no ir a este proceso electoral; pero tampoco puedo tirarle piedras a quien quiere participar.
El linchamiento político no puede estar a la orden del día contra aquellos que manifiestan una posición política frente a las elecciones presidenciales del 20 de mayo. La tolerancia debe prevalecer. Lo único cierto es que el gobierno logró dividirnos y ponernos en aceras contrapuestas, siendo lo ideal que estuvieran unidos para derrotar a un régimen hambreador, cuyo legado ha sido el hambre, la pobreza, la destrucción y la corrupción. Quien diga lo contrario no vive en este país, o se beneficia de la vagabundería que vemos por doquier.
¿Quién no quiere salir de la figura del “bachaquero”? ¿Quién no quiere volver a comprar sin colas y escoger sus productos? ¿Quién no quiere acabar con esas cajas y bolsas de comida que te dan de forma humillante? ¿Quién no quiere comprar sus medicinas?
Creo que todos queremos volver a la normalidad y queremos ir a nuestro abasto y comprar tranquilamente; pero eso bajo la política económica de este gobierno no es posible. La forma para cambiar esta realidad no es otra que votando. Los cambios políticos se dan por la vía electoral; pero en este momento el voto se ve fusilado por la falta de condiciones electorales. No es posible que la Asamblea Nacional Constituyente sea la que convoque a un proceso electoral pasando por encima del Órgano Electoral.
Y a este respecto pregunto: ¿No está vigente aún la Constitución de 1999? Claro que sí. Hasta tanto no sea aprobado el nuevo texto electoral, sigue vigente la Constitución de 1999. Igualmente, cómo van a convocarse unas elecciones que no cumplen lo establecido en la Ley Electoral (de acuerdo a la cual se deben convocar con un mínimo de seis meses antes); donde no se usara la tinta indeleble; los puntos rojos; el fulano Carnet de la Patria; la ilegal migración.
Si recordamos lo dicho por Smarmatic, cuyos directivos y familiares decidieron hablar, cómo vamos al ruedo con todo en contra; cómo vamos a legitimar a este gobierno. No podemos. Claro que no podemos hacerlo. Da tristeza ver que el CNE no es un poder como prevé la Constitución. Para mí es un ente doblegado a otro poder.
Nunca he sido abstencionista. Creo en el voto; pero participar en este circo no es mi interés, por ello me uno a lo que decidimos en el partido de no ir a este proceso electoral; pero tampoco puedo tirarle piedras a quien cree en participar. Yo entiendo la desesperanza de mucha gente que teme por su futuro. Y el solo hecho de pensar calarse por seis años más a Nicolás Maduro es una tragedia.