Por.- Richard Sanz.
-Muchas protestas en la vía pública tienen un motivo común: la escasez de agua potable.
La mano que sostiene el tobo aún tiene las huellas frescas de las agujas que penetraron su cuerpo administrándole el único fármaco que consiguió su familia para tratar su leucemia.
Sube, como puede, las escaleras del hospital Victorino Santaella debido a que no funcionan ninguno de los diez ascensores del único centro de salud que tiene la capital del estado Miranda.
Y es que Rosalinda Rojas –nombre ficticio para evitar represalias-, ha sufrido junto al resto de pacientes la escasez del servicio de agua potable que ya se aproxima a las tres semanas.
Se lanza en la cama, extenuada tras subir pese a su delicada condición de salud los tres pisos con el tobo de agua, y entre olores nauseabundos que emanan del baño de la habitación que comparte junto a otra mujer que también es tratada por sufrir de leucemia, escucha a través de una radio a Nicolás Maduro exclamar en un evento del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que “¡tiempos buenos están por venir y debemos prepararnos al máximo; somos los constructores de la Venezuela Potencia!”
Entretanto, en la calle, cada vez son más frecuentes las protestas en las vías públicas que tienen un motivo común: la escasez de agua potable, sin distingo de zonas geográficas o estratos sociales, porque Hidrocapital se ha esmerado en que afecte a todos por igual.
Sin agua no hay paraíso
No solo los enfermos en los hospitales dentro y fuera de la capital de Venezuela sufren las inclemencias de la falta de agua potable. Sectores de Caracas en los que tradicionalmente fue confiable el suministro del vital líquido, hoy en día también padecen la escasez, como es el caso de El Paraíso, en el municipio Libertador, donde las protestas han calentado las calles debido al aire que sale de los grifos.
Complejos residenciales como “Los Verdes”, entre otros, llevan semanas sin agua, lo que ha generado manifestaciones vecinales ante las promesas incumplidas de Hidrocapital, el ente rector del suministro del agua potable en el país.
Incluso, se ha dado el caso que exministros de Hugo Chávez, como Ana Elisa Osorio –que paradójicamente dirigió la cartera de Ambiente-, protesten en plena vía pública por el calvario en el que se ha convertido la falta de agua en Venezuela.
Lo que evidencia esta crisis que con el mismo guión estalla en cualquier región del país, es el mal manejo que la empresa hidrológica ha tenido durante los últimos 19 años, según le declaró el ingeniero José María De Viana a El Pitazo, siendo el declarante la persona quien presidió ese organismo cuando aún había democracia en Venezuela. “Anteriormente, contaba con personal técnico y profesional y, lamentablemente, tiempo después, se convirtió en una empresa instrumento de la revolución bolivariana. Es decir, para quienes hoy dirigen Hidrocapital, lo más importante es contar con trabajadores obedientes a las líneas del partido de Gobierno y no necesariamente personal competente. Hubo un proceso de desprofesionalización que afectó a la industria del agua. Entonces, ahora prefieren que los expertos se lean los manuales de Marta Harnecker (comunista chilena) que los de hidráulica”.
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Chapucería en la gestión
Jornadas de tres o más semanas sin una gota del vital líquido, madrugadas en vela cuando se escucha el chorro de fregadero que avisa que “soltaron el agua” para llenar todo lo que se pueda hasta quién sabe cuándo, ponerse ropa sin lavar e incluso hacerse el aseo personal “cuando se pueda”, son parte de las calamidades diarias a las que esta sequía “hecha en socialismo” ha sometido tanto a los que viven en el Oeste o el Este, en ranchos o apartamentos.
La raíz de este sufrimiento colectivo, además de la falta de personal capacitado, José María De Viana también la atribuye a la ausencia de capacidad de bombeo de los embalses que no cuentan con el mantenimiento requerido por parte de las autoridades. Esta posición del experto surgió en respuesta a los argumentos que daba recientemente el ministro del Poder Popular para Ecosocialismo y Aguas, Ramón Velázquez Araguayán, quien señaló que la crisis se debe “a la sequía”, la cual será superada “en agosto”, cuando el período de lluvias esté en pleno desarrollo y “los embalses se llenen”.
Para José María De Viana, la tesis esgrimida por el funcionario chavista es falsa: “Es imposible, científicamente, predecir las lluvias. Es verdad que hay una estadística. Pero no se le puede echar la culpa a Dios por la falta de agua. El gobierno siempre argumenta que la causa de la crisis de agua es la sequía”, declaró el ingeniero a El Nacional.
Consecuencias en la salud
Lejos parecen los tiempos en los que cuando se abordaba un vagón del metro o una buseta de transporte público, lo que emanaban eran olores de perfumes o colonias.
Hoy en día es todo lo contrario, dado que además de las escasez de agua, un jabón no baja del millón doscientos mil bolívares cuando el salario mínimo integral es de apenas dos millones y medio de bolívares. Un kilo de jabón en polvo para lavar ropa está en precio aproximado a los cinco millones de bolívares (dos salarios mínimos integrales), ello sin entrar a considerar el valor de otros productos de higiene personal (como champú, enjuagues, o crema dental), que oscilarían en, al menos, los siete millones de bolívares.
Sobre esta situación, ya el diputado a la Asamblea Nacional, José Manuel Olivares, había advertido que la falta de agua y el alto costo de los jabones habían traído una consecuencia sanitaria en el estado Vargas: se dispararon los casos de sarna, sobre todo en niños y adolescentes.
“Yo no fui”
La crisis en el suministro de agua potable, que hoy en día afecta a todos los sectores sociales por igual, se suma a las que ya existen en distintos servicios públicos, como el eléctrico, transporte urbano, telefónico y de Internet. Es todo un compendio del caos cotidiano que ha terminado por mermar la calidad de vida de los venezolanos tras casi dos décadas de “revolución socialista y humanista”, que sin embargo el régimen chavista se empeña en achacar sus culpas a otros, como a “la sequía”, “el sabotaje”, “la derecha”, “la iguana” o “el imperio”. Agotado el reperterio de “responsables”, el secretario de la Gobernación del estado Zulia, Lisandro Cabello, “descubrió” recientemente otro factor “desestabilizador”, en este caso por los apagones: el “equinoccio”…
Twitter: @rsanz777