Por Eddo Polesel
Salir del cuadro dramático en que nos hallamos será posible con un golpe de timón que no puede venir de los actuales mal gobernantes, quienes solo buscan el poder.
Una serie de trágicos eventos, que parecieran haber sido programados ex profeso, cayeron en estos casi últimos veinte años sobre Venezuela, cuyos mal gobernantes -vende patria al servicio del castrismo- se atrevieron a definir con el mote de “bolivariana” mancillando el nombre de Bolívar y destruyendo la obra y el legado histórico que nos dejó el Libertador. Sin embargo, no escaparon al castigo por la derrota que los venezolanos patriotas le aplicaron en las últimas elecciones por la pérdida de 1.2 millones de votos que obtuvieron en las elecciones de 2013. Si esto no lo quiere admitir como una indiscutible derrota por las desastrosas situaciones ¿cómo quieren definirla? En todo caso, es un pase de factura al régimen por su mal gobierno.
Si por el contrario lo consideran un éxito -por haberse mantenido en el poder- deberán prepararse a pagar el costo político por los sufrimientos que han venido causando al pueblo venezolano. Las aplastantes evidencias -imperdonables- los condenan. So: la producción petrolera va palo abajo lo que hace más crítico el abastecimiento. Se hace imposible cumplir con el pago de la deuda externa, ya que de los 3.3 millones de barriles díarios que producíamos hemos bajado a menos de dos millones por día. Entre otras dificultades, el suministro de agua potable vital para Caracas y para toda Venezuela disminuyo el 40 % en promedio y mucho más en el interior por falta de mantenimiento de la infraestructura de distribución a nivel nacional y de los embalses, especialmente en el Tuy 3 que es que surte Caracas.
La calidad de vida continúa el proceso de degradación en todos los estamentos de la sociedad a causa de la hiperinflación, que para fines de año llegará a 1.995 %. Por el creciente desabastecimiento, la falta de transporte público y la inseguridad personal y de los bienes públicos y privados, el cuadro crítico se hace cada día más grave. La salubridad pública que debería soportar la humanidad se está desplomando, lo comprueba la disminución del consumo de medicamentos, la desnutrición y el aumento de los decesos de niños y ancianos son señales de extrema gravedad. El movimiento en las calles de las ciudades y de los pueblos, a partir de la seis de la tarde, demuestra la inseguridad que se vive en el país chavista. El diálogo -si es que se está dando- con la presencia de José Luis Zapatero, que es amigo-aliado del gobierno, va contra los esfuerzos que hacemos los demócratas para restablecer las libertades en el país.
Por otra parte, debido a las descoordinadas acciones que -medio articula- la oposición pareciera que (según voces siempre más consistentes) se ha convertido en colaboracionista, por cuanto no está asumiendo en forma concreta, consistente y continua el desafío que imponen las circunstancias de lo cual se comenta que se está dejando a las futuras generaciones la responsabilidad de salir del actual nefasto cuadro situacional del país, que por la gravedad que presenta debe ser calificado como el de una nación endeudada, quebrada, arruinada y desabastecida. Salir de ese cuadro dramático solo será posible con un golpe de timón que no puede venir de los actuales mal gobernantes, porque lo que buscan es quedarse en el poder. De seguir así nos dejará sin ninguna posibilidad de cambio por vía pacífica electiva y democrática, lo cual nos pone frente a un desafío de dimensiones inmedibles e ineludibles a corto plazo.