Por Eduardo Martínez, desde Italia.
*Orígenes e influencias que explican el pensamiento de Francisco.
El Papa Francisco, nacido como Jorge Mario Bergoglio, ha sido desde su elección como Papa en el 2013, una incógnita para católicos y no católicos.
Algunos analistas y periodistas lo han llegado a calificar de comunista por su marcada posición frente a las injusticias, el hambre y el abandono.
Otros en cambio, le endilgan un resabiado “jesuístico”, por haber pertenecido a la Compañía de Jesús. Aunque en aplicación del Código Canónico, desde que fuera consagrado en 1992 como Obispo, tuvo que dejar la congregación.
Por último, hay quienes han recurrido a su lugar de nacimiento -la Argentina- para extraer ciertas “características” del temperamento y carácter hasta medio peronista, como si se tratara de un jugador de futbol argentino.
En todo caso estamos en presencia de un Papa que es el primer latinoamericano y primer jesuita de la historia, en llegar al Vaticano.
La verdad es que a veces lo que dice su santidad Francisco no es descifrado por el común de la gente; y entre ellos, la prensa, los analistas y hasta los vaticanólogos.
En este mundo que nos toca vivir, nadie es exclusivo en sus orígenes. Estamos frente a seres humanos que provienen de mezclas de diversas razas y culturas.
La Curia romana, coherente con su trayectoria ya milenaria de “aggiornamento”, pareciera haber encontrado la manera de conjugar esa mezcla de cultura en la elección del papa Francisco.
Los purpurados escogieron a un teólogo proveniente de América Latina, la región con mayor número de católicos, pero que en el fondo es italiano. Lo que apacigua a la numerosa y conservadora tropa de cardenales italianos y alienta a los sectores avanzados de América Latina – con mayor número de católicos- y de África – de mayor crecimiento.
El ADN jesuita
Por supuesto que hay una gran influencia de la Compañía de Jesús en el pensamiento del Papa Francisco. Una orden religiosa, concebida en sus orígenes por su fundador San Ignacio de Loyola, como las “compañías” de instituciones militares al servicio del Papa.
Combatida, expulsada de regiones, execrada y readmitida, la Compañía de Jesús es junto con la Iglesia Católica Romana la institución de más larga historia de la humanidad. Nunca ha desaparecido, y muestra un irrompible hilo de continuidad desde su fundación en 1534.
Mientras la Iglesia superó los 2 mil años, los Jesuitas se acercan a los 500 años, sin que se avizoren riesgos a esa continuidad.
No sabemos si Vladimir Ilich Ulianov -Lenin- fue el primero en notarlo, pero sí ha sido el personaje más famoso en usar los ejemplos de la Iglesia, y sobre todo de la Compañía de Jesús. Lenin estructuró y moldeó a los partidos comunistas, cuando escribió sobre ello, a imagen de estas dos instituciones que habían sobrevivido a catástrofes, guerras e imperios. Lo que posteriormente definió como el centralismo democrático.
Es así que la estructura de los partidos comunistas es lo que se parece a la Iglesia y a la Compañía, y no viceversa.
También hay que señalar, que los años de servicio religioso de Bergoglio en América Latina, son años de proliferación de la Teología de la Liberación en la región. Nadie en esta parte del mundo, a favor o en contra, estuvo fuera de la controversia que el tema introdujo. Los jesuitas no escaparon de esta discusión y tomaron parte abiertamente por la Teología de la Liberación.
Fue muy convulsionado el ambiente prevaleciente en América Latina en el período que va de la década de los 60 a los 80.
Por una parte, el triunfo de la Revolución cubana y su posterior adhesión a la causa comunista, captaba seguidores de una manera romántica. En lo que contribuyó el financiamiento soviético.
Por otra parte, las indecisiones de los gobiernos democráticos que no veían la naturaleza y los riesgos de la amenaza comunista, fueron dando origen a los gobiernos militares.
En el fondo, la desigualdad social y la crisis económica que daban origen a los factores favorables a las revueltas que trajeron las guerrillas comunistas a la región, se acentuaban por los gobiernos militares. Estaban más preocupados por combatir a los comunistas, que resolver los problemas que dan vida a las desigualdades.
Es en este contexto que surge la Teología de la Liberación como respuesta a la grave crisis social. Lo que sería tomado e interpretado por los sacerdotes católicos, en la medida que su magisterio estaba en contacto con los más necesitados; entre ellos, jesuitas y salesianos.
El ADN piemontés
Uno de los componentes menos conocido de los orígenes del Papa Francisco, y que probablemente tiene más influencia en él, es su origen en el Piemonte italiano.
Es en la Iglesia de Santa Teresa, de los Padres Carmelitas Descalzados en Torino -capital del Piemonte- donde se enciende una luz que nos permite profundizar en el pensamiento del Santo Padre.
En esa Iglesia, en 1907, se casaron los abuelos del Papa Francisco, Nonna Rosa Vassallo y Giovanni Bergoglio. Allí en 1908, fue bautizado Mario Giuseppe Francesco, el padre del Papa. Y frente a la Iglesia, Vía Santa Teresa No. 12, vivieron los Bergoglio.
Este origen del Papa salió a la luz pública en junio del 2015, cuando en una peregrinación para visitar la Santa Sindone en Torino, su santidad se sale del programa y del protocolo de la visita papal, para visitar la Iglesia de Santa Teresa.
En Italia, el Piemonte es una región políticamente importante. Tiene una tradición de independencia de hace casi mil años, cuando Oddo di Savoia lo integró a los territorios gobernados por los Savoia.
La Casa Savoia gobernaría la región, hasta que en 1861 lograda la reunificación de los territorios italianos, se proclamara el Reino de Italia. En esta coyuntura, Torino fue la primera capital de Italia y siempre la sede de la casa reinante.
En la gesta de la reunificación, tiene gran importancia Camillo Benso, quien fue el primer presidente del consejo de ministros. Un político torinés, que caracteriza las cualidades de los políticos piemonteses: hábil, reservado, astuto, cortés y siempre inclinados a ejercer el liderazgo y el poder.
Lo de cortés viene al tanto de un dicho muy común en Italia: “Piemontese piemontese, falso e cortese”. (Piemontés Piemontés, falso y cortés), en alusión a la afabilidad de los piemonteses, que con una cortés sonrisa parecen aceptar lo que le dicen, pero que luego hacen lo que siempre querían hacer.
¿Será acaso esa sonrisa afable del Papa Francisco evidencia del ADN piemontés?