Por.- Eduardo Martínez/ Corresponsal en Italia.
-Dos barcos cargados de ilegales producen grietas en la UE.
Parece mentira que la política europea la están determinando los buques de salvamento de las ONGs. Organizaciones estas dedicadas a rescatar en el mar a los inmigrantes ilegales que llegan de África.
Solo han sido necesarios dos barcos cargados de ilegales, para que las contradicciones hayan provocado grietas en la cacareada unidad europea.
La crisis de los inmigrantes, obliga hasta a los gobiernos populistas a decidir lo que no quisieran hacer.
Macron en Roma
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, está desde el lunes en Roma para el encuentro oficial con el papa Francisco en el Vaticano.
Oportunidad que aprovechó para reunirse discretamente con el Premier italiano Giuseppe Conte, como publicó este miércoles el diario parisino “Liberation”.
“El lunes por la noche, Macron se reunió discretamente en un restaurante en Roma con el presidente del consejo, Giuseppe Conte, donde se acordó que el barco atracaría en Malta.”
«Francia tomará parte cuando vaya a un puerto europeo», dijo Emmanuel Macron, refiriéndose al anfitrión y precisando que recibirán: «unas pocas docenas de personas por país».
El barco al que se refiere el despacho desde Roma, es el “Lifeline” con 233 personas a bordo. Un buque cargado de ilegales que no tiene a donde atracar, y que desesperadamente busca qué país acepte el cargamento humano.
Este es el segundo barco que el gobierno italiano ha prohibido que atraque en puertos de ese país. El primer barco rechazado fue el “Aquarius”, que terminó siendo aceptado por España, en una de las primeras decisiones del gobierno socialista de Pedro Sánchez.
Sin embargo, la cosa no es tan fácil como pareciera en la propuesta del presidente Macrón. Los alemanes no estarían dispuestos a aceptar que estos ilegales entren al territorio de la UE. Horst Seehofer, ministro del Interior de Alemania, ha bloqueado la posibilidad que ese país acepte una cuota de los refugiados. Así lo declaró Axel Steiner, portavoz del Lifeline.
El presidente de Francia ha calificado el caso de “contrabandista”, que en el caso del Lifeline “ha actuado contra todas las leyes (…) ha hecho el juego de los contrabandistas y no ha respetado las leyes de las Guardia Costera de Libia”, lugar de donde zarpó el barco.
En la trastienda de esta crisis del buque Lifeline, se estaría cocinando una cooperación con la isla de Malta y Libia. En Malta, para que los acepte temporalmente. En Libia, para que se abran centros de refugiados con financiamiento de la Unión Europeo.
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Derechos humanos vs. seguridad europea
En la UE, el tema de los derechos humanos es una piedra angular de las políticas comunitarias. Razón por la cual, desde un primer momento en Bruselas se enfrentó la crisis de los inmigrantes y refugiados como un problema de derechos humanos.
El Acuerdo de Dublín es un reflejo de eso. El objetivo de esta normativa es garantizar los derechos humanos de los inmigrantes cuando solicitan asilo. Todo lo demás vino por modificaciones procedimentales, pero sin tocar el fondo del acuerdo original.
A pesar de que en la Unión Europea (UE), los integrantes estuvieron de acuerdo en fijar políticas, cuotas y recursos, Italia ha sido el país que más ha soportado las invasiones de los ilegales.
Luego de los acuerdos, varios países europeos comenzaron a cerrar fronteras y a no cumplir con las cuotas de inmigrantes. Lo que poco a poco fue desviando los buques de rescate hacia puertos italianos. En tanto las migraciones del Magreb en las llamadas “Pateras” se han concentrado hacia España.
El criterio, establecido en la última modificación del acuerdo de Dublín, donde el país responsable es el de llegada, colocó en Italia el mayor peso.
Quienes indudablemente han hecho un negocio de estas migraciones, han apelado a los “derechos humanos” en sus travesías por el Mediterráneo. Cobran fortunas a los ilegales, los montan en desahuciados barcos condenados al despiece, para luego abandonarlos cuando el continente está a la vista, si es que estos barcos aguantaron tanto.
Las imágenes de los naufragios y las crudas fotografías de niños y adultos ahogados, han proliferado en abundancia. Lo que a su vez ha impulsado a Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) a adquirir buques de rescate para enviarlos al Mediterráneo. Operativos de altos costos que no está claro quiénes lo financian.
Sin embargo, en el fondo de esta crisis han estado semi ocultos los riesgos que representan para los países de la UE las llegadas de los ilegales. Lo que es un problema de derechos humanos para el gran público, es en verdad un problema de seguridad, y por lo tanto, de Estado. Solo que ha sido tangencialmente tratado, cuando ha aflorado a consecuencia de atentados de los fundamentalistas islámicos.
En consecuencia, si bien para mediano y largo plazo parecería haber un “espíritu” de acuerdo comunitario, el acuerdo de Dublín es inoperante para regular el flujo migratorio; para corto plazo, pareciera insuperable con el manejo de los que están llegando.
Por un lado están los populistas, por otro los socialistas y de frente -organizando una barrera- el eje de la derecha europea