Qué esperar de López Obrador

Por.- Alfredo Michelena.

El nuevo presidente de México recibe control total:  presidencia, congreso y gobernaciones.

Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no solo ganó sino que arrasó en las elecciones federales mexicanas. Que ganara la presidencia era esperado, pero que también lo hiciera en 31 de los 32 estados que conforman la unión y además consiga control del congreso en ambas cámaras, fue una sorpresa para muchos.

Así que López Obrador ganó y ganó en grande. Muchas han sido sus promesas y muchas las expectativas que ha levantado, pues ha prometido realizar el «cuarto cambio histórico» de México.   Sus propuestas económicas se parecen más a un viejo economista keynesiano que a las de un comunista, pero todo está por verse.  Por lo pronto ha prometido una constituyente.

AMLO

López con sus 64 años no es un recién llegado a la política. Inició su carrera partidista  en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), donde se unió a una fracción denominada Corriente Democrática que deriva en el Partido de la Revolución Democrática (PRD). En su estado natal, Tabasco, dirigió ese partido y fue candidato a gobernador sin éxito.  En las elecciones de 1994 probó por primera vez una protesta activa frente a lo que consideró un fraude electoral. Primero en Tabasco y luego con la Caravana por la Democracia que llegó a la Capital. Y aunque no logró que el gobernador de su estado renunciara, consiguió ser conocido nacionalmente. Tanto que 1996 obtiene la presidencia del PRD y en 2000 gana la jefatura del Gobierno del Distrito Federal. Allí desarrolló varios programas sociales que le dieron más popularidad.

En  2006 fue candidato presidencial y perdió por 0,1% frente al  candidato del  partido de gobierno, el Partido Acción Nacional (PAN), que había desplazado al PRI de la presidencia en el año 2000, luego de 71 años en ella. Entonces AMLO volvió ejecutar una protesta activa, aunque tampoco logró el cometido de hacerse  con la presidencia.  Luego, en las elecciones que ganó el PRI en 2012, la diferencia con el actual presidente Peña Nieto fue cercana al 6%.

Se veía venir

La crisis económica que venía arrastrando México en el último cuarto de siglo, medida en términos de la ralentización del crecimiento de la renta per cápita, explica según muchos la pérdida del PRI en las elecciones del año 2000.  Pero con la llegada del PAN a la presidencia, la inversión externa directa hacia México fue la mayor de América Latina. Para el primer lustro de este siglo la pobreza disminuyó, pero luego volvió a crecer. En 2017 habría un 54% de mexicanos en pobreza. Por su parte, el PIB creció hasta 2006. Y cae por la crisis del 2008, pero se recupera rápidamente para comenzar a decaer. En 2017 solo creció un 2%.

Pero lo que más tiene preocupados a los mexicanos es  el asunto de la inseguridad, la delincuencia y la corrupción, además de la pobreza. Y estos temas fueron claves en el triunfo no solo de AMLO sino de su coalición “Juntos Haremos Historia”, que forman Morena, el partido que creó en 2012, el Partido del Trabajo y Encuentro Social, un partido evangélico poco conocido.

«El problema del PRI no solamente fue la mala gestión, o los malos resultados en materia económica, de seguridad y de combate a la corrupción” explicaba Enrique Toussaint de la Universidad de Guadalajara,   es que “ya quedó interiorizado, en buena parte del electorado y de la ciudadanía, que el PRI no es un partido que tenga dos o tres cuadros corruptos […] sino que, en general, la forma en que operan los gobiernos del PRI es a través de la corrupción”.

Según  José Fernández Santillán, analista político de Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), también citado por el portal mexicano Sin Embargo:  “Peña Nieto no entendió el mensaje en 2012”, que era evitar la corrupción y solucionar dos cuestiones fundamentales: la violencia y el cambio de modelo económico, “encaminado a resolver los problemas de desempleo, marginación, falta de oportunidades, educación, salud, vivienda, alimentación”.

El PAN logró sacar al PRI del poder pero ninguno de los dos fueron capaces de deslastrar a México de  la corrupción, la inseguridad ni promover la salida de la pobreza de millones de mexicanos que dejaron de tener fe en los partidos tradicionales.

Los resultados

Las encuestas ya presagiaban el resultado. AMLO punteó en casi todas con un margen de al menos 10% desde fines del año pasado. Pero una vez terminada la precampaña, comenzó a subir la diferencia que llegó hasta un 20%.  El lunes después de los comicios, con el 80% de los votos escrutados, la brecha era de un 30% frente al segundo candidato Ricardo Anaya del PAN y  casi 40% con respecto a José Antonio Meade candidato del PRI.

Pero además su coalición, López Obrador obtuvo el control del Senado y  la Cámara de Diputados.  En la primera, compuesta de 122 senadores, la coalición de AMLO habría ganado 69 curules, 39 para la coalición que lideró el PAN y 20 para la del PRI, por lo que el presidente electo tiene el control del senado garantizado.  En la cámara de diputados de los 500 que la conforman,  AMLO tendría 310, el PAN 129 y el PRI 61. Lo que resulta en una brutal derrota del partido que gobernó ese país por siete décadas. Decir que están borrados del mapa es una exageración, pero su posición de partido minoritario es sin duda un gran golpe para este nombre histórico.  Al PAN también le fue mal. En todo caso muchos han calificado esta elección como el fin no solo del PRI, sino del bipartidismo en México

AMLO y su coalición tiene el  control total del poder ejecutivo y legislativo, y además 31 de los 32 estados que conforman la unión, lo que sin una oposición activa los puede convertir en el nuevo PRI, pero no un PRI de centro, sino de izquierda.

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Qué esperar en lo económico

López no solo ha sido un gran político y un gran agitador sino que ha escrito varios libros donde expone su posición en muchas materias. Además, su programa de gobierno tiene más de 400 páginas donde se pueden encontrar sus promesa y lineamientos para su gestión que solo empezará en enero de 2019.

El presidente electo prometió  desarrollar “el cuarto cambio de la historia”, al equiparar las transformaciones de su nuevo gobierno con  la Independencia, la Reforma y la Revolución mexicana.

AMLO viene con un  programa antineoliberal.  Según el diario español La Vanguardia “El programa económico de López Obrador se basa en el fortalecimiento de la demanda interna mediante subidas de salarios, un papel más determinante para el estado en la gestión de la economía y la autosuficiencia en producción de alimentos básicos”.

Gerardo Esquivel,  asesor del presidente electo, resumía su programa económico de la siguiente manera: “Las reformas estructurales, la liberalización, y la globalización es un camino incorrecto. La alternativa de Andrés Manuel es cambiar ese paradigma hacia un esquema de fortalecimiento del mercado interno, elevar la capacidad de compra de los trabajadores, combatir la desigualdad e impulsar la inversión publica”.  Esto es cuando menos una aproximación Keynesiana, que para muchos ha sido superada, cuando no un primer paso hacia la socialización de la economía. Asunto que AMLO ha negado.

En realidad, otro de sus asesores económicos, Abel Hilbert, ha dejado muy claro que de lo que se trata es de “un modelo de mercado, con un Estado regulador fuerte”, pero nunca expropiación ni de política alguna que se encamine “levemente” a un modelo socialista, como el que rige en Venezuela.

Los inversionistas y analistas internacionales no creían que los cambios pudieran ser muy radicales, como por ejemplo dar marcha atrás en la liberalización del sector energético, pero el control del Congreso ha abierto esta posibilidad.

Cambios en lo social y en lo político

AMLO viene dispuesto a combatir la corrupción, tanto que ha dicho que no aumentará los impuestos para pagar los extensos programas sociales que piensa desarrollar, sino que ese dinero lo obtendrá con lo que economizará con su combate a la corrupción – estima que lo robado es el 10% de presupuestos de México.  Piensa combatir los fraudes electorales y la compra de votos así como los fueros y privilegios; bajará los sueldos a los de arriba y aumentará los de los de abajo como maestros, enfermeras, médicos, policías, soldados entre  otros servidores públicos; ha dicho que descentralizará el gobierno federal trasladando las sedes de los ministerios ( secretarías) hacia la provincia; atenderá al campo y subsidiará a los productores de manera de conseguir autosuficiencia alimentaria; producirá más petróleo y construirá dos nuevas refinerías;  como clásico keynesiano ejecutará un amplio programa de vivienda, de obras y servicios públicos; la educación no solo será gratuita sino que becará  a 300.000 estudiantes de familias pobres;  desarrollará un programa de empleo para los jóvenes; creará  la Secretaría de Seguridad Pública que centralizará el tema  de la violencia y la inseguridad y que estará directamente bajo su mando; finalmente, está claro que su política internacional estará basada en los principios de no intervención y autodeterminación de los pueblos.

¿Será AMLO un adeco de los de 1945 o un Chávez de principios del siglo XXI?   Es decir un social demócrata chapado a la antigua o un revolucionario en sus inicios.  Esto está por verse.  Ya anunció que llamará a una asamblea constituyente, para cambiar una constitución que ha durado 101 años, dijo que comenzará “el cuarto cambio de la historia” y que no se reelegirá. Ya veremos.